Un hombre susurró: Dios, habla conmigo;
y un ruiseñor comenzó a cantar, pero el hombre no oyó.
Entonces el hombre repitió : Dios, habla conmigo;
y el eco de un trueno se oyó, mas el hombre fue incapaz de oír.
El hombre miró alrededor y dijo: Dios, déjame verte;
y una estrella brillo en el cielo, pero el hombre no la vio.
El hombre comenzó a gritar: Dios, muéstrame un milagro;
y un niño nació, mas el hombre no sintió el latir de la vida.
Entonces el hombre comenzó a llorar y a desesperarse:
Dios, tócame y déjame saber que estás aquí conmigo…
y una mariposa se posó suavemente en su hombro;
el hombre espantó la mariposa con la mano
y desilusionado continuó su camino, triste, solo y con miedo.
Hasta cuando tenemos que sufrir para comprender
que Dios está siempre donde está la vida ???
Hasta cuando mantendremos nuestros ojos
y nuestros corazones cerrados para los milagros de la vida
que se presentan diariamente en todo momento ???
(canto Indigena – Traducida y adaptada del Libro By San Etioy)
Colaboración de Clementina Uncal
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