Mensajes de San Nicolás

Entre el primer mensaje del 13 de Octubre de 1983 hasta el último del 11 de Febrero de 1990, se cuenta un total de 1.800. Entre los temas sobresalientes, Dios –se nos dice- quiere renovar la Alianza de amor con su pueblo, por medio de María. Ella es el Arca de la Nueva Alianza.

…De pronto la Virgen se hace manifiestamente accesible a todos.”No soy inalcanzable como muchos creen. Que extiendan su mano y me alcanzarán. Basta desearlo.” Ella viene a hablar a todos los hijos, a los más perjudicados e indefensos ante este mundo desacralizado, dividido, degradado, gobernado por el espíritu de Satanás. Ella habla a los niños, a los jóvenes…La preocupación de la Virgen y del Señor es, sobre todo, por la juventud, que es víctima de las tentaciones del mundo, de la vida fácil, del hedonismo, de la moda blasfema e impúdica, de la música satánica, del sexo, el alcohol y la drogadicción. Es, como lo expresa la Virgen en sus mensajes, toda la humanidad la que está contaminada. Pero Dios quiere que todos los hombres se salven. “El Señor quiere que todos gocen de su Reino.” Estas manifestaciones, entonces, como las otras apariciones también, son un camino para la venida del Señor. El hombre, con su pecado e infidelidad, ha quebrado –nuevamente- la Alianza con Dios. María es enviada para reestablecer aquella Alianza. Es la misión, la obra, la tarea evangelizadora de la Virgen.

…Un lugar importante entre los mensajes lo ocupa, además, el tema del Santuario. El Santuario es querido por la Santísima Virgen para reunir a su hijos, para consolarlos, guiarlos, protegerlos. Es lugar de purificación y sede de su presencia.”Esa casa que será de paz y sosiego, lugar donde acunaré a millares de mis hijos, que vendrán en busca de amor. Asistiré a los enfermos, a los caídos, a todo hijo perteneciente a la gran familia de Dios. Porque mi misión es atender al rebaño del Señor.”( 2-2-1985 )

Otro signo visible pedido por la Virgen es la medalla que hizo acuñar. Es un recuerdo y un vínculo con María y la Santísima Trinidad, fuente de gracias según Ella ha prometido. La Virgen ha venido a restaurar la fe, a curar a su hijos enfermos en el espíritu y en el cuerpo. A enseñarnos y decirnos que la restauración de la fe pasa por una lucha. El combate contra el mal, contra el demonio. No es suficiente odiar el mal, es necesario amar el bien. Y sólo se ama el bien amando a Dios y al hermano. Ella nos ofrece los medios para combatir: el rosario y la oración en general.”¡Qué importante es la oración para el Señor!…El Señor escucha el santo rosario como si fuera mi voz…” Nos pide la conversión, la penitencia que está íntimamente vinculada a la conversión, la Palabra de Dios, la eucaristía. “La eucaristía es para ti –le dice a Gladis- el amor, la fuerza y la vida…Te ha alimentado el alimento más preciado.” Pide que adoremos el misterio de Amor y nos invita a la comunión diaria.

Los mensajes de San Nicolás, como los de otras apariciones, son llamados, para todos, a caminar hacia Dios, a ser Iglesia, a seguirlo a Jesús. “No volváis al camino de donde os he sacado, seguid al Señor.” Pero seguirlo a Jesús es hacer lo que Él hizo, ser uno con el Padre, ser uno con Él, vivir en estrecha, íntima, indisoluble comunión. Seguirlo a Jesús es llevar la Buena Noticia del Reino, que Dios ama al hombre, que sólo Dios perdona y salva. “Id y evangelizad, no os fijéis donde – le dice el Señor a Gladis el 30 de Diciembre del 89 – en el lugar donde estéis. Evangelizad a vuestros hermanos, que nada conocen de la Palabra de Dios. Evangelizad.” Nos llama al amor fraterno y activo. “Hijos míos, acercaos al Señor socorriendo al humilde, al pobre, porque Cristo Jesús también os hará conocer la riqueza por medio de la humildad y la pobreza. El que ame el bien que se aparte del mal, aquel que desee la felicidad, que dé felicidad. Obrando de esta manera sois fieles al Señor.”

Nos pide la consagración a Dios a través de su Inmaculado Corazón. El corazón humano de Jesús fue engendrado en el cuerpo de maría, pero el Corazón de María fue formado espiritualmente por Jesús…Consagrarse es vivir el misterio del amor, es vivir en Dios, es aceptar su misericordia que nos salva.

Los mensajes son, en definitiva, mensajes de amor y esperanza. Sin embargo no falta la dimensión de la urgencia de la conversión ante las amenazas que el pecado hace pesar sobre la humanidad. “No perdáis tiempo porque llega la noche. Sabed aprovechar de vuestro tiempo cuando aún es de día. Deseo veros trabajando para mi causa…Son muy pocos aquellos que distinguen la importancia de este momento para la humanidad…Vivid este tiempo de gracia, vividlo plenamente y así no temeréis la noche…Oración, ayuno, penitencia y sobre todo conversión. Eso pido de mis hijos.”

Si pensáis que en el llamado hay urgencia, os digo, es verdad. Hay urgencia. Convenceos que es así, porque vendrán los días en que el culpable cargará con su culpa y el inocente verá la gloria de Dios.”

Pero fundamentalmente, la Virgen en San Nicolás viene para prepararnos para la segunda venida de Jesús, la Parusía. “La venida del Señor es inminente y aunque no conozcamos ni el día ni la hora, debemos estar igualmente preparados.” En los mensajes de la Navidad del 88 y del 28 de Abril de 1989, nos dice María: “Vino Jesús al mundo por amor y su segunda venida será también por amor, para gloria suya. Abrid vuestros corazones y dejadlo entrar. Acompañad a Jesucristo a beber de su cáliz. Abrid las puertas de vuestro corazón; preparad vuestro espíritu para que podáis recibir un día la gloriosa venida de mi hijo.

Los mensajes están penetrados de profunda esperanza y de un horizonte de paz en el futuro… La Virgen nos recuerda que Dios nos hizo libres y que la Salvación depende de nuestra elección. “Digo a mis hijos; alejaos de la noche sombría, pronto despuntará la aurora. Dejaos preparar en este tiempo por vuestra madre. Introducid vuestros corazones en esta arca enviada por Jesús.”

Extraído del libro “María nos está llamando – Un mensaje para estos tiempos”

escrito por Justo Antonio Lofeudo y publicado por Editorial Lumen.

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Hechos de San Nicolás

El 25 de Septiembre de 1983 se le aparece la Virgen a la Sra. Gladys Motta, por primera vez. Ello ocurre a más de doscientos kilómetros de Buenos Aires, en la ciudad de San Nicolás, a la ribera del Paraná, en un lugar humilde de la periferia llamado El Campito. La vidente en esa época tiene 46 años y es de vida discreta. Es una persona reservada, normal, sencilla. Cursó la escuela primaria hasta cuarto grado. Tiene dos hijas, es abuela. Su esposo es jubilado y trabajó como obrero metalúrgico. La vida actual de Gladys es de discreción y de oración.

Nunca antes de entonces, tuvo experiencias de fenómenos extraordinarios. No las tuvo hasta el día anterior, el 24, en que se ilumina el rosario de su habitación.

La Virgen se aparece como Nuestra Señora del Rosario, y lo hace justamente en el momento que Gladys está rezándolo. Entre los brazos lleva al Niño. Se ve su rostro por momentos alegre, por momentos triste.

El 7 de Octubre pide que allí se erija un Santuario como signo de su presencia. Este Santuario ha de ser fuente de gracias, desde donde la Madre ha de bendecir a sus hijos.

El 15 de Noviembre la Virgen da el primer mensaje, no personal, para que se difunda a todos sus hijos.

El día 17 la señora Gladys echa agua bendita sobre la Aparición. La Santísima Virgen sonríe y le da palabras de esperanza.

El 27 de Noviembre, fiesta de la Medalla Milagrosa y primer día de la novena a San Nicolás, Gladys encuentra una imagen de la Virgen, de idéntica advocación que la aparición, en el campanario de la Catedral. La Virgen le dice: “Quiero estar en la ribera del Paraná”. Esa imagen había sido bendecida en 1884, por el papa León XIII.

La Virgen también dice a la Vidente que la tenían olvidada, pero que ahí –mediante el hallazgo- se reencuentra con los suyos. El hecho en sí representaba no sólo la realidad de su reaparición y su deseo de permanecer en esa tierra, a orillas del Paraná, sino el de recuperar sus derechos de patronazgo de la región. Así lo confirma en los mensajes del 27 de Noviembre y del 4 de Diciembre de 1983. “Me instalaré en medio de vosotros.” “Éste es mi lugar.” De ese modo la imagen olvidada reconquista su lugar y su devoción.

Pero la serie de mensajes – que al inicio parecen seguir una frecuencia irregular y que luego serán dados los días 25 – ( igual que en Medjugorje ) comienzan con el de Nuestro Señor Jesucristo, el día 17 de Noviembre de 1983, en el que expresa! “¡Regocijaos en mí, queridos hijos míos, os esperan días gloriosos!

En la Semana Santa, Gladys recibe los estigmas de la pasión del Señor.

En Noviembre de 1984, la vidente escribe cómo ve a la Virgen: “Es de una belleza nada fácil de describir. Pero es hermosa y en Ella van juntas la Humildad, la Fuerza, la Pureza y el Amor. Así con mayúsculas. Porque todo el amor del mundo, creo, no cubre el amor que Ella siente por sus hijos.

Cuando ordena siento la fuerza que hay en Ella. Cuando da consejos, siento su amor maternal. Y cuando me dice que sufre, por esos hijos alejados del Señor, me trasmite su tristeza. Todo esto deja en mí esta maravillosa Madre, a quien venero y a quien he consagrado mi vida.”

Desde el inicio el párroco de la Catedral – y actual guía espiritual de la vidente -, el Padre Pérez conoce el hecho. Y actúa con prudencia. Con la llegada como obispo del lugar de Mons. Domingo S. Castagna, la iglesia asume el culto que nació en torno a la aparición, y lo guía, El Obispo antes hubo de formar una comisión teologal, la que determinó que no había ningún error de doctrina; así también como una comisión de médicos, psicólogos y psiquiatras quienes también verificaron que no habían manifestaciones patológicas ni alucinaciones de parte de la vidente. Antes bien, constataban que se trataba de una persona sincera, realista, discreta.

El santuario pedido por la Virgen –y señalado el lugar exacto donde debía erigirse desde el cielo- está actualmente en vías de construcción. Se está levantando con el aporte de los fieles y seguramente llevará aún varios años antes de su conclusión. La disposición del mismo y la capacidad es de acuerdo con los pedidos de la misma Virgen.

Extraído del libro “María nos está llamando – Un mensaje para estos tiempos”

escrito por Justo Antonio Lofeudo y publicado por Editorial Lumen.

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Celebrar la Santa Misa

Celebrar la Santa Misa, participar en el sacrificio eucarístico, no significa otra cosa sino encontrarse en la más bella escuela de vida. Ahí se aprende que la amistad y que el amor dan al hombre la fuerza para querer el bien, sin preocuparse de la respuesta de los semejantes; se aprende a perdonar aún cuando los otros no perdonen. Se aprende a ser misericordioso en medio de este mundo inconmovible e insaciable, a dar amor a los enemigos, tal y como lo hacemos con los amigos.

Participando en la Santa Misa, el hombre renace a una vida nueva, se convierte en pan de vida, en luz y camino para este mundo lleno de contactos malignos, de oscuridad y caminos intransitables. Participando en la Santa Misa, el hombre sana para poder sanar, se santifica para ser él mismo un llamado a la santificación. Ahí recibe el encargo de ir y llevar la paz. Es por eso que se dice : ¡Podemos ir en paz, la Misa ha terminado!

Participando en la Santa Misa, el hombre rompe con el mal y con el pecado, encadena a la muerte, renace a una nueva vida de gozo, en comunión con Dios y con los demás. Llega a ella fatigado y sale reposado, viene con lo que es y se va con aquello que puede llegar a ser y recibe la fortaleza para perseverar. Participando en la Santa Misa, el individuo se convierte en hombre eucarístico, preparado y dispuesto – sencillamente por amor – a colaborar con Dios y con los hombres en la creación de un mundo nuevo.

Por eso, la Santa Misa, el sacrificio eucarístico, es el centro de la vida cristiana, del crecimiento cristiano y de la disponibilidad para esforzarse por la vida. Sin la participación en la Misa, el cristianismo no sería siquiera posible, tampoco los frutos de la fe cristiana. ¡Sin la participación en la Misa, la fe cristiana no sería posible!¡Sin ella, la vida cristiana se vería privada de su fuerza vital!

La Madre Teresa de Calcuta dijo una vez : “La “Cruz” es el símbolo de cuánto nos amó Jesús, la “Eucaristía” es el símbolo de cuánto nos ama Jesús.”

…La Virgen María en el mensaje del 16 de Mayo de 1985 en Medjugorje dice :

“¡Queridos hijos! Os invito a una oración más activa en la Santa Misa: Deseo que vuestra Misa sea una experiencia real de Dios. Deseo que experimentéis a Dios en vuestros corazones durante la Santa Misa. Quiero decir en particular a los jóvenes: Estad abiertos al Espíritu Santo, ya que Dios os quiere atraer a Él en estos tiempos, en los que Satanás está obrando fuertemente.¡Gracias por haber respondido a Mi llamado!”

Extraído del libro “Celebra la Misa con el corazón”

Fra Slavko Barbaric ( fallecido en Medjugorje en el año 2001)

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Mensajes de Medjugorje

El núcleo de los mensajes que la Santísima Madre da en Medjugorje es de paz, conversión, abandono totalmente confiado en Dios, oración, ayuno, fe viva, vida sacramental.
La verdadera paz, la que viene de Dios, es producto, es gracia de conversión. Convertirse significa regresar a Dios. Es ponerlo a Él como meta de nuestra existencia. Es cambiar radicalmente de vida para centrarla en Jesús, que es el único Camino. Y la Virgen viene precisamente para eso. A enseñarnos, a ayudarnos, a darnos fuerzas para que el Espíritu Santo produzca el cambio en nosotros, la conversión del corazón. Por eso es Ella la Reina de la Paz.
En todos sus mensajes nos está invitando a que nos hagamos disponibles a esta gracia, a que aprovechemos este tiempo que la Misericordia de Dios nos dio. Éste en efecto, es tiempo de misericordia, es decir tiempo de María. Tiempo de llamado al retorno a la casa del Padre. María es la pedagoga sublime que nos lleva al maestro, que es el Señor.
Es así que Ella, incansablemente, nos invita a la oración. Sin oración no hay conversión. En todos sus mensajes nos pide oración. Pero no cualquier oración sino la del corazón, porque esa nos irá transformando. Es la oración de quien confiadamente se abandona a la Fidelidad, Bondad y Misericordia de su Creador. Orar, orar y orar, repite en uno y otro mensaje. Que significa no sólo estar en oración permanente sino orar con mayor profundidad. Orar hasta que la oración deje de ser monólogo; orar hasta que también sea escucha y revelación; orar hasta que se vuelva alegría.
Como lo hace en todas sus otras apariciones insiste en el rezo diario –solos, en grupos, en familia- del Santo Rosario, y prefiere que sea completo, los quince misterios... Meditando los misterios del Rosario –nos  dice a todos – iremos descubriendo la historia de la salvación.
...Nos enseña que la mejor oración de petición es la de pedir el Espíritu Santo: “...¡Pedid el don del Espíritu Santo y lo tendréis todo!”.
También pide el ayuno –según la tradición de la Iglesia, los miércoles y viernes- a pan y agua, y del corazón. Varias veces dijo que con la oración y el ayuno es posible evitar las guerras o detener a las ya iniciadas, y suspender las leyes naturales.
Nos pide que vivamos la Santa Misa, no hay nada más importante que la Misa. Allí es el mismo Jesús el Señor Dios, que se hizo hombre por nosotros, quien se está inmolando al Padre por nuestra salvación. En la Eucaristía está verdaderamente Jesús presente, en alma, cuerpo, sangre y divinidad. Nos llama a la adoración eucarística y a adorar a la cruz.
La comunión, o sea el Sacramento Eucarístico, está indisolublemente ligada al Sacramento Penitencial o de Reconciliación, la confesión. La Virgen, por ello, nos invita a que tengamos al menos una confesión mensual, a los consagrados les pide que sea semanal. La confesión no debe ser un mero recitado de faltas sino la consecuencia del arrepentimiento del pecado.
Así como el Señor ponía de manifiesto el valor de la fe, así también lo hace la Virgen. Relatan los videntes que la oración que pone más feliz a la Madre es el Credo. Solicita el rezo diario del Credo. También ella ha dicho a los sacerdotes y a la gente que deben “creer firmemente”. Y los enfermos o quienes los llevan e interceden por ellos tienen que tener fe, no vacilar. Tal la condición para sanarse.
...Si osáramos resumir a su esencia los mensajes, notaríamos que como verdadero llamado a la salvación, son apelación a la cooperación en el plan de Dios, que partiendo de lo individual abarca a todos los hijos. Diríamos entonces, que en sustancia nos está invitando a que nos convirtamos para convertir. “¡Queridos hijos! En vuestras vidas todos habéis experimentado la luz y las tinieblas. Dios concede a cada hombre conocer el bien y el mal. Os invito a la luz que debéis vosotros llevar a los hombres que están en tinieblas. Todos los días llegan hasta vuestras puertas hombres que viven en las tinieblas. Queridos hijos, ¡Dadles la luz!”
Igualmente, nos exhorta a vivir sus mensajes con humildad y a dar testimonio con nuestras vidas. Nos enseña que no se trata de ir pregonando las apariciones o simplemente hablar de los mensajes sino, antes bien, de hacerlos vida para que fructifiquen en nosotros y sirvamos de testimonio para los demás. De nada vale creer en las apariciones o enterarse de los mensajes si  no se los practica.
Por otra parte, nos recuerda la Virgen que las pruebas deben servirnos para crecer en el amor y en la fe y para acercarnos a Dios en el amor.
María es la Madre que, incansablemente, nos llama para llevarnos a Dios, que sigue cooperando en manera sublime, y desde la Gloria, a la Redención que su hijo obtuvo para nosotros en el Gólgota.

Extraído del libro Hechos y Mensajes de Medjugorje  -  Mensajeros de la Reina de la Paz - 1995
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Breve vistazo sobre el acontecimiento de Medjugorje

En el corazón de Herzegovina, en la ex Yugoslavia, se encuentra este pueblo croata de mil almas situado al pie de dos colinas, Krizevac y Podbrdo. De ahí el nombre de Medjugorje, que significa “entre las montañas”.

Estamos en los años 80. La población, exclusivamente campesina, logra a duras penas sobrevivir con el arduo trabajo del tabaco y de la vid. La situación política es altamente opresiva, la milicia comunista omnipresente. La parroquia franciscana está animada por un “cura de fuego”, el padre Jozo Zovko.

El 24 de Junio de 1981, día de la fiesta de San Juan Bautista, el Precursor, sucede el acontecimiento que logrará dar un vuelco a la vida de la aldea: algunos adolescentes ven una silueta femenina luminosa en el caminito que bordea el Podbrdo. La señora lleva a un niño en sus brazos. El 25 de Junio ella vuelve y revela su identidad : Soy la Bienaventurada Virgen María. El grupo de los seis videntes se forma definitivamente con Marija Pavlovic, Vicka Ivankovic, Mirjana Dragicevic, Ivanka Ivankovic, Ivan Dragicevic y Jacob Colo.

La Gospa (nombre croata de Nuestra Señora) volverá cada día para dar a los niños mensajes destinados a ellos mismos, a la parroquia y al mundo : mensajes de paz, de conversión, de amor, para hacer volver al Corazón de Dios a la humanidad que camina lejos de él, en las tinieblas. A partir de 1987, estos mensajes son mensuales. La Gospa, además, da a cada vidente algunos secretos que serán revelados a la hora fijada por ella, por intermedio de un sacerdote elegido por cada uno de ellos.

Muy pronto el padre Jozo cree en las visitas de la Virgen, ya que él mismo la ve un día en la iglesia. Pero el obispo de Mostar, monseñor Zanic, quien en el inicio había creído en las apariciones, declara que se trata de un engaño de los franciscanos. Se inicia entonces una división que aún perdura (1996). En 1986, monseñor Zanic entrega al cardenal Ratzinger un informe negativo sobre las apariciones, pero este le retira el expediente y confía la investigación a una nueva comisión formada por obispos yugoslavos, bajo la presidencia de monseñor Komarica. Esta comisión permanece activa; sus trabajos aún no han terminado. En abril de 1991, acepta oficialmente a Medjugorje como lugar de oración y aprueba el culto: las peregrinaciones privadas están autorizadas. El 21 de agosto de 1996, el Dr. Navarro Valls, portavoz de la Santa Sede, aclara la posición de Roma : “Todos pueden ir a Medjugorje si lo desean, y los sacerdotes pueden acompañarlos”.

Desde el 25 de Junio de 1981, más de veinte millones de peregrinos han ido a Medjugorje para orar y convertirse, transformando este lugar en uno de los santuarios más visitados del mundo.

Extraído del libro Medjugorje, el triunfo del corazón Edit. Paulinas.

Escrito por Sor Emmanuel. Edición original en francés del año 1996.



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