Actitud frente a la vida

Esto puede resultarte chocante, pero yo creo que la más importante decisión que puedo tomar, día a día, es la actitud que yo elija tener.
Es más importante que mi pasado, la instrucción que he recibido, mi cuenta bancaria, mis éxitos o mis fracasos, la fama o el dolor, lo que los demás piensen o hablen de mí, mis circunstancias, o la posición en que me encuentre.
La actitud es lo que me mantiene funcionando o lo que me impide avanzar.
Alimenta mi fuego o me destroza la esperanza.
Cuando mis actitudes son correctas, no existen barreras altas, ni valles profundos, ni sueños imposibles, ni esfuerzo demasiado grande.
Estoy convencido que la vida es 10% lo que me pasa y 90% la manera cómo reacciono a ella.
Y lo mismo es contigo...nosotros decidimos cuáles son  nuestras actitudes.
 
Charles Swindoll
 
Envió: Edwin Valdés
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com  ( año 2.002 )

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Gracias Señor por lo que ignoras

Hola Señor, soy  yo ¿me recuerdas?  Estoy seguro que sí.
 
Siempre te he agradecido por lo que me has dado y porque me has respondido cuando te lo he pedido, pero hoy quiero agradecerte por las peticiones que "ignoras"...
 
Así es, aunque suene extraño quiero agradecerte por no hacer caso de esas peticiones absurdas que muchas veces en momentos tristes o de angustias en mi vida he hecho.
 
Gracias por no darme el dinero extra que me hubiera quitado la paz.
 
Gracias por no darme ese trabajo lejano que me hubiera alejado de mi familia.
 
Gracias por no darme fortuna ni fama que me hubieran hecho insensible y frío.
 
Gracias por no darme el conocimiento que me hubiera hecho pensar que no te necesitaba.
 
Gracias Señor, pues no me das lo que no es bueno para mí, no me das aquello con lo que me puedo lastimar o alejar de Ti, aunque en el momento me haya enojado.
 
Ahora te doy gracias, pues no me das lo que no me es útil.
 
Gracias Señor por lo que "ignoras"...
 
Tu hijo
 
Envió: Gamboa Rodríguez
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com   ( año 2.002 )

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El globo negro

Cierta ocasión Martin Luther King se encontraba a punto de dar una de sus famosas conferencias acerca de los derechos humanos, cuando notó que un pequeño niño de color negro se encontraba al frente de su auditorio.
Se sintió sorprendido y preguntó a uno de sus ayudantes al respecto, éste le indicó que había sido el primero en llegar.
Cuando terminó su discurso se soltaron globos de diferentes colores al cielo, los cuales el pequeño no dejaba de mirar. Esto llamó la atención de Martin Luther King, quien abrazándolo lo levantó en brazos.
El pequeño lo miró fijamente y le preguntó si los globos negros también volaban hacia el cielo. Martin lo vio dulcemente y le contestó: "Los globos no vuelan al cielo por el color que tengan, sino por lo que llevan dentro..."

Envió: Jenny Gaytán

Micro - Reflexión
"Hemos aprendido a volar como los pájaros, y a nadar como los peces, y todavía no aprendimos a vivir como hermanos".
Martin Luther King

Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com   ( año 2.002 )

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Diez mandamientos de un niño a sus padres

1- Mis manos son pequeñas, por favor no esperes perfección cuando tiendo la cama, hago un dibujo o lanzo la pelota. Mis piernas son pequeñas, por favor camina más lento para que pueda ir junto a ti.
2- Mis ojos no han visto el mundo como tú lo has visto, por favor, déjame explorarlo, no me limites innecesariamente.
3- El trabajo siempre estará allí. Yo seré pequeño solo por un corto tiempo, por favor, tómate un tiempo para explicarme las cosas maravillosas de este mundo y hazlo con alegría.
4- Mis sentimientos son frágiles, por favor está pendiente de mis necesidades, no me retes todo el día (a ti no te gustaría ser retado por ser tan duro).
Trátame como te gustaría a ti ser tratado.
5- Soy un regalo especial de Dios, por favor atesórame como Dios quiso que lo hicieras, respetando mis acciones, dándome principios y valores con los cuales vivir y enseñándome amorosamente.
6- Necesito tu apoyo y tu entusiasmo, no tus críticas, para crecer. Por favor, no seas tan estricto, recuerda, puedes criticar las cosas que hago sin criticarme a mí.
7- Por favor, dame libertad para tomar decisiones propias. Permite que me equivoque, para que pueda aprender de mis errores. Así algún día estaré preparado para tomar las decisiones que la vida requiere de mí.
8- Por favor, no hagas todo por mí. De alguna forma eso me hace sentir que mis esfuerzos no cumplieron con tus expectativas. Yo sé que es difícil, pero deja de compararme con mi hermano o hermana.
9- No temas alejarte de mí por un tiempito. Los niños necesitamos vacaciones de los padres, así como los padres necesitan vacaciones de sus hijos.
10- Llévame a la iglesia o dame ejemplos de vida espiritual. yo disfruto aprendiendo.
 
Anónimo                                  Envió: Sole
 
Extraído de valores del Portal Católico www.encuentra.com   ( año 2.002 )

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El zapatero rico

Un día bajó el Señor a la tierra en forma de mendigo y se acercó a casa de un zapatero pobre y le dijo:  "Hermano, hace tiempo que no como y me siento muy cansado; aunque no tengo ni una sola moneda quisiera pedirte que me arreglaras mis sandalias para poder seguir caminando".
El zapatero le respondió:  "¡Yo soy muy pobre y ya estoy cansado que todo el mundo viene a pedir y nadie viene a dar!"
El Señor le contestó:  "Yo puedo darte lo que tú quieras".
El zapatero le pregunto:  "¿Dinero inclusive?".
El Señor le respondió:  "Yo puedo darte 10 millones de dólares, pero a cambio de tus piernas".
-"¿Para que quiero yo 10 millones de dólares si no voy a poder caminar, bailar, moverme libremente?", dijo el zapatero.
Entonces el Señor replicó:  "Esta bien, te podría dar 100 millones de dólares, a cambio de tus brazos".
El zapatero le contestó:  "¿Para que quiero yo 100 millones de dólares si no voy a poder comer solo, trabajar, jugar con mis hijos?"
Entonces el Señor le dijo:  "En ese caso, yo te puedo dar 1000 millones de dólares a cambio de tus ojos".
El zapatero respondió asustado:  "¿Para que me sirven 1000 millones de dólares si no voy a poder ver el amanecer, ni a mi familia y mis amigos, ni todas las cosas que me rodean?"
Entonces el Señor le dijo:  "Ah hermano mío, ya ves que fortuna tienes y no te das cuenta".
 
Envió:  Mirva Sánchez
 
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com   ( año 2.002 )

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Tu madre

Cuando viniste a este mundo, ella te sostuvo en sus brazos.

Tú se lo agradeciste gritando.

Cuando tenías un año, ella te alimentaba y te bañaba.

Tú se lo agradeciste llorando la noche entera.

Cuando tenías 2 años, ella te enseñó a caminar.

Tú se lo agradeciste huyendo de ella cuando te llamaba.

Cuando tenías 3 años, ella te hacía todas las comidas con amor.

Tú se lo agradeciste tirando el plato al piso.

Cuando tenías 4 años, ella te dio unos lápices de colores.

Tú se lo agradeciste pintando todas las paredes del comedor.

Cuando tenías 5 años, ella te vestía para las ocasiones especiales.

Tú se lo agradeciste tirándote por la pila de barro más cercana.

Cuando tenías 6 años, ella te llevaba a la escuela.

Tú se lo agradeciste gritándole: ¡NO VOY A IR!

Cuando tenías 7 años, ella te regaló una pelota.

Tú se lo agradeciste arrojándola contra la ventana del vecino.

Cuando tenías 8 años, ella te trajo un helado.

Tú se lo agradeciste derramándoselo sobre su falda.

Cuando tenías 9 años, ella té pago unas clases de piano.

Tú se lo agradeciste nunca practicando.

Cuando tenías 10 años, ella te llevaba con el auto a todas partes de Gimnasio al partido de fútbol, de fiestas de cumpleaños, a otras fiestas.

Tú se lo agradeciste cuando salías del coche y nunca mirabas atrás.

Cuando tenías 11 años, ella te llevó a ti y a tus amigos a ver una película.

Tú se lo agradeciste diciéndole que se sentara en otra fila.

Cuando tenías 12 años, ella te aconsejó que no miraras ciertos programas.

Tú se lo agradeciste esperando que ella se fuera de la casa.

Cuando tenías 13 años, ella te sugirió un corte de pelo que estaba de moda.

Tú se lo agradeciste diciéndole que ella no tenía gusto.

Cuando tenías 14, ella te pagó un mes de vacaciones de campamento de verano.

Tú se lo agradeciste olvidándote de escribirle una carta.

Cuando tenías 15, ella venía de trabajar y quería darte un abrazo.

Tú se lo agradeciste cerrando con llave la puerta de tu habitación.

Cuando tenías 16, ella te enseñó cómo manejar su coche.

Tú se lo agradeciste usándoselo todas las veces que podías.

Cuando tenías 17 años, ella esperaba una llamada importante.

Tú se lo agradeciste, hablando por teléfono toda la noche.

Cuando tenías 18, ella lloró en la fiesta de tu graduación de la escuela.

Tú se lo agradeciste estando de fiestas hasta el amanecer.

Cuando tenías 19 años, ella te pagó la cuota de la universidad, te llevó en coche hasta el campus y cargó tus maletas.

Tú se lo agradeciste diciéndole adiós desde fuera del dormitorio, así no te sentirías avergonzado ante tus amigos.

Cuando tenías 20, ella te preguntó si estabas saliendo con alguien.

Tú se lo agradeciste diciéndole: «A ti no te importa eso»

Cuando tenías 21, ella te sugirió algunas carreras para tu futuro.

Tú se lo agradeciste diciéndole: «No quiero ser como tú.»

Cuando tenías 22, ella te abrazó en la fiesta de graduación de la Universidad.

Tú se lo agradeciste diciéndole si te podía pagar un viaje a Europa.

Cuando tenías 23, ella te dio algunos muebles para tu primer departamento.

Tú se lo agradeciste diciéndoles a tus amigos que los muebles eran feos.

Cuando tenías 24, ella conoció a tu futura esposa y le preguntó sus planes para el futuro. Tú se lo agradeciste con una mirada feroz y le gritaste «¡Cállate!».

Cuando tenías 27, ella te ayudó a pagar los gastos de tu boda y llorando te dijo que te amaba muchísimo. Tú se lo agradeciste mudándote por la mitad del país.

Cuando tenías 30, ella te dio algunos consejos para cuidar al bebé.

Tú se lo agradeciste, diciéndole que las cosas son diferentes ahora.

Cuando tenías 40, ella te llamó para recordarte el cumpleaños de tu Papá.

Tú se lo agradeciste diciéndole que estabas muy ocupado.

Cuando tenías 50, ella se enfermó y necesitó que la cuidaras.

Tú se lo agradeciste leyendo sobre la carga que representan los padres para los hijos.

De repente, un día, ella silenciosamente murió. Y todas las cosas que nunca hiciste cayeron como un trueno.

Tomémonos un momento para rendir honor y tributo a la persona que llamamos Mamá, aunque algunos no la pueden llamar así de ese modo abiertamente.

No hay sustituto para ella. Alegra cada momento. Aunque a veces, ella no parezca la mejor de las amigas, quizás no concuerde con tu forma de pensar, pero aún así…¡Es tú Madre!

Ella estará allí para ayudarte con tus dolores, tus penas, tus frustraciones.

Pregúntate a ti mismo: ¿Has separado tiempo para estar con ella, para escuchar sus quejas sobre el trabajo en la cocina, su cansancio?

Sé prudente, generoso y muéstrale el debido respeto, aunque tú pienses diferente de ella. Una vez que se vaya de este mundo, solamente permanecerán los recuerdos cariñosos del ser que llamamos Mamá.

Solo eso nos queda.

Autor Desconocido

Colaboración de Eduardo Gerding ( año 2.002 )

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Un ladrillazo

Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en su auto Jaguar último modelo, sin ningún tipo de precaución; de repente sintió un estruendoso golpe en la puerta, se detuvo y al bajarse vio que un ladrillo le había estropeado la pintura, carrocería y vidrio de la puerta de su lujoso auto.
Se subió nuevamente, pero esta vez lleno de enojo, dio un brusco giro de 180 grados; y regresó a toda velocidad al lugar donde vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar lo hermoso que lucía su exótico auto.
Salió del auto de un brinco y agarró por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia el auto estacionado le gritó a toda voz:
"¿Qué rayos fue eso?, ¿Quién eres tú?, ¿Qué crees que haces con mi auto?".
Y enfurecido, casi botando humo, continuó gritándole al chiquillo: "¡Es un auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte muy caro!, ¿Por qué hiciste eso?".
"Por favor, señor, por favor. ¡Lo siento mucho!, no sé que hacer", suplicó el chiquillo. " Le lancé el ladrillo porque nadie se detenía"... Lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia alrededor del auto estacionado. "Es mi hermano", le dijo. Se descarriló su silla de ruedas y se cayó al suelo... y no puedo levantarlo". Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo:
"Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla?, está golpeado, y pesa mucho para mí solito...
Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo e indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó nuevamente en su silla; y sacó su pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras y lo sucio de sobre las heridas del hermano de aquel chiquillo tan especial.
Luego de verificar que se encontraba bien, miró al chiquillo y éste le dio las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describir nadie...
"DIOS lo bendiga, señor...y muchas gracias" le dijo.
El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita.
El ejecutivo aún no ha reparado la puerta del auto, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo... para recordarle el no ir por la vida tan de prisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención.
DIOS normalmente nos susurra en el alma y en el corazón, pero hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.
Tú escoges: Escuchar el susurro... o el ladrillazo.
> >
Graciela.....

Colaboración de Clementina Uncal ( año 2.002 )

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¿Te acordás de aquel tiempo?

Te acordás de aquel tiempo en el que... las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico... "ta-te-ti-suerte-pa-ra- mí"...
Se podían detener las cosas cuando se complicaban con un simple: "Pido gancho..."
Los errores se arreglaban diciendo simplemente: ¡"Va de nuevo!"
Las discusiones terminaban con un "pan y queso" o con un "piedra, papel o tijera"...
El peor castigo y condena era que te hicieran escribir cien veces "No debo"...
"Tener mucho dinero", sólo significaba poder comprar mas provincias jugando a "El Estanciero" , un helado o un paquete de palitos salados en el recreo.
Llenar un frasco con hormigas podía mantenernos felizmente ocupados toda una tarde.
Siempre había una forma de salvar a todos los amigos y bastaba con un grito de: "Piedra libre para todos los cooompañeroooos"
No era raro que tuvieras dos o tres "mejores" amigos/as.
"Es muy viejo/a": se refería a cualquiera que tuviera más de 20 años.
Siempre descubrías tus nuevas capacidades y habilidades a causa de un ¿A que no te animás..?
"No había nada que fuera mas lindo y "prohibido" que jugar con fuego... a pesar de que algún mayor te amenazara con que: "El que juega con fuego a la noche se hace pis..."
"El último es cola de perro!!" era el grito que te hacía correr como un desaforado hasta que sentías que se te reventaba el bazo...
El Poli-Ladrón" era solo un juego para los recreos... y era mucho más divertido ser ladrón que policía.
Las "bombitas de agua" eran la más moderna, eficiente y poderosa "arma" que se había inventado.
La "desilusión" era haber sido elegido "último" para el equipo de tu escuela.
"Venenosa" se refería solo a un tipo de "mancha" y no a ciertas alimañas y a algunas personas...
Para viajar desde la tierra al cielo, solo tenías que jugar "Rayuela"...
El elástico y la soga, qué bárbaro, qué manera de saltar!!
La red de una cancha de tenis, tenía la altura perfecta para jugar un partido de voleibol y las reglas no importaban demasiado.
Verdad / Consecuencia: Si eras nena, siempre elegías el color amarillo ya que solo te preguntaban si era verdad que te gustaba... En cambio, si eras varón siempre e INDEFECTIBLEMENTE elegías el color rojo y ahí nomás pedías un beso ¡en la boca! ...y del juego de la botella y el semáforo... "que zarpados que eran!!"
Los "hermanos mayores" eran el peor de los tormentos, pero también eran los más celosos, fieles y feroces protectores...
"Haber llevado un arma a la escuela" significaba que te habían atrapado con una honda de rulero y dedo de guante de látex.
Las bolitas, infaltables en los bolsillos de cualquiera de nosotros.
Nadie en el mundo era mas linda que mamá. Ella solo besaba tus moretones, chichones y raspones y te hacía sentir mejor al instante...
Nunca faltaban los huevos de chocolate y golosinas que traía el "Conejo de Pascuas", ni el billete nuevo debajo de la almohada que te dejaba el "Ratón Pérez" a cambio de tus "dientes de leche".
La llegada de "Papa Noel" y los "Reyes Magos"... ¡Qué momento! Ni hablar si algún pariente se disfrazaba de Papá Noel...¡Era lo más grande del mundo!
Las veces que juntábamos pasto y agua para los camellos y poníamos también galletitas para los reyes.
"Guerra" solo significaba arrojarse trozos de tiza y bollos de papel durante las "horas libres". La guerra era algo que había sucedido antes de que naciéramos y que nunca volvería a suceder...
Los helados constituían el grupo de los alimentos básicos y esenciales.
Para transformar tu "bici" en una poderosa "moto" solo había que colocarle un cartón duro, una chapita, o una bombita de agua inflada entre los rayos de la rueda. Si tu "bici" tenía el asiento "banana" eras el capo máximo de la cuadra. "Tomar drogas" significaba robarte unas aspirinetas de frutilla, o unas pastillas "Valda" de menta, del cajón de la mesita de luz de papa, u oler a escondidas el inhalador de "Vick- Vaporub" o un cubito de "alcanfor".
No había nada mejor que las tardes del otoño para remontar barriletes que hacíamos con madera balsa y papel crepe.
Los infaltables compañeros de la tele: Titanes en el Ring, Piluso, Pepe Biondi, Los tres chiflados, Clave de sol, Pelito, Invasión extraterrestre, El gordo y el flaco, Súper Agente 86, El show de Carlitos Bala, La pandilla del barrio, etc. etc.
Cambiar figuritas en el patio del colegio: si eras de los más chicos, siempre aparecía uno de los grandes y te decía que te daba un toco de figuritas por una tuya. Claro, lo que vos no sabías era que esa que tenías en la mano era la más difícil del álbum.
Aparecer en casa con todos los dedos cortados de jugar a las "figus" tratando de arrimar las "chapitas" a la pared.
A situaciones "raras" la llamábamos: Afilar, Atracar, Bailar Chick to chick, Chapar, Contigo pan y cebolla, Corto con, Ir a un asalto, Franelear, Fulana es señorita, Fulano gusta de, Fulano habla con, ¿Largaste o te largó? Me arreglé con, Pirovar, "Te vino", "eso" ¿Vos te dejas?, etc.,etc., etc...
Nuestro tesoro era tener: Chupetín Tatin, Chocolatines Jack, Bocaditos Suchard, Mielcitas, Pastillas D.R.F., Topolin (con sorpresas), Caramelos Mu Mu, Caramelos 1/2 hora, Chicle Fort, Chicle Globo Plop, Chicle Jirafa, Chicle Yum-Yum, chocolate Crico, Chocolatín Milkibar, Chupetín Chupetón, Helados Laponia, Helados Yelito, Maní con chocolate Alpe, Mini Chicles, Naranju, Pastillas Billiken, Pastillas Mentex, Pastillas Renome, Rellenitas de Trineo, Yolanka, LOS CARAMELOS FISH, LOS MONSTICKERS (de lo mejor!!), LOS SEE MONKEYS, LOS POCKETERS, LOS PALITOS DE LA SELVA, LAS PASTILLITAS CORAZONCITOS, LOS CHICLES BUBLICIUS, LOS BUBALOO RELLENOS, LOS CHOCOLATE AERO, LOS SUFLAIR, etc. etc.
 
Si ustedes pueden recordar la mayoría de estas cosas, entonces significa que realmente han estado VIVOS, que han tenido una infancia FELIZ y que el niño que todos tenemos dentro todavía sigue vivo!
Por lo menos yo, me acuerdo.
A todos nos viene bien tener siempre en mente esos tiempos en que todo era distinto. Preservemos siempre ese pedacito nuestro en el que todavía somos niños, porque es el que nos hace relacionarnos entre nosotros y con la vida de una forma más pura y mas honesta.
Pasale esto a tus amigos ... y que el último grite "Piedra libre para todos los cooompasssssss!!", así nos salvamos todos...
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Colaboración de Eduardo Gerding  ( año 2.002 )

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La ayuda divina a veces no llega como la pedimos

Dicen que una vez un hombre era perseguido por varios malhechores que querían matarlo. El hombre ingresó a una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores de la que él se encontraba.

Con tal desesperación elevó una plegaria a Dios, de la siguiente manera:
" Dios todopoderoso, has que dos ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme".
En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que el se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita  empezó a tejer una telaraña en la entrada.
El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado:
"Señor te pedí ángeles, no una araña." Y continuó: "Señor por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".
Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observó a la arañita tejiendo la telaraña. Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior de la que se encontraba el hombre y éste quedó esperando su muerte.
Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva que se encontraba el hombre, ya la arañita había tapado toda la entrada, entonces se escucho esta conversación:
Primer hombre: Vamos, entremos a esta cueva.
Segundo hombre: No. No ves que hasta hay telarañas, nadie ha entrado en esta cueva. Sigamos buscando en las demás cuevas.
"La fe es creer que se tiene lo que no se ve. Perseverar en lo imposible"
Hay una frase muy bella que dice:
" Si le pides a Dios un árbol te lo dará, en forma de semilla".
Pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que necesitamos, pero Dios nos da aquellas con las cuales nos muestra que con cosas muy sencillas, Él puede hacer mucho más.
Como en esta lectura, a veces pedimos muros para estar seguros, pero no tendría ningún mérito pues sabríamos y tendríamos la certeza de que estamos protegidos. Dios en cambio nos pide además confianza en Él, para dejarlo que su Gloria se manifieste y haga que algo como una telaraña nos de la misma protección que una muralla.
Si has pedido un muro y no ves más que una telaraña, recuerda que Dios puede convertir las cosas... y confía en El.

Envió: Ma. del Carmen Reyes González

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com  ( año 2.002 )

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El concurso de belleza

Un exitoso productor de belleza invitó a la gente de una gran ciudad a enviar fotografías junto a breves cartas hablando de las mujeres más bellas que conocieran.

En un par de semanas miles de cartas fueron entregadas a la compañía. Una carta en particular llamó la atención de los empleados y rápidamente llegó a las manos del presidente de la compañía.

La carta había sido escrita por un muchacho joven, el cual provenía obviamente de un hogar destruido que vivía en un barrio de bajo nivel económico. Mostrando errores de escritura, un extracto de esa carta decía:

“ Cruzando la calle, enfrente de mi casa, vive una hermosa mujer. La visito todos los días. Ella me hace sentir como si fuese el chico más importante del mundo. Jugamos a las damas y ella escucha mis problemas. Ella me comprende y cada vez que la dejo, grita desde la puerta que está orgullosa de mi ”.

El muchacho termina la carta diciendo: “ Esta fotografía le mostrará que ella es la mujer más hermosa. Espero tener una mujer tan linda como ella ”.

Intrigado por la carta, el presidente pidió ver la fotografía. Su secretaria le alcanzó la foto de una mujer sonriente, sin dientes, bastante avanzada en años, sentada en una silla de ruedas. El escaso cabello gris, estaba atado por atrás con un moño, y las arrugas que formaban profundos surcos en su rostro, eran disimuladas de alguna manera, por el centello de su mirada.

“ No podemos usar a esta mujer ”, explicó el presidente sonriendo. “ Ella mostraría al mundo que nuestros productos no son necesarios para ser bella. ”

 

Colaboración de Ana María Zacagnino  ( año 2.002 )

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Reflexiones para hijos. Los papás según la edad

Mi padre cuando yo tenía ...
                        4 años : Mi papá puede hacer de todo.
                        6 años : Mi papá sabe un montón.
                        8 años : Mi papá es más inteligente que el tuyo.
                        10 años : Mi papá consigue todo lo que quiere.
                        12 años : Mi papá no siempre tiene razón.
                        14 años : Mi papá no sabe exactamente todo.
                        16 años : En la época de papá, las cosas eran distintas.
                        18 años : No le hagas caso a mi viejo, ¡es tan antiguo!
                        20 años : ¿ Él ?, ¡por favor!, está fuera de onda.
                        25 años : Mi padre sabe un poco de eso, puesto que ya tiene sus años...
                        30 años : Tal vez deberíamos preguntarle a papá qué le parece.
                        35 años : No voy a hacer nada hasta no hablar con papá.
                        40 años : Me pregunto cómo habría manejado esto papá.
                        45 años : Mi padre era muy inteligente y tenía un mundo de experiencia.
                        50 años : Daría cualquier cosa porque papá estuviera aquí
                        para poder hablar esto con él.
                        55 años : Lástima que no valoré a mi padre.
                        Podría haber aprendido mucho de él...
Gracias papá, me ayudaste a descubrir con tu amor profundo, mi propia estima.
Gracias por seguir buscándome y perdonándome.
¡Gracias por compartir todo lo que tienes conmigo!
Colaboración de Claudia Deluca  ( año 2.002 )

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Reflexiones para padres. Si tuviera que volver a educar a mi hijo

Si tuviera que volver a educar a mi hijo
                        Dejaría mis apuros y lo escucharía más.
                        Apartaría los ojos del reloj y lo miraría a los ojos.
                        Dejaría de atender tantas cosas y lo atendería mejor.
                        Haría más caminatas y treparía más montañas.
                        Dejaría de jugar a ser serio y jugaría más alegre.
                        Correría por más campos y observaría más estrellas.
                        Daría más abrazos y menos gritos.
                        Dejaría mis lazos materiales para construir lazos emotivos y profundos.
                        Buscaría más sus talentos que sus defectos.
                        Abriría más la ventana y lo dejaría volar bajo.
                        Sería un poco menos firme y afirmaría mucho más.
                        Plantaría con él más flores y florecería su corazón.
                        Estaría más atento y llamaría su atención.
                        Sembraría más su huerto y cosecharía más amor.
                        Entendería más su mundo para poder entrar en su vida.
                        Comprendería sus reacciones y reaccionaría mejor.
                        Pediría más perdón y perdonaría más dulcemente.
                        Pondría como modelo no tanto el amor al poder,
                        sino EL PODER DEL AMOR.
 Nunca es tarde...cuando lo que se busca es el bien !!!
Colaboración de Claudia Deluca  ( año 2.002 )

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Dialogar

Cuando discutimos tratamos de vencer.
            Cuando dialogamos tratamos de llegar juntos.
            Cuando discutimos escuchamos para contraargumentar.
            Cuando dialogamos escuchamos para comprender.
            Cuando discutimos estamos “enfrentados con” alguien.
            Cuando dialogamos estamos “con” alguien.
            Cuando discutimos estamos tensos en alguna medida.
            Cuando dialogamos estamos distendidos.
            Cuando discutimos nos amenaza y nos impulsa el temor de perder.
            Cuando dialogamos nos afianza y alienta la intención de convivir.
Cuando discutimos en realidad solo podemos escucharnos a nosotros mismos porque permanecemos solos ...interiormente solos.
            Cuando dialogamos es posible escuchar al otro...porque estamos con él.
            Cuando discutimos empleamos un lenguaje que al otro
            no le es fácil ni agradable receptar.
            Cuando dialogamos buscamos las palabras adecuadas
            para decir y para ser escuchados.
            Cuando discutimos nos delata en cualquier momento
            el tono de nuestra alma: nuestra voz...un gesto...la mirada.
            Cuando dialogamos cada palabra lleva una carga de amistad
            y de lealtad que son inconfundibles.
            Cuando discutimos miramos con dificultad a los ojos.
            Son miradas distantes, duras o hirientes.
            Cuando dialogamos la mirada nos acerca y nos comunica.
            Con palabras o en silencio.
            Cuando discutimos el silencio nos genera ansiedad.
            Puede ser entendido como carencia de argumentos, o desprecio.
            Cuando dialogamos el silencio nos acerca.
            Es un acto de respeto mutuo. Es tiempo de escucha, o de éxtasis.
            Cuando discutimos queremos lograr el silencio del otro. Acallarlo.
            Cuando dialogamos le ofrecemos el nuestro.
            Nos interesa escuchar su palabra.
            Cuando discutimos levantamos fácilmente un trono para la corona.
            Cuando dialogamos tendemos una mesa para todos.
            Cuando discutimos el ritmo se hace agitado, o tenso.
            Cuando dialogamos se percibe la paz.
            Cuando discutimos nos sentimos poco deseosos de permanecer juntos.
            Cuando dialogamos nos sucede exactamente lo contrario. Estamos bien.
            Cuando discutimos cavamos dos trincheras.
            Cuando dialogamos construimos un hogar.
            Cuando discutimos buscamos deliberada
            o inconscientemente cambiar al otro.
            Cuando dialogamos lo estamos aceptando...
            y le estamos haciendo posible el cambio  ¡El cambio posible!
            No siempre es posible dialogar.
            A veces las defensas son demasiado rígidas.
            O las estructuras demasiado débiles.
            Extraído de Sugerencias para el diálogo educativo
            Dr. Julio César Labaké  -  Editorial Bonum
Colaboración de Pablo Deluca   ( año 2.002 )

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El árbol de los problemas

El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se niega a arrancar.
Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
 
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó o a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Posteriormente me acompañó hasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunte acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.
 
"Oh, ese es mi árbol de problemas", contestó. "Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez".
"Lo divertido es", dijo sonriendo, "que cuando salgo en la mañana a recogerlos, ni remotamente hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior".
 
Envió: Sole
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com   ( año 2.002 )

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El sentido de la vida

El sentido de la vida
 
                                     Vivir es llegar a donde todo comienza
                                     amar es ir a donde nada termina
                                     vive como si fuera temprano
                                     reflexiona como si fuera tarde
                                     siente lo que dices con cariño
                                     di lo que piensas con esperanza
                                     piensa lo que haces con fe
                                     haz lo que debes con amor
 
                                     la vida revela la verdad
                                     la verdad nos ilumina el camino
                                     el camino nos conduce a amar
                                     el amor nos hace vivir
 
                                     la razón del amar
                                     la encontramos viviendo
                                     el sentido de vivir
                                     lo encontramos amando
 
 
                                     Envió: Ramón Mitre
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com  ( año 2.002 )
 

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Necesitamos

Un borrador, para borrar de nuestra historia todo lo que nos haga daño.
Un detergente, para quitar las manchas de las máscaras que usamos a diario.
Unas tijeras, para cortar todo aquello que nos impide crecer.
Un pájaro, para que nos enseñe a volar alto y cantar con libertad.
Una tinaja, para añejar el cariño y la madurez del amor.
Un frasco transparente, para conservar las sonrisas y sin tapa para escuchar su alegre sonido.
Unos lentes, correctores de la visión de la vida, que nos permitan observar con amor al prójimo y a la naturaleza.
Una ardilla, que nos indique como trepar por las ramas del árbol de la sabiduría.
Unas agujas grandes, para tejer sueños e ilusiones.
Un cofre, para guardar todos los recuerdos que construyen y dan vida.
Un cierre (zipper), que permita abrir la mente cuando se desee encontrar respuestas, otro para cerrar nuestra boca cuando sea necesario, y otro para abrir nuestro corazón.
Un rebobinador de películas, para recordar los momentos más felices en nuestras vidas.
Un reloj, para darle todo el tiempo al amor y al amar.
Los zapatos de la ética y la moral, para pisar firme y seguro por donde quiera que vamos.
Una balanza, para pesar todo lo vivido y todo lo experimentado.
Un espejo, para admirar una de las obras más perfectas de DIOS...
 
Envió: Ma. del Refugio Garibay
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com    ( año 2.002 )
 

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Oración por la familia

Que ninguna familia comience de repente
                        y que ninguna familia se acabe por falta de amor.
                        Que la pareja sea el uno para el otro de cuerpo y de mente
                        y que nada en el mundo separe un hogar soñador.
                        Que ninguna familia se albergue debajo de un puente
                        y que nadie interfiera en la vida y la paz de los dos.
                        Que nadie los haga vivir sin un horizonte
                        y puedan vivir sin temer lo que vendrá después.
                        Que la familia comience sabiendo por que y adonde va
                        y que el hombre retrate la gracia de ser papá.
                        Que la mujer sea cielo y ternura, afecto y calor
                        y  los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor.
                        Que marido y mujer tengan la fuerza de amar sin medida
                        y que nadie se vaya a dormir sin buscar el perdón.
                        Que en las cuna de los niños aprendan el Don de la vida
                        y la familia celebre el milagro del beso y del pan.
                        Que marido y mujer de rodillas contemplen a sus hijos
                        y por ellos encuentren la fuerza de continuar.
                        y que en su firmamento la estrella que tenga mas brillo
                        pueda ser la esperanza de paz y la certeza de amar.
                        P. Zezinho
 
Colaboración de Norberto Lanata  ( año 2.002 )
“Te mando una oración que nos ha ayudado durante 18 años”
 

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Las tres rejas

El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa y dice:
-Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia...
- ¡Espera! – lo interrumpe el filósofo.
- ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?-
-¿Las tres rejas? Preguntó el discípulo.
-Si, la primera es la verdad.
¿Estás seguro de lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos - dice el joven.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad.
Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
-No, en realidad no. Al contrario.
-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad.
¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta? - pregunta el filósofo.
-A decir verdad, no ! - comenta apesadumbrado el discípulo.
-Entonces  - dijo el sabio sonriendo - si no es verdad, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
 
Envió: Marcos Patiño
 
Extraído del Portal Católico www.encuentra.com  ( año 2.002 )

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Inhala y exhala

¡Inhala el futuro, exhala el pasado!
                                     ¡Inhala lo bueno, exhala lo malo!
                                     Inhala. Exhala. Inhala. Exhala.
                                     Qué regalo tan maravilloso de la vida.
                                     Inhala. Exhala. Inhala. Exhala.
                                                El principio y el fin.
                                     Inhala paz, exhala confusión
                                     es así de fácil.
                                     Inhala fe, exhala preocupación
                                     eso es todo lo que tienes que hacer.
                                     Inhala orden, exhala confusión
                                     métete dentro del flujo de la vida.
                                     Inhala amor, exhala ira
                                     siente el cálido flujo a través de tu ser.
                                     Inhala fuerza, exhala miedo
                                     ahora deja que tu mente descanse.
                                     Inhala silencio, exhala ruido
                                     siente cómo tu cuerpo se tranquiliza.
                                     Inhala libertad, exhala restricción
                                     deja que tu mente siga el sueño.
                                     Inhala victoria, exhala derrota
                                                 prepárate para lo mejor.
                                     Inhala aceptación, exhala crítica
                                     siente que tu ser se abre.
                                     Inhala confianza, exhala duda
                                     disfruta el ritmo de quién eres.
                                     Inhala, exhala. Inhala, exhala.
                                     El aliento es un don de la gracia.
                                     Mientras lo tengamos,
                                     tenemos la oportunidad divina
                                     de comenzar de nuevo....
Colaboración de Ana María Zacagnino  ( año 2.002 )

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El Buda de oro

En el otoño de 1988, mi novia y yo fuimos invitados a exponer sobre la autoestima y el máximo rendimiento en Hong Kong. Como nunca habíamos estado en el Lejano Oriente, decidimos extender nuestro viaje y visitar Tailandia.
Al llegar a Bangkok, optamos por tomar un tour para ver los templos budistas más famosos de la ciudad. Junto con nuestro intérprete y el conductor, Lourdes y yo visitamos ese día muchos templos budistas, pero después de un tiempo empezaron a borrarse de nuestras memorias.
No obstante, hubo un templo que dejó una impresión indeleble en nuestros corazones y en nuestras mentes. Es el templo llamado del Buda de Oro. El templo en sí es muy pequeño, tal vez no mayor de nueve metros por nueve. Pero al entrar , nos sorprendió la presencia de un buda de tres metros de alto de oro macizo. Pesa más de dos toneladas y media ¡y está valuado en unos ciento noventa y seis millones de dólares! Es un espectáculo extraño ese buda de oro macizo de aspecto agradable y a la vez imponente que nos sonreía.
Mientras nos dedicábamos a las tareas normales del turismo (sacar fotos y lanzar expresiones de admiración sobre la estatua), caminé hasta una caja de vidrio que contenía un pedazo grande de arcilla de unos dieciocho centímetros de espesor por treinta de ancho. Junto a la vitrina había una hoja escrita a máquina que narraba la historia de la magnífica estatua.
En 1957, un grupo de monjes de un monasterio tuvo que reubicar un gran Buda de arcilla de su templo en otro lugar. El monasterio sería trasladado para que se llevara a cabo el proyecto de una autopista a través de Bangkok. Cuando la grúa empezó a levantar al ídolo gigante, el peso era tan tremendo que empezó a rajarse. Para colmo, comenzó a llover. El monje director, preocupado por el posible daño a la imagen sagrada, decidió volver a poner la estatua en el suelo y cubrirla con una lona grande para protegerla de la lluvia.
Esa misma noche, el monje director fue a ver al Buda. Iluminó con su linterna debajo de la lona para verificar si estaba seco. Al llegar a la rajadura, notó un ligero destello de luz preguntándose si no habría algo debajo de la arcilla. Fue a buscar un formón y un martillo al monasterio y empezó a quitarla. A medida que hacía saltar pedazos de arcilla, el pequeño destello se hacía cada vez más grande. Pasaron varias horas de trabajo, hasta que el monje quedó cara a cara con el extraordinario buda de oro macizo.
Los historiadores creen que varios cientos de años antes del descubrimiento del monje director, el ejército de Burma estaba por invadir Tailandia (por entonces llamada Siam). Los monjes siameses, al darse cuenta de que su país sería atacado, cubrieron su precioso Buda de Oro con una cubierta exterior de arcilla para evitar que su tesoro fuera robado por los burmeses.
Por desgracia, parece ser que éstos asesinaron a todos los monjes siameses, y el secreto bien guardado del Buda de Oro permaneció intacto hasta ese día en 1957.
Cuando regresábamos en el avión empecé a pensar: "Todos somos como el Buda de arcilla cubierto con una capa de dureza creada por el miedo y, sin embargo, debajo de cada uno de nosotros hay un Buda de oro, un Cristo de oro o una esencia de oro que es nuestro yo verdadero.
En algún momento, entre los dos y los nueve años de edad, empezamos a cubrir nuestra esencia de oro, nuestro yo natural. Como el monje con el martillo y el formón, nuestra tarea ahora es descubrir otra vez nuestra verdadera esencia".
Día a día, desde la niñez nos cubrimos con arcilla, y tratamos de tener una caparazón impenetrable como para que la gente no descubra nuestro verdadero yo. Nos vamos cubriendo para estar protegidos del desamor, de la soledad, del miedo, de la injusticia ,de...
Empecemos a retirar de a poquito todo lo que nos cubre y mostremos nuestra verdadera esencia y como el Buda de Oro mostraremos al mundo nuestro mejor tesoro...
 
Colaboración de Ana María Zacagnino  ( año 2.002 )

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