Éste texto lo escribí para fin del año 2001, después de las terribles jornadas de fines de diciembre, en donde hubo cacerolazos, saqueos, violencia, muerte, y renuncias presidenciales. Apuntaba a mirar con esperanza el futuro poniéndonos en manos de Dios para recuperar la paz interior.
Javier Serrano Agüero
24 de Abril 2010
«Éste será mi último mail del año, ya que en unas horas me ausentaré de Buenos Aires hasta la noche del martes. Les deseo lo mejor para todos en este año capicúa que está próximo a iniciarse. Necesitamos más que suerte para mejorar la situación. Pongámonos en las manos de Dios y colaboremos con él.
Se está acabando un año muy difícil. Como siempre sucede en los fines de año, uno reflexiona sobre lo que aconteció en el año y lo que vivió en carne propia.
En los últimos meses, desde la trágica mañana del 11 de Septiembre, hemos contemplado una andanada de hechos internacionales que conmueven negativamente al mundo y que postergan las ilusiones de vivir en paz y armonía. EEUU, Afganistán, Israel, Palestina, Pakistán y la India, entre otros, nos demuestran día a día que los esfuerzos que se deben hacer para lograr un mundo mejor para todos son muy grandes.
Mientras que no se considere a la paz, el respeto por la vida y la tolerancia como valores fundamentales de convivencia, difícilmente progresaremos. Para que se produzca un cambio político fundamental, los países debieran considerar a sus vecinos o a sus rivales como sus prójimos y actuar hacia ellos con amor y sentido de colaboración. Puede parecer una utopía, pero en realidad esa debiera ser la consecuencia, si la mayoría de las personas del planeta tuvieran una visión amorosa, de unidad y de hermandad.
Como si la situación internacional no fuera suficiente motivo para preocuparnos, la debacle doméstica terminó por rebasar nuestras minadas defensas y nos colmó de pesimismo e incertidumbre. Son pocos los argentinos que terminarán contentos este año; quizás sólo los hinchas de Racing y Rodríguez Saa.
¿Podemos albergar la esperanza de vivir un año 2002 mejor ?
Tanto el estado de crisis internacional como el local, requerirán de mucho tiempo y trabajo para ser revertidos. Creo que deberemos armarnos de mucha paciencia para soportar lo que nos tocará vivir en nuestra querida patria. Pero que quede claro que paciencia no quiere decir sumisión ni inmovilismo.
El cacerolazo histórico de la semana pasada y el que se llevó a cabo esta noche, ambos en forma apartidaria y pacífica nos muestran un camino esperanzador.
Estas experiencias sumadas al voto castigo de Octubre muestran que los argentinos nos decidimos a ser partícipes de nuestro propio destino. La falta de respuestas y las presiones que todos vivimos a diario han empujado a muchos compatriotas a comprometerse, por el propio bien y por el bien común. Queremos vivir en un país mejor para nosotros y para nuestros hijos.
El camino para lograrlo no será fácil. Lamentablemente aún dependemos de políticos, gremialistas y jueces desprestigiados, por sus propias falencias y ambiciones. Sólo con participación podremos influir en alguna medida, para que se vean obligados a desempeñarse mejor y para lograr el bien de la sociedad en su conjunto.
Para soportar la coyuntura, actuar para mejorar nuestra situación y alimentar nuestra esperanza, podemos apelar a la oración, al amor y a nuestras reservas espirituales. Acudamos a ellas para mantenernos cerca de Dios y rescatar nuestra paz interior, puesta tan a prueba durante este duro año que se está acabando. El Espíritu Santo y la providencia divina harán el resto».
Con mucho amor, Javier ( 2001 )
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