¿Cómo va a ser tu día, hoy?

Esta mañana desperté emocionado con todas las cosas que tengo que hacer antes de que el reloj marque la medianoche.

Tengo responsabilidades que cumplir hoy.

Soy importante. Mi trabajo es escoger qué clase de día voy a tener.

Hoy puedo quejarme porque el día está lluvioso, o puedo dar gracias a Dios porque las plantas están siendo regadas gratis.

Hoy me puedo sentir triste porque no tengo mas dinero, o puedo estar contento de que mis finanzas me empujan a planear mis compras con inteligencia.

Hoy puedo quejarme de mi salud, o puedo regocijarme de que estoy vivo.

Hoy puedo lamentarme de todo lo que mis padres no me dieron mientras estaba creciendo, o puedo sentirme agradecido de que me permitieran haber nacido.

Hoy puedo llorar porque las rosas tienen espinas, o puedo celebrar que las espinas tienen rosas.

Hoy puedo auto compadecerme por no tener muchos amigos, o puedo emocionarme y embarcarme en la aventura de descubrir nuevas relaciones.

Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a trabajar, o puedo gritar de alegría porque tengo un trabajo.

Hoy puedo quejarme porque tengo que ir a la escuela, o puedo abrir mi mente enérgicamente y llenarla con nuevos y ricos conocimientos.

Hoy puedo murmurar amargamente porque tengo que hacer las labores del hogar, o puedo sentirme honrado porque tengo un techo para mi mente, cuerpo y alma.

Hoy el día se presenta ante mí, esperando a que yo le de forma y aquí estoy, el escultor que tiene que darle forma.

Lo que suceda hoy depende de mí, yo debo escoger qué tipo de día voy a tener.

¡¡ Que tengan un gran día !!

Colaboración de Clementina Uncal ( 2001 )

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Bendición

Alguna vez te has sentado por allí y de repente sientes deseos de hacer algo agradable por alguien a quien le tienes cariño?…ESE ES DIOS…que te habla a través del Espíritu Santo.

Alguna vez te has sentido derrotado y percibes algo cuando nadie parece estar alrededor tuyo para hablarte?…ESE ES DIOS… Él quiere hablar contigo.

Alguna vez has estado pensando en alguien a quien amas y no has visto por largo tiempo y la próxima cosa que pasa es verlo o recibir una llamada de esa persona?… ESE ES DIOS…no existe la coincidencia.

Alguna vez has recibido algo maravilloso que ni siquiera pediste?… ESE ES DIOS…que conoce los secretos de tu corazón.

Alguna vez has estado en una situación problemática y no tenías indicios de cómo se iba a resolver y de pronto todo queda resuelto sin darte cuenta?… ESE ES DIOS…que toma nuestros problemas en sus manos y les da solución.

Alguna vez has sentido una inmensa tristeza en el alma y al día siguiente la tristeza ha pasado?. ESE ES DIOS…que te dio un abrazo de consuelo y te dijo palabras dulces.

Alguna vez te has sentido tan cansado de todo, al grado de querer morir y de pronto un día sientes que tienes la suficiente fuerza para continuar?…ESE ES DIOS…que te cargo en sus brazos para darte descanso.

Todo es tan sencillo como….PONERSE EN MANOS DE DIOS…

Piensas que este mensaje te fue enviado accidentalmente?… FUE DIOS…que me iluminó y me recordó que estás ahí, que eres mi amigo y que te quiero mucho. Manda este mensaje a las personas que amas y comparte con ellos el poder de DIOS…

Recuerda y recuérdales que en todo lo que hagamos debemos acordarnos de ÉL, debemos agradecerle todos los días las bendiciones que nos regala y tener siempre fe en que esas bendiciones continuarán multiplicándose.

Le pedí al Señor que te bendijera cuando oré por ti hoy. Que te guiara y protegiera en tu camino. Su amor siempre está contigo. Sus promesas siempre son verdaderas y cuando le damos nuestras preocupaciones sabes que Él nos sostendrá. Así que cuando el camino por el que andas parece difícil, solo recuerda que Dios hará el resto.

Pasa este mensaje a, cuanto menos, 10 personas que quieres que Dios bendiga y no se te olvide regresarla a la persona que le pidió a Dios que te bendijera.

Colaboración de Javier Escudero ( 2001 )

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Para pensar

Satanás llamó a una convención mundial de demonios.

En su alocución de apertura dijo:

“No podemos evitar que los cristianos concurran a la iglesia .”

“No podemos evitar que lean sus Biblias y conozcan la verdad. Tampoco podemos evitar que se entreguen a una íntima relación con su Salvador.”

“Cuando llegan a esa situación con Jesús, nuestro poder sobre ellos se rompe.”

Así, dejémosles concurrir a sus iglesias, dejémosles tener sus reuniones sociales y cenas, pero robémosles el tiempo, así no tendrán tiempo de desarrollar una relación con Jesucristo.

«Esto es lo que quiero que hagan», dijo el diablo :

«Distráiganlos de asirse al Salvador y mantener la conexión vital durante todo el día». ¿Como haremos esto?, los demonios gritaron.

Manténganlos ocupados en trivialidades de la vida e inventen innumerables estratagemas para ocupar sus mentes, él respondió.

Tiéntenlos a gastar, gastar, gastar, y pedir, pedir, pedir prestado.

Persuadan a sus esposas a salir a trabajar por largas horas y a los maridos a trabajar 6 o 7 días cada semana, 10 a 12 horas diarias, para que ellos puedan mantener ese estilo vacío de vida.

Eviten que pasen tiempo con sus hijos. Como su familia se fragmentará, ¡pronto sus hogares no encontrarán salida a las presiones del trabajo!

Sobreestimulen sus mentes así no podrán oír aquella calma, pequeña voz.

Tiéntenlos a escuchar mucho la radio, CD o cassettes cuando conduzcan sus automóviles. A mantener encendidos sus TV, grabadoras, CD y sus computadoras constantemente en sus hogares. Que cada negocio y restaurante en el mundo toque constantemente música banal.

Esto contribuirá a llenar sus mentes y romper su unión con Cristo.

Llenen las mesas con revistas y diarios de actualidad. Repiqueteen en sus mentes con noticias mundiales así como CNN 24 horas al día.

Invadan las rutas con carteles publicitarios. Inunden su buzones con envíos postales inútiles, catálogos, publicidades y toda clase de propaganda y promoción ofreciendo productos gratis, servicios y falsas esperanzas.

Presenten hermosas y delgadas modelos en revistas, películas y TV, así sus esposos creerán que la belleza exterior es lo importante, y quedarán insatisfechos con sus esposas.

Mantengan a las esposas muy cansadas para amar a sus maridos a la noche. Denles dolores de cabeza, también. Si no les dan a los esposos el amor que ellos necesitan, ellos comenzarán a buscarlo afuera. ¡Esto fragmentará la familia rápidamente!.

Denles un Santa Claus para distraer a sus hijos de la enseñanza del verdadero significado de Navidad. Denles un conejito de Pascuas para no hablar de su resurrección y poder sobre el pecado y muerte.

Aún sus recreaciones, que sean en exceso. Hagan que al regreso de sus recreaciones estén exhaustos.

Logren que estén tan ocupados que no puedan ir a observar la naturaleza y el reflejo de Dios en la creación. Envíenlos a los parques de diversiones, eventos deportivos, juegos, conciertos, y cines, en su reemplazo.

¡Manténganlos ocupados, ocupados, ocupados!

Y cuando se reúnan para una reunión espiritual, que estén atentos con chismes y habladurías para que concluyan con conciencias preocupadas.

Llenen sus vidas con cosas tan buenas que no tengan tiempo para la Palabra o buscar el poder de Jesús. Pronto ellos estarán trabajando en su propia fuerza, sacrificando su salud y su familia por una buena causa.

¡Esto funcionará! ¡Esto funcionará! Era realmente un gran plan.

Los demonios se fueron ansiosos a sus puestos asignados causando a los cristianos en todos lados a que estén más ocupados y apurados, yendo de aquí para allá.

Teniendo muy poco tiempo para su Dios o sus familias. No teniendo tiempo para hablarles a otros del poder de Jesús de cambiar sus vidas.

Creo que la pregunta es, ¿ha tenido el diablo éxito en su planteo?

Tú sé el juez! ¿ Estar «ocupado» significa estar bajo el yugo de Satanás?

¿ Nos olvidamos de establecer una relación más estrecha con Jesús ?

Por favor, pasa este mensaje a otros, si no estás muy ocupado.

“ Siente lo que dices con cariño, di lo que piensas con esperanza, piensa lo que haces con fe, haz lo que debes con amor.”

“ Si no te gusta lo que estás recibiendo, examina lo que estás dando.”

Colaboración de Cristina Vaioli ( 2001 )

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Dios y nuestros padres

POR UN TIEMPO

Te prestaré por un tiempo a unos padres para que los ames mientras vivan.

Podrán ser 10, 20, 30 años o más, hasta que los llame.

Te pregunto: ¿podrás cuidarlos?

Quiero que aprendas a vivir con ellos, les he buscado unos hijos y te he elegido a ti. No te ofrezco que se quedarán contigo para siempre, sólo te los presto.

Ellos te darán ternura y te darán alegría por tenerte.

El día que los llame no llorarás ni me odiarás porque los regresé a Mí.

Su ausencia corporal quedará compensada por el amor y por los muchos y agradables recuerdos.

Ten presente que si algo te entristece, que si el golpe del dolor te hiere algún día, tu pena es mía y así, con todo esto, tu luto será más llevadero y habrás de decir con agradecida humildad: ¡Hágase Señor tu voluntad!

Envió: R. Falcón

Micro-reflexión :

«Es el amor, y no el tiempo, el que cura las heridas».

Envió: Silvia Garza

Extraídos del Portal Católico www.encuentra.com ( 2001 )

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Los frutos del Espíritu Santo

I. Cuando el alma es dócil al Espíritu Santo se convierte en árbol bueno que se da a conocer por sus frutos. Aunque estos frutos son incontables, San Pablo nos señala doce frutos resultado de sus dones: caridad, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia y castidad (Gálatas 5, 22-23.)

Tres de ellos son en especial, manifestación de la gloria de Dios: el amor, el gozo y la paz. La caridad es el más sabroso de los frutos porque es la primera manifestación de nuestra unión con Cristo, nos hace experimentar que Dios está cerca y tiende a aligerar la carga a los otros. Le sigue el gozo porque la alegría es consecuencia del amor; por eso el cristiano se distingue por su alegría, que permanece por arriba del dolor y del fracaso.

El amor y la alegría dejan en el alma la paz de Dios; es ausencia de agitación y el descanso de la voluntad en la posesión estable del bien.

II. Ante los obstáculos, las almas dóciles al Espíritu Santo producen el fruto de la paciencia, que es en muchas ocasiones el soporte del amor; no pierden la paz ante la enfermedad, la contradicción, los defectos ajenos, las calumnias, y ante los propios fracasos espirituales. La paciencia, así como la longanimidad son muy importantes en el apostolado; ésta última es una disposición estable por la que esperamos todo el tiempo que Dios quiera las dilaciones queridas o permitidas por Él, antes de alcanzar las metas ascéticas o apostólicas que nos proponemos, y se propone metas altas, según el querer de Dios, aunque los resultados parezcan pequeños. “Sabe que mis elegidos no trabajarán en vano” (Isaías 45, 23.)

III. Los demás frutos miran en primer lugar al prójimo, como San Pablo dice: revestíos de entrañas de misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, soportándoos y perdonándoos mutuamente (Colosenses 3, 12-13.) La bondad nos inclina a querer toda clase de bienes para otros sin distinción alguna.

La benignidad traduce la caridad en hechos, nos inclina a hacer el bien a los demás(1 Corintios 13, 4.) y se manifiesta en obras de misericordia, en indulgencia y afabilidad. La mansedumbre es un acabamiento de la bondad y benignidad,y se opone a las estériles manifestaciones de ira. Nada hay comparable a un amigo fiel; su precio es incalculable ( Eclo 6, 1.) La fidelidad es una forma de vivir la justicia y la caridad. Por la modestia el hombre a sabe que sus talentos son regalo de Dios y los pone al servicio de los demás, refleja sencillez y orden.

Por la continencia y la castidad el alma está vigilante para evitar lo que pueda dañar la pureza interior y exterior.

Extraído de “Meditar” del Portal Católico www.encuentra.com ( 2001 )

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Yo soy la verdadera vid

Evangelio de San Juan Jn 15, l-8

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador. Al sarmiento que no da fruto en mí, él lo arranca, y al que da fruto lo poda para que dé más fruto. Ustedes ya están purificados por las palabras que les he dicho. Permanezcan en mí y yo en ustedes. Como el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid, ustedes los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él ése da fruto abundante, porque sin mí nada pueden hacer. Al que no permanece en mí se le echa fuera, como al sarmiento, y se seca; luego lo recogen, lo arrojan al fuego y arde. Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. La gloria de mi Padre consiste en que den mucho fruto y se manifiesten así como discípulos míos».

Reflexión de Ernesto María, Sac.:

En nuestro mundo tecnificado y autosuficiente, en donde las computadoras y la ciencia moderna a veces nos hacen creer que somos autosuficientes, las palabras del evangelio de hoy nos recuerdan una de las verdades que JAMAS debemos de olvidar: «Sin Jesús no podemos hacer nada». Todo intento de progreso al margen de Dios siempre termina en retroceso, en esterilidad, en desgaste inútil.

Jesús es nuestra fuerza, nuestra creatividad, nuestra sabiduría, nuestro poder. En él todo es posible. Por la acción del Espíritu Santo, circula en nosotros la corriente vital del amor, constructor y vivificador del mundo. En la mediada en que nuestra vida se une e identifica más con Jesús, nuestros frutos son los frutos de nuestro tronco, de nuestra vida y por ello es fácil reconocer quien está unido a esta «Vid», pues los frutos lo descubren.

San Pablo en su carta a los Gálatas dice que, la paciencia, la tolerancia, la alegría, la profunda paz interior son los frutos del amor de Dios que circula en nosotros.

Valdría pues la pena revisar si los frutos de nuestra vida dan testimonio de nuestra «permanencia» en Cristo.

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com ( 2001 )

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Procuraré Señor

Procuraré Señor, en mis momentos de angustia y amargura, recordar tu nombre y alabarlo por ponerme a prueba.

Procuraré Señor, a la hora de pedirte, tener más fe que el día anterior.

Procuraré Señor, al encontrarme en crisis, pedirte de la mejor forma la luz para encontrar la solución.

Procuraré Señor, recordar que en el desaliento, tú eres el consuelo y el impulso para seguir viviendo en medio de injusticias y sinsabores.

Procuraré Señor, la relación en comunidad con mis semejantes.

Procuraré Señor, dar amor en vez de odio, ayudar y no hundir, tender la mano y no empujar.

Procuraré Señor, perdonar y no juzgar, la caridad y no la avaricia.

Procuraré Señor, la amistad a la enemistad, la unión y no la desunión.

Procuraré Señor, la paz y no la guerra.

Procuraré Señor, en los momentos más controversiales, tener paciencia y esperanza.

Procuraré Señor, alentar a los demás y no desalentarlos.

Procuraré Señor, ser humilde como tu hijo y aceptar con fortaleza tu voluntad.

Envió: Luis R. Charpentier Soto

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com ( 2001 )

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Ponte primero a ti en paz

1. Ponte primero a ti en paz, y después podrás apaciguar a los otros.

El hombre pacífico aprovecha más que el muy letrado.

El hombre apasionado, aún el bien convierte en mal, y de ligero cree lo malo.

El hombre bueno y pacífico todas las cosas echa a la buena parte.

El que está en buena paz, de ninguno sospecha.

El descontento y alterado, con diversas sospechas se atormenta; ni él sosiega, ni deja descansar a los otros. Dice muchas veces lo que no debiera, y deja de hacer lo que más le convendría. Piensa lo que otros deben hacer, y deja él sus obligaciones.

Ten, pues, primero celo contigo, y después podrás tener buen celo con el prójimo.

2. Tú sabes excusar y disimular muy bien tus faltas, y no quieres oír las disculpas ajenas. Más justo sería que te acusases a ti, y excusases a tu hermano. Sufre a los otros si quieres que te sufran.

Mira cuán lejos estás aún de la verdadera caridad y humildad, la cual no sabe desdeñar y airarse sino contra sí.

No es mucho conversar con los buenos y mansos, pues esto a todos da gusto naturalmente; y cada uno de buena gana tiene paz, y ama a los que concuerdan con él.

Pero poder vivir en paz con los duros, perversos y mal acondicionados, y con quien nos contradice, grande gracia es, y acción varonil y loable.

3. Hay algunos que tiene paz consigo, y también con los otros.

Otros hay que ni la tienen consigo, ni la dejan tener a los demás: molestos para los otros, lo son más para sí mismos.

Y hay otros que tienen paz consigo, y trabajan en reducir a paz a los otros.

Pues toda nuestra paz en esta miserable vida, está puesta más en el sufrimiento humilde, que en dejar de sentir contrariedades.

El que sabe mejor padecer, tendrá mayor paz. Este es el vencedor de sí mismo y señor del mundo, amigo de Cristo y heredero del cielo.

/// Imitación a Cristo. Tomás de Kempis [Libro I. Capítulo III] ///

Extraído de Oraciones, del Portal Católico www.encuentra.com ( 2001 )

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El Libro de tu Vida

Hoy cierras un volumen más del libro de tu vida .

Cuando comenzaste este libro todo era tuyo,

te lo puso Dios en las manos, podías hacer con él lo que quisieras:

un poema, una pesadilla, una blasfemia, un sistema, una oración.

Podías… hoy ya no puedes; no es tuyo, ya lo has escrito,

ahora es de Dios. Te lo va a leer todo Dios

el mismo día en que te mueras, con todos sus detalles.

Ya no puedes corregirlo. Ha pasado al dominio de la eternidad.

Piensa unos momentos en este día. Toma tu libro y hojéalo despacio, deja pasar sus páginas por tus manos y por tu conciencia.

Ten el gusto de verte a ti mismo. Lee todo.

Repite aquellas páginas de tu vida en las que pusiste tu mejor estilo. No olvides que uno de tus mejores maestros eres tú mismo.

Lee también aquellas páginas que nunca quisieras haberlas escrito. No…. no intentes arrancarlas, es inútil.
Ten valor para leerlas, son tuyas. No puedes arrancarlas,

pero puedes anularlas cuando escribas tu siguiente libro.

Si lo haces, Dios pasará éstas de corrida

cuando te lea tu libro en el último día.

Hay en él trozos de ti mismo; es un drama apasionado

en el que el primer personaje eres tú. Tú en escena con Dios,

con tu familia, con tu trabajo, con la sociedad.

Tú lo has escrito con el instrumento asombroso de tu libre albedrío sobre la superficie inmensa y movediza del mundo.

Es un libro misterioso, que en su mayor parte, la más interesante,

no puede leerlo nadie mas que Dios y tú.

Si tienes ganas de besarlo, bésalo, si tienes ganas de llorar,

llora fuerte sobre tu viejo libro en esta noche.

Pero, sobre todo, reza sobre tu libro viejo. Cógelo en tus manos, levántalo hacia el cielo y dile a Dios sólo dos palabras:

Gracias! Perdón!. Después dáselo a Cristo. No importa como esté, aunque tenga páginas negras, Cristo sabe perdonar.

Esta noche te ha de dar Dios otro libro

completamente blanco y nuevo. Es todo tuyo.
Vas a poder escribir en él lo que quieras.
Pon el nombre de Dios en la primera página.

Después dile que no te deje escribirlo solo.

Dile que te tenga siempre de la mano… y del corazón.

Colaboración de Clementina Uncal ( 2001 )

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Oración y reflexión

Dialogando con el Señor :

Realiza una oración personal… con tus propias palabras…que salgan de tu corazón. Puedes dar pie al diálogo con el Señor apoyándote en las siguientes reflexiones del Santo Padre Juan Pablo II:

Una palabra buena se dice pronto; sin embargo, a veces se nos hace difícil pronunciarla. Nos detiene el cansancio, nos distraen las preocupaciones, nos frena un sentimiento de frialdad o de indiferencia egoísta. Así sucede que pasamos al lado de personas a las cuales, aun conociéndolas, apenas les miramos el rostro y no nos damos cuenta de lo que frecuentemente están sufriendo por esa sutil, agotadora pena, que proviene de sentirse ignoradas. Bastaría una palabra cordial, un gesto afectuoso e inmediatamente algo se despertaría en ellas: una señal de atención y de cortesía puede ser una ráfaga de aire fresco en lo cerrado de una existencia, oprimida por la tristeza y por el desaliento.

/// Reflexiona el párrafo anterior y dialoga con el Señor ///

El amor a Jesús se convierte en acogida al hermano. El testimonio de fe se transforma al mismo tiempo en testimonio de caridad.

Dos virtudes inseparables, pues caminan por el único riel de las dos dimensiones: Dios y el hombre. Quien ama a Dios, ama al hombre: «Pues el que no ama a su hermano, a quien ve, no es posible que ame a Dios, a quien no ve.»

/// Reflexiona el párrafo anterior y dialoga con el Señor ///

Acercaos a Él y descubridlo en el pobre y en el que tiene soledad, en el enfermo y en el afligido, en el incapacitado, en el anciano, en el marginado, en todos aquellos que esperan vuestra sonrisa, que necesitan vuestra ayuda, y que desean vuestra comprensión, vuestra compasión y vuestro amor. Y cuando hayáis conocido y abrazado a Jesús en todos éstos, entonces -y sólo entonces- participaréis profundamente de la paz de su Sagrado Corazón.

/// Reflexiona el párrafo anterior y dialoga con el Señor ///

Extraído de Oraciones, del Portal Católico www.encuentra.com ( 2001 )

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Tiempo en silencio con el Padre

Trata de sentarte en un lugar tranquilo y quietamente lee la siguiente oración, e imagínate que tu Padre amado te habla sólo a ti.

No tienes que ser experto para complacerme;

todo lo que tienes que hacer es querer amarme.

Háblame como si le hablaras a alguien a quien quieres mucho.

¿Hay algunas personas por las cuales deseas orar?

Dime los nombres y pregúntame todo lo que quieras.

Yo conozco todas tus necesidades, pero Yo quiero que tú demuestres tu amor por ellos y por Mí al confiar que Yo haga lo mejor que Yo crea para ellos.

Dime sobre los pobres, los enfermos y los pecadores, y si has perdido la amistad o el cariño de alguien, dime sobre esto también.

¿Hay algo que desees para tu alma?

Si quieres escribe una larga lista de tus necesidades, y vienes y me la lees.

Dime sobre las cosas que te hacen sentir culpable.

Yo te perdonaré si tú aceptas mi perdón.

Sólo háblame sobre tu orgullo, tu susceptibilidad, tu egocentrismo.

A pesar de todo esto, Yo todavía te amo. No te avergüences;

hay muchos santos en el cielo que tenían los mismos defectos tuyos;

ellos Me oraron, y poco a poco, fueron corrigiendo sus faltas.

No vaciles en pedirme bendiciones para tu cuerpo y para tu mente;

salud, memoria, éxitos. Para aquellos que realmente lo deseen,

Yo puedo darles todo lo necesario para la santidad de su alma.

¿Qué es lo que deseas hoy? Dime, porque anhelo hacerte bien.

¿Cuáles son tus planes? Cuéntamelos.

¿Hay alguien que deseas agradar? ¿Qué deseas hacer para ellos?

¿Le temes a algo? ¿Tienes algunos miedos y angustias irracionales?

Confía en Mí. Yo estoy aquí. Lo veo todo. Yo no te abandonaré.

¿No tienes alegrías para contarme? ¿Por qué no compartes tus alegrías conmigo?

Dime qué ha pasado desde ayer; qué te ha alegrado y consolado.

Lo que fuese, grande o pequeño, Yo lo preparé. Reconócelo y dame las gracias.

¿Las tentaciones caen fuertemente sobre ti?

Ceder a tentaciones siempre altera la paz del alma.

Pídeme, que Yo te ayudaré a vencerlas.

Bueno, sigue adelante, continúa con tu trabajo o tu diversión o con tus otros intereses. Trata de ser más tranquilo, humilde, bondadoso y regresa pronto y tráeme un corazón más lleno de amor.

Mañana tendré más bendiciones para ti.

Así nuestro Padre abre Su Corazón por medio de Nuestro Señor Jesús, para todos los que entran en comunión con Él. Cristo mismo nos enseña cómo orar con sinceridad. María, amorosamente, nos asistirá en la búsqueda de cómo orar con el corazón; ya que su papel en el Reino de Dios es el de llevar a todos a su Hijo. Ella no se lo pide a algunos, ella se lo pide a TODOS.

Colaboración de Gabriela Serrano Agüero ( 2001 )

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El Papa Juan Pablo II, profeta de nuestros tiempos

Padre Jordi Rivero

El Papa Juan Pablo II es la figura central de la tercera parte del secreto de Fátima. Es también el hombre escogido por la Virgen en este tiempo crítico de la historia: El Papa sin duda influyó mucho en la caída del imperio Soviético, ha llevando el Evangelio al mundo entero, ha guiado a la Iglesia con extraordinaria sabiduría hacia el III milenio. Ante la crisis actual, el Papa es la voz mas poderosa por la paz.

Podemos detener los males con la oración. En el secreto de Fátima el Papa muere mártir. Entonces, ¿cómo dice el Vaticano que se refiere al atentado del `81? Porque en ese atentado el Papa debería haber muerto. Nadie ha sobrevivido ese tipo de balas atravesando su cuerpo. El Papa reconoció que había sido un milagro de la Virgen. Las profecías nos advierten de peligros pero están condicionadas a nuestras oraciones. El Papa el 13 de Mayo del 2000, desde la misa de Fátima para la beatificación de los pastorcitos, agradeció a Jacinta por haber ofrecido los inmensos dolores de su enfermedad por el Papa del secreto. ¡Esta pequeña niña salvó, con sus intensas oraciones y sacrificios, la vida del Papa que todavía no había nacido! Nosotros, con nuestras oraciones, podemos detener los males que azotan a la humanidad. Recordemos que la raíz del mal es el pecado. Se vence con la oración, la penitencia y la conversión.

El Papa entre los musulmanes. Justo en el momento preciso, unos días después de la tragedia de EEUU, La Divina Providencia dispuso que el Papa visitase a Kazjastán, llegando a estar a solo 200 millas de Afganistán. Al Papa le recomendaron que cancelase, pero él sabía que su misión era de gran trascendencia. Por primera vez una multitud de mas de 50,000, en su gran mayoría islámica, escuchó el Evangelio. Tan lleno del Espíritu habló el Papa que no puede dudarse que sus palabras plantaron semillas en los corazones.

Recordemos que Kazjastán era uno de los destinos de las deportaciones estalinistas. Cientos de miles fueron enviados sólo en 1936. Allí está el Gulag, inmortalizado en la novela de Alexander Solzjenitsin, lugar que simboliza la mayor crueldad del hombre pero también su mayor grandeza al padecer el sufrimiento y martirio por Cristo.

Los tiempos han cambiado. Nazarbayevel, ex lider comunista, ahora presidente de Kazjastán, dijo ante el Papa: «Musulmanes y cristianos deben crear una sociedad basada en el amor». El Papa es recibido con brazos abiertos y anuncia libremente a todos el camino del amor de Cristo. No podemos, hermanos, pasar por alto este milagro. Vemos que, en un mundo donde hay tantos males, ¡sobreabunda la gracia!

De los mensajes del Papa en Kazjastán

«Deseo dirigir un sincero llamamiento a todos, cristianos y pertenecientes a otras religiones, a trabajar juntos para construir un mundo sin violencia, un mundo que ama la vida y que avanza en la justicia y en la solidaridad».

El Papa nos enseñó que todos somos hijos del mismo Dios: «Desde este lugar, invito tanto a los cristianos como a los musulmanes a elevar una inmensa oración al único y omnipotente Dios, del que todos nosotros somos hijos, para que pueda reinar en el mundo el gran don de la paz» «Que todos los pueblos, apoyados por la divina sabiduría, puedan trabajar por doquier para construir una civilización del amor, en la que no haya lugar para el odio, la discriminación y la violencia»

«Cuando en una comunidad civil los ciudadanos saben aceptarse con sus respectivas convicciones religiosas, es más fácil afianzar entre ellos el reconocimiento efectivo de los demás derechos humanos y un entendimiento basado en los valores de fondo de una convivencia pacífica y constructiva».

No podemos olvidar a los que viven en Afganistán, Pakistán y otros países.
La población afgana ya se encontraba reducida a la miseria por largos años de guerra y por la tiranía de sus gobernantes. Ahora su condición llega al extremo. Huyen ante el peligro de una represalia de EEUU y quedan hacinados en campamentos de miseria donde no hay agua ni alimentos.

No podemos olvidar tampoco a la minoría cristiana en países como Pakistán (%3). Pensemos en el pánico que viven en estos momentos sabiendo que cualquier acción del occidente repercutirá en contra de ellos. Pensemos en los 24 presos (8 del extranjeros, 16 nativos) en Afganistán acusados de «proselitismo» (propagar el cristianismo).

Si guardamos todo esto en el corazón entenderemos por qué el Papa insiste en la urgencia de vivir el mensaje de Fátima: oración, penitencia, conversión.

 

Extraído del sitio www.corazones.org ( 2001 )

 

Colaboración de Pablo Deluca

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La paz les dejo, mi paz les doy

Evangelio de San Juan – Jn 14, 27-31

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «La paz les dejo, mi paz les doy. No se las doy como la da el mundo. No se turbe su corazón, ni tengan miedo. Han oído que les dije: «Me voy pero volveré a su lado.» Si me amaran, se alegrarían de que voy al Padre, porque el Padre es más que yo. Se los he dicho ahora antes de que suceda, para que cuando suceda, crean. Ya no hablaré mucho con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo; no es que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo conozca que yo amo al Padre y que cumplo exactamente lo que el Padre me ha mandado».

Reflexión de Ernesto María, Sac. :

Quizás uno de los regalos más grandes que Jesús nos ha dejado, sea la paz. La paz profunda en el corazón que hace que el hombre, aún en medio da las más duras pruebas, no se sienta turbado ni con miedo. La paz de Dios es una paz diferente a la que de ordinario se busca. Es un don divino que produce en el cristiano la certeza de la presencia de Dios y de la ayuda divina. No es una paz artificial producto del no afrontar nuestras responsabilidades y compromisos, paz que muchas veces es cobardía o evasión. Un rostro sereno en medio de una tormenta, de una crisis, es la mejor señal de la presencia de Dios en él. Algo que ha asombrado a los hombres de ciencia que han estudiado la «Sábana de Turín» o «Sábana Santa», es la enorme paz que refleja el rostro del hombre «retratado» en este lienzo. Un hombre que al parecer fue martirizado de una manera atroz y que sin embargo muere con un rostro sereno.

Es una paz que se consigue haciendo la guerra a nuestro egoísmo a fin de dar espacio al Espíritu, para que éste crezca en nosotros y nos pacifique interiormente. Te invito a que le pidas al Señor esta paz, la paz que hace de nuestra vida, preámbulo del cielo.

Que Dios llene tu corazón con alegría y con paz durante todo tu día.

Extraído de Evangelio, del Portal Católico www.encuentra.com ( 2001 )

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Buscar y promover la paz

El desear la paz a los demás, el promoverla en nuestro alrededor es un gran bien humano, y cuando está animado por la caridad es también un gran bien sobrenatural. Una condición para comunicar la paz es tenerla en nuestra alma, es señal cierta de que Dios está cerca de nosotros. Es un fruto del Espíritu Santo.

El Señor nos ha dejado la misión de pacificar la tierra, comenzando por poner paz en nuestra alma, en nuestra familia, en el lugar donde trabajamos, y consiste, no en la ausencia de riñas, sino en la armonía que lleva a colaborar en proyectos y en intereses comunes.

El sabernos hijos de Dios nos dará paz firme, no sujeta a los vaivenes del sentimiento o de los incidentes de cada día. El deseo sincero de paz que el Señor pone en nuestro corazón nos debe llevar a evitar absolutamente todo aquello que causa división y desasosiego.

Acudamos a la Virgen nuestra Madre, la Reina de la paz, para no perder nunca la alegría y la serenidad. Reina de la paz, ¡ruega por nosotros!

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com

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Hablar con Dios

Muchas veces no hablamos con Dios por el simple hecho de no «sentir» hacerlo, cuando hablar con Dios debiera ser algo como respirar, indispensable, vital y constante en nuestras vidas. El hecho de pensar que no somos «dignos» de Dios, o que no sepamos qué decir es una de las mayores trampas para alejarnos de Dios.

Si no sabes que decir, de qué hablar o cómo comportarte delante de Dios, dile aunque sea «No sé qué decir», pero habla con Él y todo en tu vida mejorará al tener presente a un Dios amigo, todopoderoso y siempre atento…haz la prueba.

Colaboración de Ana Etchepareborda de Teste ( 2001 )

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Hablar con Dios

Muchas veces no hablamos con Dios por el simple hecho de no «sentir» hacerlo, cuando hablar con Dios debiera ser algo como respirar, indispensable, vital y constante en nuestras vidas. El hecho de pensar que no somos «dignos» de Dios, o que no sepamos qué decir es una de las mayores trampas para alejarnos de Dios.

Si no sabes que decir, de qué hablar o cómo comportarte delante de Dios, dile aunque sea «No sé qué decir», pero habla con Él y todo en tu vida mejorará al tener presente a un Dios amigo, todopoderoso y siempre atento…haz la prueba.

Colaboración de Ana Etchepareborda de Teste ( 2001 )

“En vuestras dificultades, en los momentos de prueba y desaliento, cuando parece que toda dedicación está como vacía de interés y de valor, ¡tened presente que Dios conoce nuestros afanes!

¡Dios os ama uno por uno, está cercano a vosotros, os comprende! Confiad en Él, y en esta certeza encontrad el coraje y la alegría para cumplir con amor y con gozo vuestro deber.”

Extraído del capítulo Dios te ama del libro ORAR de Juan Pablo II

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Somos Templo de Dios

I. En el momento del Bautismo vinieron a nuestra alma las tres personas de la Beatísima Trinidad con el deseo de permanecer unidas a nuestra existencia.
Esta presencia, del todo singular, sólo se pierde por el pecado mortal.
San Agustín, al considerar esta inefable cercanía de Dios, exclamaba: “¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva!; he aquí que Tú estabas dentro de mí y yo fuera, y por fuera te buscaba (...) Tú estabas conmigo, mas yo no estaba contigo. Me tenían lejos de Ti las cosas que, si no estuviesen en Ti, no serían.
Tú me llamaste claramente y rompiste mi sordera; brillaste, resplandeciste, y curaste mi ceguedad”. (Confesiones, 10, 27, 38).
 
II. Los cristianos no debemos contentarnos con no perder a Dios: debemos buscarle en nosotros mismos procurando el recogimiento de los sentidos que tienden a desparramarse y quedarse apegados a las cosas. Para lograr este recogimiento, a algunos el Señor les pide que se retiren del mundo, pero Dios  quiere que la mayoría de los cristianos (madres, estudiantes, trabajadores...)         le encontremos en medio de nuestros quehaceres. Mediante la mortificación habitual durante el día –con la que tan relacionado está el gozo interior- guardamos para Dios los sentidos. Mortificamos la imaginación, librándola de pensamientos inútiles; la memoria, echando a un lado recuerdos que no nos acercan al Señor; la voluntad, cumpliendo con el deber concreto. Porque el trabajo intenso, si está dirigido a Dios, lejos de impedir el diálogo con El, lo facilita.
 
III. La liturgia nos invita a tratar con más intimidad al Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, en este tiempo en que nos encaminamos hacia la fiesta de Pentecostés. El Espíritu Santo está en el alma del cristiano en gracia, para configurarlo con Cristo, para que cada vez se parezca más a El, para moverlo al cumplimiento de la voluntad de Dios, y ayudarle en esa tarea.
¿Porqué sentirnos solos, si el Espíritu Santo nos acompaña? Pidamos a la Virgen que nos enseñe a comprender esta dichosísima realidad. ¡Qué distinto sería nuestro porte en algunas circunstancias, la conversación, si fuéramos conscientes de que somos templos de Dios, templos del Espíritu Santo! 
 
 
Extraído de meditar ( mayo 2001 ) del Portal Católico www.encuentra.com
 
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El corazón perfecto

Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca.

Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en él ni máculas ni rasguños.

Sí, coincidieron todos que era el corazón más hermoso que hubieran visto. Al verse admirado el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar.

De pronto un anciano se acercó y dijo: «¿Porqué dices eso, si tu corazón no es ni aproximadamente, tan hermoso como el mío?

Sorprendidos la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y éstos habían sido reemplazados por otros que no encastraban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos.

La mirada de la gente se sobrecogió – «¿Cómo puede él decir que su corazón es más hermoso?», pensaron …

El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír. «Debes estar bromeando,» dijo. «Compara tu corazón con el mío… El mío es perfecto. En cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor.»

«Es cierto,» dijo el anciano, «tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo… Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido.»

«Hubo oportunidades, en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos – dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día -tal vez- regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón.»

«¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?»

El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció.

El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes.

El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.

Envió: Sergio Oyervides Parra

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com

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Piedritas en un frasco

Para todos los que estamos escasos de tiempo

Un experto Asesor de Empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia. Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó: ¿Cuántas piedras piensan que caben en el frasco?

Después de que los asistentes hicieron sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó: ¿Está lleno?

Todo el mundo asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla (piedras pequeñas). Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejan las piedras grandes.

El experto sonrió con ironía y repitió ¿Está lleno?

Esta vez los oyentes dudaron: Tal vez. ¡Bien! Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la gravilla.

¿Está lleno? Preguntó de nuevo.¡No! Exclamaron los asistentes.

¡Bien! Dijo. Y tomó una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.

Bueno, ¿que hemos demostrado? Preguntó.

Un alumno respondió: Que no importa lo llena que está tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.

¡No! Concluyó el experto.

Lo que esta lección nos enseña, es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.

¿Cuáles son los grandes piedras en tu vida?

Tus hijos, tus amigos, tus sueños, tu salud, la persona amada.

Recuerda, ponlas primero. El resto encontrará su lugar.

Colaboración de Oscar, que se lo envió a Irene Walsh

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Una historia de milagros

Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque; un Sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante alumno del Sabio.

Fue entonces cuando el poderoso dirigiéndose al Sabio dijo :

– Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa y que inclusive puedes hacer milagros.

– Soy una persona vieja y cansada… ¿Como crees que yo podría hacer milagros?. Respondió.

– Me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos… esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso.

– ¿Te referías a eso?… Tu lo has dicho, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso… no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, y todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo.

– Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tu haces… muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios.

Ante la insistencia de aquel hombre poderoso, el Sabio aceptó mostrarle tres milagros. Y así, con la mirada serena y sin hacer ningún movimiento le preguntó:

– ¿Esta mañana volvió a salir el sol?.

– Sí, claro que si.

– Pues ahí tienes un milagro….. el milagro de la luz.

– No, yo quiero ver un verdadero milagro; oculta el sol, saca agua de una piedra…. mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas.

– ¿Quieres un verdadero milagro? No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?.

– ¡Si! Fue varón y es mi primogénito.

– Ahí tienes el segundo milagro…. el milagro de la vida.

– Sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro…

– ¿Acaso no estamos en época de cosecha?¿No hay trigo y sorgo donde hace unos meses solo había tierra?.

– Si, igual que todos los años.

– Pues ahí tienes el tercer milagro…

– Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero…

Sus palabras fueron cortadas por el Sabio, quien convencido de la obstinación de aquel hombre y seguro de no poder hacerle comprender la maravilla que existe en todo aquello que le había mostrado señaló :

– Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti…Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer.

Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El Sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda. Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el Sabio y su alumno, el Sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomo al conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado:

– Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días, ¿Por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿Por que lo haces ahora que no puede verlo?».

– Lo que él buscaba no era un milagro, sino un espectáculo. Le mostré tres milagros y no pudo verlos. Para ser rey primero hay que ser príncipe; para ser maestro primero hay que ser alumno… no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día.

El día que aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido.

Agradecemos esta aportación a Marisol Cruz

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com

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