El Duelo y su elaboración – 1era. parte mayo 2014

Pastoral del Duelo                 www.pastoralduelo.com

 

Tomado del Sitio Web   www.redsanar.org / pastoralduelo

 

Duelo  ¿Qué es el duelo?

El término duelo procede etimológicamente del vocablo latino dolium, que a su vez se deriva del verbo, doleo (dolerse).

El duelo es la actividad y actitud de la persona ante la reacción emocional, espontánea y natural del sufrimiento producido por:

  • Pérdidade bienes, prestigio, posición, afectos, amores, amistad, identidad personal, autoestima, ilusiones, honor, verdad, posibilidades, salud, integridad corporal, raíces culturales, patria, trabajo…
  • Omisiónde lo que no se pudo tener, ser, hacer, amar o ser amado.
  • Alejamientoo separación parcial o definitiva de alguien amado.
  • Muertede seres queridos y la propia muerte cercana.

 

Duelo – Su intensidad

La intensidad del sufrimientos en los duelos, obviamente, es mucho mayor por la muerte de seres queridos que por pérdidas de bienes apreciados.

En efecto, la intensidad de los sentimientos se produce por:

– lo definitivo de la pérdida o de la muerte

– la ansiedad de la separación

– el vacío o desconcierto de la ausencia

– la causa y circunstancias que lo ocasionaron (acción o muerte impuesta, indigna, deshumanizada, con abandono, con negligencia, con violencia…)

– la hondura de la relación existente

– el rol desempeñado por el difunto o ausente

– la fuerza del «apego»: dependencia o independencia que se ha generado

– la actitud asumida: pasiva o activa

– la consideración sobre la realización, satisfacción y cumplimiento de la vida del fallecido.

– Los asuntos sin resolver entre dolientes y difuntos.

– la canalización y reinversión afectivas desplegadas.

– la utilización de los recursos humanos y religiosos de que dispone cada persona: carácter, salud mental, autoestima, capacidad adaptativa, experiencia de otros duelos, acción vincular y familiar, capacidad de expresar el duelo, vivencia espiritual. Sufrimos como somos, pensamos, creemos y esperamos, es decir según nuestra propia personalidad (1).

Muchos autores mencionan la intensidad según este tipo de vínculos o situaciones:

  1. Muerte del hijo
    2. Muerte del cónyuge
    3. Separación o divorcio del cónyuge
    4. Encarcelamiento o pérdida de la libertad
    5. Muerte del familiar cercano
    6. Accidente o enfermedad
    7. Crisis familiar grave
    8. Expulsión del trabajo
    9. Pérdida económica importante
    10. Jubilación

(1) Cfr. A, Pangrazzi. «El Duelo. Cómo elaborar positivamente las pérdidas humanas.» Ed. San Pablo, pp. 35 – 45.

 

Duelo – ¿Cómo afecta?

En el proceso del duelo queda dañada la biología de la persona (corporeidad), se resiente la biografía (proyectos, estilos de vida, mundo emocional, vida espiritual…) y se achica la biofilia (autoestima, razón vital, gusto por la vida, sentido existencial)
El duelo es una experiencia global. Afecta a toda la persona, en todas y en cada una de sus dimensiones:

– Física
– Emocional
– Intelectual
– Social
– Espiritual

 

He aquí las principales reacciones:

En la dimensión física:
– 
Dolor de cabeza
– Sequedad de boca.
– Sensación de estómago vacío.
– Falta de energía y debilidad. 
– 
Llanto. 
– 
Dolores agudos en el cuerpo. 
– 
Opresión en el pecho y garganta.
– 
Taquicardias. 
– 
Anorexia y pérdida de peso. 
– 
Alteración en el sueño. 
– 
Aumento de la morbimortalidad (en especial, en personas muy ancianas).

En la dimensión emocional:
– 
Tristeza y depresión temporal.
– Extrañeza ante el mundo habitual. 
– 
Deseo de presencia del fallecido. 
– 
Hablar con el muerto. 
– 
Añoranza. 
– 
Obsesión por recuperar la pérdida.
– Deseo de unirse al muerto. 
– 
Suspiros.
– 
Sentimiento de impotencia.
– Insensibilidad y desinterés. 
– 
Sentimiento de abandono y soledad. 
– 
Culpa y autorreproche. 
– 
Aprensión de que suceda algo malo, miedos.
– Temor a apegarse a seres queridos, ante posibles muertes.– Pérdida de autoestima. 
– 
Falta de deseo sexual.

En la dimensión social:
– Autoaislamiento.
– Hiperactividad.
– Hipersensibilidad a ruidos, risas…
– Deseos de superprotección.
– Desconcentración en el trabajo.
– Despreocupación por lo cotidiano.
– Ausencia de proyectos.
– Desinterés por los acontecimientos exteriores.

En la dimensión Intelectual:
– Confusión y aturdimiento
– No aceptación de la realidad
– Incredulidad
– Alucinaciones visuales y auditivas.
– Dificultad de atención y concentración.
– Incapacidad de coordinación mental.
– Obsesión por encontrar respuestas.
– Acatar mensajes negativos del sufrimiento.
– Centrar la mente y la conversación en el fallecido.

En la dimensión espiritual:
– 
Conciencia de la finitud humana.
– 
Sin esperanza de trascendencia. 
– 
Crisis del sentido vital. 
– 
Crisis de fe. 
– 
Dudas del amor y bondad divinas.
– 
Sentirse abandonado por Dios.
– 
Resentimiento contra Dios y alejamiento de la Iglesia…

 

Duelo – Fases del duelo-Tipos de duelo

Fases del duelo

La simple observación de un alma en duelo, así como la literatura de siglos y recientemente algunos estudios de especialistas, constata etapas por las que se suele pasar en el proceso de elaboración del sufrimiento.

– Aturdimiento inicial: el sufrimiento puede dejar anestesiado, perturbado, mudo, incluso privado de autonomía de pensamiento, palabra y acción.
– Lamentación: surgen las primeras expresiones inarticuladas, las exclamaciones, abundan los gestos, viene la queja: «¡No lo puedo creer!»
– Negación: «¡No, no es cierto!»
– Rechazo: ¡No, no lo acepto!
– Miedo y ansiedad: «¡ Y si me sucediera…!»
– Culpa: «¡Si yo no hubiese…!»
– Bronca: «¿Por qué a mí?» «¿Por qué se lo hicieron, Dios?» – Tristeza profunda «¿Qué sentido tiene ya…?»
– Resignación: «¡Me tocó a mi. Es la fatalidad!»
– Recobrando serenidad interior: «¡Después de tanto sufrimiento, estoy recobrando la paz!»
– Integración y resignificación: «¡Hay que volver a vivir. Mi ser querido me quiere feliz!» La sabia psicología humana necesita de estas fases para encajar un golpe tan fuerte. Lo preocupante es estancarse en una de ellas y no llegar a la aceptación y superación.

 

 

Tipos de duelo

Existen diversos tipos según las circunstancias de su origen, la actitud y el recorrido del proceso del duelo:

 

– Anticipado. Precedido con tiempo y pleno conocimiento de la situación, permite prepararse anímicamente.
– Retardado. Por no asumir la realidad o por preocupaciones urgentes, no se afronta la situación y se demora el proceso de aceptación y, por consiguiente, perdura el sufrimiento y la falta de elaboración positiva. En cualquier momento, el sufrimiento aflorará…
– Crónico. La reacción luctuosa dura años, produciendo constante sufrimiento. No cede por sufrir más.
– Emergente. El sufrimiento reaparece según etapas, fechas, circunstancias…
– Patológico. La muerte desencadenó mecanismos tales de defensa que alteró emocionalmente a la persona, que necesitará apoyo profesional y espiritual.
– Extraordinario. Ocasionado por situaciones críticas de la muerte: aborto, suicidio, homicidio, tortura, cuerpo sin aparecer, guerras, catástrofes…
– Comunitario. Afecta a muchas personas y por mucho tiempo.
– Saludable. Tras un proceso de elaboración del sufrimiento, se llega a la paz y serenidad.

 

 

Duelo – Su finalidad

Muchos creen que en el duelo hay que dejar pasar el tiempo que todo lo cura y considerar el sufrimiento como propio, exclusivo y no compartible; no hablar y sufrir en soledad y en silencio; procurar despejarse y evadir los recuerdos; vivir como si nada hubiera pasado, cayendo así en una especie de sumisión ante el fatalismo. ¡Es un gran error!

 

Otros, por el contrario, creen que el duelo es un continuo lamento y desahogo exteriores, situándose en un estilo de vida eternamente infeliz; o recluyéndose en un mundo imaginario por sentirse agobiados por la realidad. ¡No es lo correcto!

 

No es tampoco el duelo para olvidar ni para dejar de amar al ser querido muerto. ¡Sería absurdo!

 

La finalidad del duelo es dar expresión y cauce sano a los sentimientos, serenando el sufrimiento, dominado la pena de la separación, aceptando la realidad de la muerte, integrando la extrañeza física, reorientando positivamente la energía afectiva con un proyecto pleno de sentido, amando con un nuevo lenguaje de amor al fallecido a quien, como creyentes, ponemos en las manos misericordiosas de Dios en la esperanza firme de la resurrección, donde nos ama con el amor purificado y pleno de Dios.

Publicado por

Javier Serrano

Arquitecto, Productor de Seguros y Agente Inmobiliario apasionado por los deportes y Cronista, Camarógrafo y Fotógrafo Amateur

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