Por qué vuelan en «V»

El próximo otoño, cuando veas los gansos dirigiéndose hacia el sur para el invierno, fíjate que vuelan formando una «V». Tal vez te interese saber lo que la ciencia ha descubierto acerca del porque vuelan en esa forma.

Se ha comprobado que cuando el pájaro bate sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al pájaro que va de tras de él. Volando en «V» la bandada completa aumenta por lo menos un 71% más de su poder que si cada pájaro volara solo. Las personas que comparten una dirección común y tienen sentido de comunidad pueden llegar a donde deseen más fácil y rápidamente porque van apoyándose mutuamente.

Cada vez que un ganso se sale de la formación siente inmediatamente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo y rápidamente regresa a su formación para beneficiarse de poder del compañero que va adelante. Si nosotros tuviéramos la inteligencia de un ganso nos mantendríamos con aquellos que se dirigen en nuestra misma dirección.

Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar. Obtenemos mejores resultados si tomamos turnos haciendo los trabajos difíciles.

Los gansos que van atrás graznan para alentar a los que van adelante y mantener la velocidad. Una palabra de aliento produce grandes beneficios.

Finalmente, cuando un ganso se enferma o cae herido por un disparo, otros dos gansos se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo.

Se quedan acompañándolo hasta que está nuevamente en condiciones de volar o hasta que muere, y sólo entonces los dos acompañantes vuelven a su bandada o se unen a otro grupo. Si nosotros tuviéramos la inteligencia de un ganso nos mantendríamos uno al lado del otro apoyándonos y acompañándonos.

Envió: Jorge Guzmán B.

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com

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Huellas

Una noche tuve un sueño.

Soñé que estaba caminando por la playa con el Señor.

Y en el cielo se reflejaban escenas de mi vida.

Por cada escena que pasaba percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena: un par eran mías y el otro par del Señor.

Cuando la última escena de mi vida pasó delante de nosotros miré hacia atrás, y noté que en el camino de la vida muchas veces había un solo par de pisadas en la arena. Noté que esto también sucedió en los momentos más difíciles y angustiosos de mi vida.

Realmente eso me turbó y pregunté al Señor: «Vos me dijiste cuando yo resolví seguirte que estás siempre conmigo, pero me di cuenta que en los peores momento había sólo dos pisadas en la arena.

¿Por qué me dejaste en las horas que más te necesitaba?»

Pero el Señor me respondió: «Hijo mío, yo te amo y jamás te dejaría en los momentos de sufrimiento. Cuando viste en la arena un par de pisadas, era justamente cuando te cargaba en mis brazos».

Colaboración de Cristina Minolli

“En vuestras dificultades, en los momentos de prueba y desaliento, cuando parece que toda dedicación está como vacía de interés y de valor, ¡tened presente que Dios conoce vuestros afanes!¡Dios os ama uno por uno, está cercano a vosotros, os comprende!

Confiad en Él, y en esta certeza encontrad el coraje y la alegría para cumplir con amor y con gozo vuestro deber.

Extraído del libro ORAR del Papa Juan Pablo II.

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Oponerse con amor

Amar a alguien no quiere decir que debamos acceder inmediatamente a todos sus caprichos. En algunas ocasiones, el amor se manifiesta al decir “no” a una actitud o deseo dañino. Pero nuestra oposición ha de ser tierna, sin odio ni aires de superioridad. Se trata de un difícil arte.

Avanza lentamente. Recuerda que vale más no reaccionar a instancias del furor del momento. Habla y actúa cuando puedas hacerlo con amabilidad y paciencia. Recuerda asimismo que la mejor manera de hacer que alguien cambie es dar forma a ese cambio con el propio ejemplo.

Los grandes amigos de Dios, tales como Santa Teresa de Ávila o el Mahatma Gandhi, veían al Señor en el corazón de todos aquellos que los rodeaban. Ésta es la visión que les permitía tratar a los demás con amor y respeto aún en medio de la más encendida oposición. Puede llevar tiempo, pero no existe quien sea inmune a esta clase de amor.

Extraído del libro Palabras para vivir – Inspiración para cada día

De Eknath Easwaran edit. Atlántida

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Aprendí y decidí

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar...
decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,
decidí ver cada noche como un misterio a resolver,
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades,
 y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos,
aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar,
descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui,
me dejó de importar quién ganara o perdiera,
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener,
es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo".
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento,
"el amor es una filosofía de vida".
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados
y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente;
aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad,
desde aquel día ya no duermo para descansar...
ahora simplemente duermo para soñar.
 
Walt Disney
 
 
 
Envió:  Hope de la Garza
 
Extraído del Portal Católico www.encuentra.com

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Una sesión de limpieza interior

No tengas miedo del ayer.

Tus recuerdos se agolpan en la puerta de la memoria

pujando por salir a la superficie de la conciencia.

No tengas miedo… Déjalos salir.

Mira cada recuerdo como si fuera hoy.

Escucha aquellas palabras que tan lejanas pueden parecerte.

Deja que todo tu ser se inunde del ayer.

Recuérdalo…

Cada minuto, cada silencio. Sus nombres, sus voces, sus miradas.

Hay en cada gota de emoción una lágrima a punto de quemarte las mejillas.

No permitas que tu corazón se quede a mitad de camino sin haberse curado.

Y cuando estés en el silencio de tus recuerdos…

Inspira….profundamente…Inspira.

Toma todo el aire que quieras, aspira todo ese recuerdo y rescata lo mejor.

Incorpora nuevamente a tu ser interno toda esa energía de aquel ayer,

y al exhalar deja que toda tristeza por los tiempos idos realmente se vaya,

exhala toda energía negativa que haya quedado en tu interior,

y deja marchar esos cúmulos energéticos que no te hacen bien.

Respira… Respira… Respira… y déjate ser.

Permite que hoy sea mejor.

Aspira todo el universo que quiere estar en tu conciencia

y sé conciencia… y sé universo.

Verás que con los días todo estará un poco mejor.

Un rayo de luz llegará a tu conciencia,

sin saberlo has hecho el trabajo de darle a Dios lo que Dios quería:

tus experiencias, tu confesión verdadera.

A veces nos aferramos tanto a los recuerdos

que llega un momento en que nos cuesta caminar,

nos cuesta entender lo nuevo de cada día,

pues estamos aún inmersos en las discusiones del ayer.

Yo sé que cuesta mucho superar un mal momento, sé que duele muchísimo acordarse de aquellos a los que hemos amado tanto y ya no están, pero si limpiáramos nuestro interior de excesivas cargas emocionales, verías que habría un poco más de lugar para ampliar nuestro horizonte espiritual…

Te darías cuenta que ellos que ya no están en la tierra

aún nos sonríen desde el espíritu.

Habría una oportunidad de acrecentar nuestra conciencia

hasta límites mayores de los que hoy recorremos.

Vacía el contenido emocional de tus recuerdos.

No te aferres a ellos como a una bolsa de tesoros.

Ama cada instante vivido y suéltalos tal como harías con un pájaro

que quiere libertad y lo sueltas una mañana de sol en primavera.

Para ello utiliza la respiración conciente, utiliza el poder de la conciencia,

extrae de tu interior los recuerdos que te atan y desátalos suavemente con el aire.

Al exhalar imagina cada escena volando en el espacio a tu alrededor

hasta que finalmente levanta vuelo y …. ya no te pertenece….

Ahora duerme en tu paz…»

 

Miguel Angel Arcel

Colaboración de Clementina Uncal

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Dios, habla conmigo

Un hombre susurró: Dios, habla conmigo;

y un ruiseñor comenzó a cantar, pero el hombre no oyó.

Entonces el hombre repitió : Dios, habla conmigo;

y el eco de un trueno se oyó, mas el hombre fue incapaz de oír.

El hombre miró alrededor y dijo: Dios, déjame verte;

y una estrella brillo en el cielo, pero el hombre no la vio.

El hombre comenzó a gritar: Dios, muéstrame un milagro;

y un niño nació, mas el hombre no sintió el latir de la vida.

Entonces el hombre comenzó a llorar y a desesperarse:

Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo…

y una mariposa se posó suavemente en su hombro;

el hombre espantó la mariposa con la mano

y desilusionado continuó su camino, triste, solo y con miedo.

Hasta cuando tenemos que sufrir para comprender
que Dios está siempre donde está la vida ???

Hasta cuando mantendremos nuestros ojos

y nuestros corazones cerrados para los milagros de la vida

que se presentan diariamente en todo momento ???

 

 

(canto Indigena – Traducida y adaptada del Libro By San Etioy)

Colaboración de Clementina Uncal
 

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Despedida

Gabriel García Márquez se ha retirado de la vida pública por razones de salud: cáncer linfático. Ahora, parece, que es cada vez más grave. Ha enviado una carta de despedida a sus amigos, y gracias a Internet está siendo difundida.

Les recomiendo su lectura porque es verdaderamente conmovedor este corto texto escrito por uno de los Latinoamericanos más brillantes de los últimos tiempos.

“Si por un instante Dios se olvidara de que soy una marioneta de trapo y me regalara un trozo de vida, posiblemente no diría todo lo que pienso, pero en definitiva pensaría todo lo que digo.

Daría valor a las cosas, no por lo que valen, sino por lo que significan.

Dormiría poco, soñaría más, entiendo que por cada minuto que cerramos los ojos, perdemos sesenta segundos de luz. Andaría cuando los demás se detienen, despertaría cuando los demás duermen. Escucharía cuando los demás hablan y ¡cómo disfrutaría de un buen helado de chocolate!

Si Dios me obsequiara un trozo de vida, vestiría sencillo, me tiraría de bruces al sol, dejando descubierto, no solamente mi cuerpo, sino mi alma.

Dios mío, si yo tuviera un corazón, escribiría mi odio sobre el hielo y esperaría a que saliera el sol. Pintaría con un sueño de Van Gogh sobre las estrellas un poema de Benedetti, y una canción de Serrat sería la serenata que le ofrecería a la luna. Regaría con mis lágrimas las rosas, para sentir el dolor de sus espinas, y el encarnado beso de sus pétalos…

Dios mío, si yo tuviera un trozo de vida… No dejaría pasar un sólo día sin decirle a la gente que quiero, que la quiero. Convencería a cada mujer u hombre que son mis favoritos y viviría enamorado del amor.

A los hombres les probaría cuán equivocados están al pensar que dejan de enamorarse cuando envejecen, sin saber que envejecen cuando dejan de enamorarse! A un niño le daría alas, pero le dejaría que él solo aprendiese a volar. A los viejos les enseñaría que la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido. Tantas cosas he aprendido de ustedes, los hombres…

He aprendido que todo el mundo quiere vivir en la cima de la montaña, sin saber que la verdadera felicidad está en la forma de subir la escarpada. He aprendido que cuando un recién nacido aprieta con su pequeño puño, por primera vez, el dedo de su padre, lo tiene atrapado por siempre. He aprendido que un hombre sólo tiene derecho a mirar a otro hacia abajo, cuando ha de ayudarle a levantarse.

Son tantas cosas las que he podido aprender de ustedes, pero realmente de mucho no habrán de servir, porque cuando me guarden dentro de esa maleta, infelizmente me estaré muriendo.

Siempre di lo que sientes y haz lo que piensas.

Si supiera que hoy fuera la última vez que te voy a ver dormir, te abrazaría fuertemente y rezaría al Señor para poder ser el guardián de tu alma. Si supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta, te daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más. Si supiera que esta fuera la última vez que voy a oír tu voz, grabaría cada una de tus palabras para poder oírlas una y otra vez indefinidamente. Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría «te quiero» y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.

Siempre hay un mañana y la vida nos da otra oportunidad para hacer las cosas bien, pero por si me equivoco y hoy es todo lo que nos queda, me gustaría decirte cuanto te quiero, que nunca te olvidaré.

El mañana no le está asegurado a nadie, joven o viejo. Hoy puede ser la última vez que veas a los que amas. Por eso no esperes más, hazlo hoy, ya que si el mañana nunca llega, seguramente lamentarás el día que no tomaste tiempo para una sonrisa, un abrazo, un beso y que estuviste muy ocupado para concederles un último deseo. Mantén a los que amas cerca de ti, diles al oído lo mucho que los necesitas, quiérelos y trátalos bien, toma tiempo para decirles «lo siento», «perdóname», «por favor», «gracias» y todas las palabras de amor que conoces.

Nadie te recordará por tus pensamientos secretos. Pide al Señor la fuerza y sabiduría para expresarlos. Demuestra a tus amigos cuanto te importan.

Ponle acción a tus sueños. El momento es este. Y la oportunidad es tuya, se te dio a ti, por algún motivo fuiste creado y elegido. Haz brillar eso que te hace único.”

 
Colaboración de Irene Walsh
 

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Al Final de la Jornada

Y al final de la jornada, cuando el día ha terminado y busques descanso para el cuerpo, dedica unos momentos de vuestro tiempo para examinar vuestra conciencia.

Revive en tu mente lo vivido en el día que termina. Lo bueno y lo malo que hayas hecho. Tus pensamientos, tus palabras, tus obras, y … aprende de todo ello.

Al valorar tus actos, pensamientos y palabras, no lo hagas con el fiel de la balanza humana, ve al juez que en nosotros mora, aquel que nos conoce y que sabe todo sobre nosotros.

Y él dará la sentencia justa y sabia. Con la voz de la conciencia que habla al corazón. Aquella que hablará por vos al final de la jornada.

Y no te lamentes del mal que pudiste haber hecho, porque eso destruye. Pero, aprende, sí y enmienda tus errores. Así tu experiencia crecerá y los errores cometidos no volverán a serlo.

No es error caer en falta, sino el volver a caer en ella repetidas veces. Porque entonces ya no podrás decir que no lo sabías.

Y aún mayor error es no saber levantarse cuando se ha caído, porque eso es cobardía. Así, no lamentes tus errores y empieza de nuevo. Porque la vida es un eterno comienzo. Al final de un horizonte siempre hay otro nuevo, y donde termina un camino empieza otro.

Y extrae lo mejor de lo bueno que hayas hecho, para guardarlo como un tesoro en vuestro corazón. Acumula allí tales tesoros y serás rico. Y nadie podrá quitarte tal riqueza, ni aún la muerte que destruye la materia.

Porque esa riqueza es del espíritu, y estará allí donde vos estés. Y es en verdad la única riqueza que podrás llevarte de este mundo.

No atesores pues riquezas en vuestras arcas de oro. Porque no habrá de mirar allí el Padre en la hora de las cuentas, sino en las arcas del alma.

Analiza tus obras cada día y aprende de ellas. Así conocerás un poco de vuestra naturaleza y llegarás al conocimiento de vos mismo.

Así cada día tu hoy será mejor que tu ayer y mañana será mejor que hoy. Y si de verdad sos sincero con vos mismo, cada día serás mejor de los que sos.

Tu vida es como un lienzo en el que grabas tus obras. Creas colores, matices y trazas líneas con tus pensamientos y tus obras. Y cada uno de ellos deja su huella en el libro de la vida.

…Y al final de la jornada, cuando termine tu paso por la tierra te detendrás en el umbral del mundo a contemplar tu obra. Y verás reflejado en ella todo cuanto hiciste.

Tus más recónditos pensamientos, tus más silenciosas palabras, tus más nimios actos, habrán dejado su huella en el libro de la vida.

Mira qué has puesto y qué habrás de poner en tu lienzo, porque de todo eso vos mismo serás el juez.

Y no hay en verdad juez más severo que el hombre cuando se juzga a sí mismo, ni peor infierno que aquel creado por su conciencia.

Porque el Padre nos ama por encima de todo.

 

Colaboración de Cristina Minolli
 
 

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Instrucciones para la vida:

1. Come mucho arroz integral.

2. Dale a la gente mas de lo que esperan y hazlo con gusto.

3. Memoriza tu poema favorito.

4. No creas en todo lo que escuchas, no gastes todo lo que tienes, ni duermas todo lo que quieras.

5. Cuando digas «te amo», dilo de verdad…

6. Cuando digas «lo siento», mira a la persona a los ojos.

7. Cree en el amor a primera vista.

8. Jamás te burles de los sueños de los demás.

9. Ama profunda y apasionadamente, puedes salir herido, pero esa es la única manera de vivir la vida completamente.

10. Enfrente a los desacuerdos, pelea limpio, no ofendas.

11. No juzgues a los demás por sus parientes.

12. Habla lentamente, pero piensa con rapidez.

13. Cuando alguien te haga una pregunta que no quieres responder, sonríe y pregúntale «¿por qué quieres saber?»

14. Recuerda que el amor mas grande y los mas grandes logros involucran mayores riesgos.

15. Llama a tu mamá, si esto no es posible al menos piensa en ella.

16. Di «SALUD», cuando escuches a alguien estornudar.

17. Cuando pierdas, no pierdas la lección.

18. Recuerda la tres R’s: Respeto a ti mismo, Respeto a los demás, y Responsabilidad para todas tus acciones.

19. No permitas que una pequeña disputa dañe una gran amistad.

20. Cuando te des cuenta que has cometido un error, toma medidas inmediatas para corregirlo.

21. Sonríe cuando respondas al teléfono, quien llama lo podrá escuchar en tu voz.

22. Cásate con una persona que guste de conversar, pues cuando llegue la vejez las habilidades de conversador(a) serán mas importantes que cualquier otra.

23. Pasa algún tiempo en soledad

24. Abre tus brazos al cambio, pero no te desprendas de tus valores.

25. Recuerda que el silencio es, a veces, la mejor respuesta.

26. Lee mas libros y mira menos TV.

27. Vive una vida buena y honorable. Luego, cuando te hagas viejo y recuerdes el pasado, veras como la disfrutas por segunda vez.

28. Confía en Dios, pero cierra bien tu auto.

29. Una atmósfera amorosa en tu hogar es importante.

30. Haz todo lo posible para crear un hogar tranquilo y armonioso.

31. Ante desacuerdos con tus seres queridos, céntrate en la situación presente.

32. No traigas de vuelta el pasado.

33. Lee entre líneas.

34. Comparte tu conocimiento. Es una manera de lograr la inmortalidad.

35. Se gentil con el planeta….

36. Jamás interrumpas cuando estés siendo halagado.

37. Ocúpate de tus propios asuntos.

38. No confíes en un hombre/mujer que no cierre los ojos cuando lo/la besas.

39. Una vez al año, visita algún lugar donde nunca hayas estado.

40. Si ganas mucho dinero, disponlo para ayudar a otros mientras estés con vida. Esa es la mayor satisfacción que la fortuna te puede dar.

41. Recuerda que el no conseguir lo que quieres es a veces un golpe de suerte

42. Aprende todas la reglas y luego… rompe algunas.

43. Recuerda que la mejor de las relaciones es aquella donde el amor entre dos personas es mas grande que la necesidad del uno por el otro.

44. Juzga tu éxito en la medida de lo que tuviste que renunciar para obtenerlo.

45. Aborda el amor y la cocina con un cierto temerario abandono.

Colaboración de Marta Zaghini
 
 

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Plegaria de un padre

Dame, Señor, un hijo…

Que tenga la fortaleza de reconocer cuando ha flaqueado;

el valor de enfrentarse consigo mismo cuando sienta miedo.
Un hijo que lleve alta la frente en la honrada adversidad de la derrota,

y que sea modesto y gentil en la victoria.
Un hijo que nunca doble la espalda cuando debe erguir el pecho;

que no se contente con sólo desear en vez de realizar.
Un hijo que te conozca a Tí y se conozca a sí mismo

y sepa que en conocerse a sí mismo se encuentra el fundamento de todo saber.
No lo guíes, Señor, por el camino cómodo y fácil, sino por el sendero áspero, espinoso y difícil donde las dificultades son acicate y reto para vencerlas. Allí…déjalo que aprenda a hacer frente a las tempestades,

a sostenerse firme y seguro en medio de ellas.
Dame, Señor, un hijo capaz de compadecerse de los que flaquean y fracasan.

De sano corazón y altos ideales; capaz de dominarse él mismo

antes de pretender dominar a los demás.
Un hijo que aprenda a reír…pero que también sepa llorar.

Un hijo que avance hacia el futuro sin desentenderse jamás de lo pasado.

Y después de haberle concedido todo eso, imploro de ti, Dios mío, le concedas…
Suficiente sentido de buen humor para proceder con seriedad

sin tomarse a sí mismo demasiado en serio.

Humildad y sencillez, compañeros de la verdadera grandeza.

Una mente abierta e imparcial, propia de los verdaderamente sabios.

Y la mansedumbre de los verdaderamente fuertes.

Porque entonces, Señor, Yo, el padre de tal hijo me atreveré a susurrar

en lo más profundo de mi corazón…
«No he vivido en vano».
General Douglas Mac Arthur

Colaboración de Cristina Minolli
 

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Verbos

REGALAR una sonrisa cada día.

Con ella te sentirás feliz vos y quien la reciba.

 

SOÑAR Y VOLAR aunque nuestros pies toquen la Tierra.

 

LLORAR cuando una nostalgia o tristeza te lo pida.

Una lágrima no es debilidad, ayuda a recuperar una sonrisa.

 

PERDONAR tus propios tropiezos y de los demás.

Lo importante es darte y dar la posibilidad de pararse y volver a caminar.

 

INTENTAR todo lo que sientas latir en tu corazón y en tu alma.

Confiado que te hará feliz.

 

VALORAR los pequeños como los grandes regalos que te dé la vida.

Juntos llenarán tu corazón de felicidad.

 

GUARDAR cada enseñanza recibida, cada afecto compartido.

Como tesoro que por siempre te harán sentir vivo.

 

DESCARTAR aquello que pueda hacerte daño o sepas que no tiene sentido.

 

RESCATAR todo lo que te permita crecer y ser feliz en familia y con amigos.

 

COMPARTIR con todos los que te rodean, lo mejor de vos

y sentir que vale la pena creer, soñar y vivir por un mundo mejor.

 

 

Colaboración de Clementina Uncal
 
 

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En vida hermano, en vida

Si quieres hacer feliz

a alguien que quieras mucho…

díselo hoy, sé sincero

en vida, hermano, en vida

Si deseas dar una flor,

no esperes a que se mueran

mándalas hoy con amor…

en vida, hermano, en vida

Si deseas decir “ te quiero”

a la gente de tu casa

al amigo cerca ó lejos

en vida, hermano, en vida

No esperes a que se muera

la gente para quererla

y hacerle sentir tu afecto

en vida, hermano, en vida

Tu serás muy venturoso

si aprendes a hacer felices,

a todos los que conozcas

en vida, hermano, en vida

Nunca visites panteones,

ni llenes tumbas de flores,

llena de amor corazones

en vida, hermano, en vida

Anamaría Rabatté

Poetisa mexicana

 

 

Colaboración de Elsa y Eduardo Gerding

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El alba de la esperanza

Cuando el alma camina junto al corazón, la fuerza del espíritu nos lleva a la eternidad…..

El alba, luz, fuente, comienzo….empezar no es fácil, debemos seguir huellas indelebles de constantes esfuerzos.

Sentir que el tiempo no borra las imágenes, sino que perdura el estigma de la ilusión. Soñar los sentimientos de ayer, de hoy, de siempre. Llevarlos en un camino de primavera, siguiendo el vuelo del viento, en un sonido fugaz….

Saber que la esperanza es un motivo de vida, de alegría, que nos permite hablar en futuro, con ojos profundos de estrellas sabias.

Nacer, existir, vivir y nunca morir: cuando entendemos que el ser humano es la evolución de lo infinito………..

Clementina 29-8-01

 
 
Colaboración de Clementina Uncal
 
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Mensajes de San Nicolás

Entre el primer mensaje del 13 de Octubre de 1983 hasta el último del 11 de Febrero de 1990, se cuenta un total de 1.800. Entre los temas sobresalientes, Dios –se nos dice- quiere renovar la Alianza de amor con su pueblo, por medio de María. Ella es el Arca de la Nueva Alianza.

…De pronto la Virgen se hace manifiestamente accesible a todos.”No soy inalcanzable como muchos creen. Que extiendan su mano y me alcanzarán. Basta desearlo.” Ella viene a hablar a todos los hijos, a los más perjudicados e indefensos ante este mundo desacralizado, dividido, degradado, gobernado por el espíritu de Satanás. Ella habla a los niños, a los jóvenes…La preocupación de la Virgen y del Señor es, sobre todo, por la juventud, que es víctima de las tentaciones del mundo, de la vida fácil, del hedonismo, de la moda blasfema e impúdica, de la música satánica, del sexo, el alcohol y la drogadicción. Es, como lo expresa la Virgen en sus mensajes, toda la humanidad la que está contaminada. Pero Dios quiere que todos los hombres se salven. “El Señor quiere que todos gocen de su Reino.” Estas manifestaciones, entonces, como las otras apariciones también, son un camino para la venida del Señor. El hombre, con su pecado e infidelidad, ha quebrado –nuevamente- la Alianza con Dios. María es enviada para reestablecer aquella Alianza. Es la misión, la obra, la tarea evangelizadora de la Virgen.

…Un lugar importante entre los mensajes lo ocupa, además, el tema del Santuario. El Santuario es querido por la Santísima Virgen para reunir a su hijos, para consolarlos, guiarlos, protegerlos. Es lugar de purificación y sede de su presencia.”Esa casa que será de paz y sosiego, lugar donde acunaré a millares de mis hijos, que vendrán en busca de amor. Asistiré a los enfermos, a los caídos, a todo hijo perteneciente a la gran familia de Dios. Porque mi misión es atender al rebaño del Señor.”( 2-2-1985 )

Otro signo visible pedido por la Virgen es la medalla que hizo acuñar. Es un recuerdo y un vínculo con María y la Santísima Trinidad, fuente de gracias según Ella ha prometido. La Virgen ha venido a restaurar la fe, a curar a su hijos enfermos en el espíritu y en el cuerpo. A enseñarnos y decirnos que la restauración de la fe pasa por una lucha. El combate contra el mal, contra el demonio. No es suficiente odiar el mal, es necesario amar el bien. Y sólo se ama el bien amando a Dios y al hermano. Ella nos ofrece los medios para combatir: el rosario y la oración en general.”¡Qué importante es la oración para el Señor!…El Señor escucha el santo rosario como si fuera mi voz…” Nos pide la conversión, la penitencia que está íntimamente vinculada a la conversión, la Palabra de Dios, la eucaristía. “La eucaristía es para ti –le dice a Gladis- el amor, la fuerza y la vida…Te ha alimentado el alimento más preciado.” Pide que adoremos el misterio de Amor y nos invita a la comunión diaria.

Los mensajes de San Nicolás, como los de otras apariciones, son llamados, para todos, a caminar hacia Dios, a ser Iglesia, a seguirlo a Jesús. “No volváis al camino de donde os he sacado, seguid al Señor.” Pero seguirlo a Jesús es hacer lo que Él hizo, ser uno con el Padre, ser uno con Él, vivir en estrecha, íntima, indisoluble comunión. Seguirlo a Jesús es llevar la Buena Noticia del Reino, que Dios ama al hombre, que sólo Dios perdona y salva. “Id y evangelizad, no os fijéis donde – le dice el Señor a Gladis el 30 de Diciembre del 89 – en el lugar donde estéis. Evangelizad a vuestros hermanos, que nada conocen de la Palabra de Dios. Evangelizad.” Nos llama al amor fraterno y activo. “Hijos míos, acercaos al Señor socorriendo al humilde, al pobre, porque Cristo Jesús también os hará conocer la riqueza por medio de la humildad y la pobreza. El que ame el bien que se aparte del mal, aquel que desee la felicidad, que dé felicidad. Obrando de esta manera sois fieles al Señor.”

Nos pide la consagración a Dios a través de su Inmaculado Corazón. El corazón humano de Jesús fue engendrado en el cuerpo de maría, pero el Corazón de María fue formado espiritualmente por Jesús…Consagrarse es vivir el misterio del amor, es vivir en Dios, es aceptar su misericordia que nos salva.

Los mensajes son, en definitiva, mensajes de amor y esperanza. Sin embargo no falta la dimensión de la urgencia de la conversión ante las amenazas que el pecado hace pesar sobre la humanidad. “No perdáis tiempo porque llega la noche. Sabed aprovechar de vuestro tiempo cuando aún es de día. Deseo veros trabajando para mi causa…Son muy pocos aquellos que distinguen la importancia de este momento para la humanidad…Vivid este tiempo de gracia, vividlo plenamente y así no temeréis la noche…Oración, ayuno, penitencia y sobre todo conversión. Eso pido de mis hijos.”

Si pensáis que en el llamado hay urgencia, os digo, es verdad. Hay urgencia. Convenceos que es así, porque vendrán los días en que el culpable cargará con su culpa y el inocente verá la gloria de Dios.”

Pero fundamentalmente, la Virgen en San Nicolás viene para prepararnos para la segunda venida de Jesús, la Parusía. “La venida del Señor es inminente y aunque no conozcamos ni el día ni la hora, debemos estar igualmente preparados.” En los mensajes de la Navidad del 88 y del 28 de Abril de 1989, nos dice María: “Vino Jesús al mundo por amor y su segunda venida será también por amor, para gloria suya. Abrid vuestros corazones y dejadlo entrar. Acompañad a Jesucristo a beber de su cáliz. Abrid las puertas de vuestro corazón; preparad vuestro espíritu para que podáis recibir un día la gloriosa venida de mi hijo.

Los mensajes están penetrados de profunda esperanza y de un horizonte de paz en el futuro… La Virgen nos recuerda que Dios nos hizo libres y que la Salvación depende de nuestra elección. “Digo a mis hijos; alejaos de la noche sombría, pronto despuntará la aurora. Dejaos preparar en este tiempo por vuestra madre. Introducid vuestros corazones en esta arca enviada por Jesús.”

Extraído del libro “María nos está llamando – Un mensaje para estos tiempos”

escrito por Justo Antonio Lofeudo y publicado por Editorial Lumen.

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Hechos de San Nicolás

El 25 de Septiembre de 1983 se le aparece la Virgen a la Sra. Gladys Motta, por primera vez. Ello ocurre a más de doscientos kilómetros de Buenos Aires, en la ciudad de San Nicolás, a la ribera del Paraná, en un lugar humilde de la periferia llamado El Campito. La vidente en esa época tiene 46 años y es de vida discreta. Es una persona reservada, normal, sencilla. Cursó la escuela primaria hasta cuarto grado. Tiene dos hijas, es abuela. Su esposo es jubilado y trabajó como obrero metalúrgico. La vida actual de Gladys es de discreción y de oración.

Nunca antes de entonces, tuvo experiencias de fenómenos extraordinarios. No las tuvo hasta el día anterior, el 24, en que se ilumina el rosario de su habitación.

La Virgen se aparece como Nuestra Señora del Rosario, y lo hace justamente en el momento que Gladys está rezándolo. Entre los brazos lleva al Niño. Se ve su rostro por momentos alegre, por momentos triste.

El 7 de Octubre pide que allí se erija un Santuario como signo de su presencia. Este Santuario ha de ser fuente de gracias, desde donde la Madre ha de bendecir a sus hijos.

El 15 de Noviembre la Virgen da el primer mensaje, no personal, para que se difunda a todos sus hijos.

El día 17 la señora Gladys echa agua bendita sobre la Aparición. La Santísima Virgen sonríe y le da palabras de esperanza.

El 27 de Noviembre, fiesta de la Medalla Milagrosa y primer día de la novena a San Nicolás, Gladys encuentra una imagen de la Virgen, de idéntica advocación que la aparición, en el campanario de la Catedral. La Virgen le dice: “Quiero estar en la ribera del Paraná”. Esa imagen había sido bendecida en 1884, por el papa León XIII.

La Virgen también dice a la Vidente que la tenían olvidada, pero que ahí –mediante el hallazgo- se reencuentra con los suyos. El hecho en sí representaba no sólo la realidad de su reaparición y su deseo de permanecer en esa tierra, a orillas del Paraná, sino el de recuperar sus derechos de patronazgo de la región. Así lo confirma en los mensajes del 27 de Noviembre y del 4 de Diciembre de 1983. “Me instalaré en medio de vosotros.” “Éste es mi lugar.” De ese modo la imagen olvidada reconquista su lugar y su devoción.

Pero la serie de mensajes – que al inicio parecen seguir una frecuencia irregular y que luego serán dados los días 25 – ( igual que en Medjugorje ) comienzan con el de Nuestro Señor Jesucristo, el día 17 de Noviembre de 1983, en el que expresa! “¡Regocijaos en mí, queridos hijos míos, os esperan días gloriosos!

En la Semana Santa, Gladys recibe los estigmas de la pasión del Señor.

En Noviembre de 1984, la vidente escribe cómo ve a la Virgen: “Es de una belleza nada fácil de describir. Pero es hermosa y en Ella van juntas la Humildad, la Fuerza, la Pureza y el Amor. Así con mayúsculas. Porque todo el amor del mundo, creo, no cubre el amor que Ella siente por sus hijos.

Cuando ordena siento la fuerza que hay en Ella. Cuando da consejos, siento su amor maternal. Y cuando me dice que sufre, por esos hijos alejados del Señor, me trasmite su tristeza. Todo esto deja en mí esta maravillosa Madre, a quien venero y a quien he consagrado mi vida.”

Desde el inicio el párroco de la Catedral – y actual guía espiritual de la vidente -, el Padre Pérez conoce el hecho. Y actúa con prudencia. Con la llegada como obispo del lugar de Mons. Domingo S. Castagna, la iglesia asume el culto que nació en torno a la aparición, y lo guía, El Obispo antes hubo de formar una comisión teologal, la que determinó que no había ningún error de doctrina; así también como una comisión de médicos, psicólogos y psiquiatras quienes también verificaron que no habían manifestaciones patológicas ni alucinaciones de parte de la vidente. Antes bien, constataban que se trataba de una persona sincera, realista, discreta.

El santuario pedido por la Virgen –y señalado el lugar exacto donde debía erigirse desde el cielo- está actualmente en vías de construcción. Se está levantando con el aporte de los fieles y seguramente llevará aún varios años antes de su conclusión. La disposición del mismo y la capacidad es de acuerdo con los pedidos de la misma Virgen.

Extraído del libro “María nos está llamando – Un mensaje para estos tiempos”

escrito por Justo Antonio Lofeudo y publicado por Editorial Lumen.

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Jesús nos espera en el Cielo

La Ascensión

I. Los discípulos al ver al Resucitado, le adoraron (Mateo 18, 17). Son profundamente conscientes, de lo que ya, mucho tiempo antes, tenían en el corazón y habían confesado: que su Maestro es el Mesías. Jesús confirma la fe de los que le adoran, y les enseña que el poder que van a recibir deriva del propio poder divino….es el poder del mismo Cristo que se prolonga en la Iglesia. Ésta es la misión de la Iglesia: continuar por siempre la obra de Cristo, enseñar a los hombres las verdades acerca de Dios y las exigencias que llevan consigo esas verdades, ayudarles con la gracia de los sacramentos….

Les dice Jesús: recibiréis al Espíritu Santo que descenderá sobre nosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. Y después de decir esto, mientras miraban, se elevó, y una nube los ocultó a sus ojos. (Hechos 1, 7).

La Ascensión del Señor a los cielos es un misterio redentor, que constituye, con la Pasión, la Muerte y la Resurrección, el misterio pascual.

II. La Ascensión fortalece y alienta nuestra esperanza de alcanzar el Cielo y nos impulsa constantemente a levantar el corazón con el fin de buscar las cosas de arriba. Ahora nuestra esperanza es muy grande, pues el mismo Cristo ha ido a prepararnos una morada (Juan 14, 2). El Señor se encuentra en el Cielo con su Cuerpo glorificado, con las huellas de la Pasión que pudo contemplar Tomás. La Humanidad Santísima del Señor tiene ya en el Cielo su lugar natural, pero Él, que dio su vida por cada uno, nos espera allí. Vivimos ya como ciudadanos del cielo (Felipe 3, 20), siendo plenamente ciudadanos de la tierra, en medio de dificultades, de injusticias, de incomprensiones, pero también de la alegría y serenidad que da el saberse hijos de Dios.

III. El Señor en un alarde de amor se ha ido y se ha quedado; se ha ido al Cielo y se nos entrega como alimento en la Hostia Santa (J. ESCRIVÁ DE BALAGUER. Es Cristo que pasa ). Los ángeles dicen a los Apóstoles que es hora de comenzar la inmensa tarea que les espera, que no se debe perder un instante. Con la Ascensión termina la misión terrena de Cristo y comienza la de sus discípulos, la nuestra. El Señor quiere que cada uno en su lugar continúe la tarea de santificar al mundo, para mejorarlo y ponerlo a sus pies: las almas, las instituciones, las familias, la vida pública. Los que se relacionan con nosotros nos han de ver leales, sinceros, alegres, trabajadores, cumpliendo con rectitud nuestros deberes y actuando como hijos de Dios. Los Apóstoles marcharon a Jerusalén en compañía de Santa María. Junto a Ella esperan la llegada del Espíritu Santo. Nosotros nos preparamos para la fiesta de Pentecostés muy cerca de Nuestra Señora

Extraído de Meditar ( Mayo 2001 ) del Portal Católico www.encuentra.com

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El Papa habla de los atentados

En sus 23 años de pontificado, Juan Pablo II nunca había presidido una audiencia general como la de este miércoles 12 de septiembre, en la que quiso recordar a los muertos y heridos de los atentados contra Nueva York y Washington del martes pasado, afirma la agencia ZENIT desde Roma.

Con voz conmovida, el Pontífice exclamó ante los más de quince mil peregrinos: “Ayer fue un día oscuro en la historia de la humanidad, una terrible afrenta contra la dignidad del hombre”. Y pidió a los presentes que evitaran los aplausos. Se le veía turbado y así lo confesó: “Nada más recibir la noticia, seguí con participación intensa el desarrollo de la situación, elevando al Señor mi intensa oración”.

“¿Cómo pueden verificarse episodios de tan salvaje crueldad?”, se preguntó. “El corazón del hombre es un abismo del que emergen en ocasiones designios de inaudita ferocidad -respondió-, capaces en un momento de trastornar la vida serena y laboriosa de un pueblo”.

Pero la fe nos sale al paso en estos momentos -afirmó- en los que todo comentario parece inadecuado. La palabra de Cristo es la única que puede dar respuesta a los interrogantes que desasosiegan nuestro espíritu”.

Por eso, continuó diciendo, “aunque la fuerza de las tinieblas parezca prevalecer, el creyente sabe que el mal y la muerte no tienen la última palabra. Aquí encuentra su fundamento la esperanza cristiana; aquí se alimenta, en este momento, nuestra confianza orante”.

Es conmovedora la fe y, en consecuencia, la oración de Juan Pablo II:

“Que Dios infunda valor a los supervivientes, sostenga con su ayuda la obra benemérita de los cuerpos de auxilio y de tantos voluntarios que en estos momentos están entregando todas sus energías para afrontar una emergencia tan dramática. Los invito también a ustedes, hermanos y hermanas, a unirse a mi oración”.

Y añadió: “Imploremos al Señor para que no prevalezca el torbellino del odio y de la violencia. Que la Virgen Santísima, Madre de Misericordia, suscite en los corazones de todos pensamientos de sabiduría y propósitos de paz”.

La confianza de Juan Pablo II se transformó en una emocionada plegaria. Desde la plaza de San Pedro, en la Ciudad del Vaticano, todos los presentes se unieron en una especial Oración de los Fieles por las víctimas del atentado, por los heridos y por sus familiares, y por los líderes del mundo.

Todos los presentes junto al Papa elevaron su súplica: “Por aquellos que lloran la pérdida violenta de parientes y amigos, para que en esta hora de sufrimiento no se dejen poseer por el dolor, por la desesperación y la venganza, sino que más bien sigan manteniendo la fe en la victoria del bien sobre el mal, de la vida sobre la muerte, y se comprometan en la construcción de un mundo mejor”.

La audiencia concluyó con las notas del salmo 130, “De Profundis”

-“Desde lo más profundo, te invoco, Señor. Señor, escucha mi clamor; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica”- y una nueva oración:

“Dios omnipotente y misericordioso: No te puede comprender quien siembra discordia, no te puede acoger quien ama la violencia -rezaba con voz entrecortada-mira nuestra dolorosa condición humana, probada por crueles actos de terror y de muerte, consuela a tus hijos y abre nuestros corazones a la esperanza para que nuestra época pueda conocer días de serenidad y paz”.

Emilio Palafox Marqués

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com en el año 2001

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Celebrar la Santa Misa

Celebrar la Santa Misa, participar en el sacrificio eucarístico, no significa otra cosa sino encontrarse en la más bella escuela de vida. Ahí se aprende que la amistad y que el amor dan al hombre la fuerza para querer el bien, sin preocuparse de la respuesta de los semejantes; se aprende a perdonar aún cuando los otros no perdonen. Se aprende a ser misericordioso en medio de este mundo inconmovible e insaciable, a dar amor a los enemigos, tal y como lo hacemos con los amigos.

Participando en la Santa Misa, el hombre renace a una vida nueva, se convierte en pan de vida, en luz y camino para este mundo lleno de contactos malignos, de oscuridad y caminos intransitables. Participando en la Santa Misa, el hombre sana para poder sanar, se santifica para ser él mismo un llamado a la santificación. Ahí recibe el encargo de ir y llevar la paz. Es por eso que se dice : ¡Podemos ir en paz, la Misa ha terminado!

Participando en la Santa Misa, el hombre rompe con el mal y con el pecado, encadena a la muerte, renace a una nueva vida de gozo, en comunión con Dios y con los demás. Llega a ella fatigado y sale reposado, viene con lo que es y se va con aquello que puede llegar a ser y recibe la fortaleza para perseverar. Participando en la Santa Misa, el individuo se convierte en hombre eucarístico, preparado y dispuesto – sencillamente por amor – a colaborar con Dios y con los hombres en la creación de un mundo nuevo.

Por eso, la Santa Misa, el sacrificio eucarístico, es el centro de la vida cristiana, del crecimiento cristiano y de la disponibilidad para esforzarse por la vida. Sin la participación en la Misa, el cristianismo no sería siquiera posible, tampoco los frutos de la fe cristiana. ¡Sin la participación en la Misa, la fe cristiana no sería posible!¡Sin ella, la vida cristiana se vería privada de su fuerza vital!

La Madre Teresa de Calcuta dijo una vez : “La “Cruz” es el símbolo de cuánto nos amó Jesús, la “Eucaristía” es el símbolo de cuánto nos ama Jesús.”

…La Virgen María en el mensaje del 16 de Mayo de 1985 en Medjugorje dice :

“¡Queridos hijos! Os invito a una oración más activa en la Santa Misa: Deseo que vuestra Misa sea una experiencia real de Dios. Deseo que experimentéis a Dios en vuestros corazones durante la Santa Misa. Quiero decir en particular a los jóvenes: Estad abiertos al Espíritu Santo, ya que Dios os quiere atraer a Él en estos tiempos, en los que Satanás está obrando fuertemente.¡Gracias por haber respondido a Mi llamado!”

Extraído del libro “Celebra la Misa con el corazón”

Fra Slavko Barbaric ( fallecido en Medjugorje en el año 2001)

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El don de Entendimiento

I. Jesús promete el Espíritu de verdad, que tendrá la misión de iluminar la Iglesia entera (Juan 16,13). Con el envío del Paráclito “completa la revelación, la culmina y la confirma con testimonio divino” (CONCILIO VATICANO II. Constitución Dei Verbum ). El Espíritu Santo ilumina la inteligencia con una luz poderosísima y le da a conocer con una claridad desconocida hasta entonces el sentido profundo de los misterios de la fe.

“Conocemos ese misterio desde hace tiempo; esa palabra la hemos oído y hasta la hemos meditado muchas veces; pero, en un momento dado, sacude nuestro espíritu de una manera nueva; parece como si hasta entonces lo hubiésemos comprendido de verdad”(A. RIAUD. La acción del Espíritu Santo en las almas” ).

El don de entendimiento permite que el alma, con facilidad, participe de esa mirada de Dios que todo lo penetra, empuja a reverenciar la grandeza de Dios , a rendirle afecto filial, a juzgar adecuadamente de las cosas creadas.

II. El don de entendimiento es como un instinto divino, para aquello de sobrenatural hay en el mundo. Y lleva a captar el sentido más hondo de la Sagrada Escritura, la presencia de Cristo en cada sacramento, y de una manera real y substancial en la Sagrada Eucaristía.

Quienes son dóciles al Espíritu Santo purifican su alma, mantienen la fe despierta, descubren a Dios a través de todas las cosas creada y de los sucesos de la vida ordinaria. El que vive en la tibieza no percibe ya estas llamadas de la gracia, tiene embotada su alma para lo divino, y ha perdido el sentido de la fe, de sus exigencias y delicadezas.

III. Es preciso purificar el corazón, pues sólo los limpios de corazón tienen la capacidad para ver a Dios. La impureza, el apegamiento de los bienes de la tierra, el conceder al cuerpo todos los caprichos embotan el alma para las cosas de Dios. El hombre de vida limpia, sobria y mortificada es digna morada del Espíritu Santo, que habitará en él con todos sus dones.

Hoy podemos preguntarnos sobre el deseo de purificar nuestra alma y el aprovechar muy bien las gracias de cada Confesión. Acudamos a la Virgen, que tuvo la plenitud de la fe y de los dones del Espíritu Santo, y le pedimos que nos enseñe a tratarlo y a amarlo.

Extraído de Meditar del Portal Católico www.encuentra.com en el año 2001

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En bicicleta con Dios

Al principio veía a Dios como el que me observaba, como un juez que llevaba cuenta de lo que hacía mal, como para ver si merecía el cielo o el infierno cuando muriera.
Era como un presidente, reconocía su foto cuando la veía, pero realmente no lo conocía. Pero luego reconocí a mi Poder Superior; parecía como si la vida fuera un viaje en bicicleta, pero era una bici de dos, y noté que Dios viajaba atrás y me ayudaba a pedalear.
No sé cuando sucedió, no me di cuenta cuando fue, que Él sugirió que cambiáramos lugares, lo que sí se es que mi vida no ha sido la misma desde entonces.
Mi vida con Dios es muy emocionante.  Cuando yo tenía el control, yo sabía a donde iba.  Era un tanto aburrido, pero predecible.  Era la distancia más corta entre dos puntos.  Pero cuando Él tomó el liderazgo, Él conocía otros caminos, caminos diferentes, hermosos, por las montañas, a través de lugares con paisajes, velocidades increíbles.  Lo único que podía hacer era sostenerme; aunque pareciera una locura, Él sólo me decía:  "¡Pedalea!"
Me preocupaba y ansiosamente le preguntaba, "¿A dónde me llevas?" Él sólo sonreía y no me contestaba, así que comencé a confiar en Él. Me olvidé de mi aburrida vida y comencé una aventura, y cuando yo decía "estoy asustado", Él se inclinaba un poco para atrás y tocaba mi mano.
Él me llevó a conocer gente con dones, dones de sanidad y aceptación, de gozo. Ellos me dieron esos dones para llevarlos en mi viaje; nuestro viaje, de Dios y mío. Y allá íbamos otra vez.  Él me dijo: "Comparte estos dones, dalos a la gente, son sobrepeso, mucho peso extra".  Y así lo hice... a la gente que conocimos, encontré que en el dar yo recibía y mi carga era ligera.
No confié mucho en Él al principio, en darle el control de mi vida.  Pensé que la echaría a perder, pero Él conocía cosas que yo no sabía acerca de andar en bici... secretos.
Él sabía como doblar para dar vueltas cerradas, brincar para librar obstáculos llenos de piedras, inclusive volar para evitar horribles caminos.
Y ahora estoy aprendiendo a callar y pedalear por los más extraños lugares. Estoy aprendiendo a disfrutar de la vista y de la suave brisa en mi cara y sobre todo de la increíble y deliciosa compañía de mi Dios.
Y cuando estoy seguro que ya no puedo más, Él sólo sonríe y me dice: "¡Pedalea!"
 
Envió: Jenny Gaytán
 
 
Extraído del Portal Católico www.encuentra.com en el año 2001
 

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