Amar a un ser humano

Amar a un ser humano es aceptar la oportunidad de conocerlo verdaderamente y disfrutar de la aventura de explorar y descubrir lo que guarda más allá de sus máscaras y sus defensas. Contemplar con ternura sus más profundos sentimientos, sus temores, sus carencias, sus esperanzas y alegrías, su dolor y sus anhelos.

Es comprender que detrás de su careta y su coraza, se encuentra un corazón sensible y solitario, hambriento de una mano amiga, sediento de una sonrisa sincera en la que pueda sentirse en casa.

Es reconocer, con respetuosa compasión, que la desarmonía y el caos en los que a veces vive son el producto de su ignorancia y su inconciencia, y darte cuenta de que si genera desdichas es porque aún no ha aprendido a sembrar alegrías, y en ocasiones se siente tan vacío y carente de sentido, que no puede confiar ni siquiera en sí mismo.

Es descubrir y honrar, por encima de cualquier apariencia, su verdadera identidad, y apreciar honestamente su infinita grandeza como una expresión única e irrepetible de la vida.

Amar a un ser humano es brindarle la oportunidad de ser escuchado con profunda atención, interés y respeto; aceptar su experiencia sin pretender modificarla sino comprenderla.

Ofrecerle un espacio en el que pueda descubrirse sin miedo a ser calificado, en el que sienta la confianza de abrirse sin ser forzado a revelar aquello que considera privado; es reconocer y mostrar que tiene el derecho inalienable de elegir su propio camino, aunque éste no coincida con el tuyo.

Es permitirle descubrir su verdad interior por sí mismo, a su manera: apreciarlo sin condiciones, sin juzgarlo ni reprobarlo, sin pedirle que se amolde a tus ideales, sin exigirle que actúe de acuerdo con tus expectativas.

Es valorarlo por ser quien es, no por como tú desearías que fuera; es confiar en su capacidad de aprender de sus errores y de levantarse de sus caídas más fuerte y más maduro, y comunicarle tu fe y confianza en su poder como ser humano.

Amar a un ser humano es atreverte a mostrarte indefenso, sin poses ni caretas, revelando tu verdad desnuda, honesta y transparente. Es descubrir frente al otro tus propios sentimientos, tus áreas vulnerables; permitirle que conozca al ser que verdaderamente eres, sin adoptar actitudes prefabricadas para causar una impresión favorable.

Es exponer tus deseos y necesidades, sin esperar que se haga responsable de saciarlas; es expresar tus ideas sin pretender convencerlo de que son correctas; es disfrutar del privilegio de ser tú mismo frente al otro, sin pedirle reconocimiento alguno, y en esta forma, irte encontrando a ti mismo en facetas siempre nuevas y distintas.

Es ser veraz, y sin miedo ni vergüenza, decirle con la mirada cristalina, «este soy, en este momento de mi vida, y esto que soy con gusto y libremente, contigo lo comparto… si tú quieres recibirlo».

Amar a un ser humano es disfrutar de la fortuna de poder comprometerte voluntariamente y responder en forma activa a su necesidad de desarrollo personal.

Es creer en él cuando duda de sí mismo, contagiarle tu vitalidad y tu entusiasmo cuando está por darse por vencido, apoyarlo cuando flaquea, animarlo cuando titubea, tomarlo de las manos con firmeza cuando se siente débil, confiar en él cuando algo lo agobia y acariciarlo con dulzura cuando algo lo entristece, sin dejarte arrastrar por su desdicha.

Es compartir en el presente por el simple gusto de estar juntos, sin ataduras ni obligaciones impuestas, por la espontánea decisión de responderle libremente.

Amar a un ser humano es ser suficientemente humilde como para recibir su ternura y su cariño sin representar el papel del que nada necesita.

Es aceptar con gusto lo que te brinda sin exigir que te dé lo que no puede o no desea; es agradecerle a la vida el prodigio de su existencia y sentir en su presencia una auténtica bendición en tu sendero.

Es disfrutar de la experiencia sabiendo que cada día es una aventura incierta y el mañana, una incógnita perenne; es vivir cada instante como si fuese el último que puedes compartir con el otro, de tal manera que cada reencuentro sea tan intenso y tan profundo como si fuese la primera vez que lo tomas de la mano, haciendo que lo cotidiano sea siempre una creación distinta y milagrosa.

Amar a un ser humano es atreverte a expresar el cariño espontáneamente a través de tu mirada, de tus gestos y sonrisas; de la caricia firme y delicada, de tu abrazo vigoroso, de tus besos, con palabras francas y sencillas; es hacerle saber y sentir cuánto lo valoras por ser quien es, cuánto aprecias sus riquezas interiores, aún aquellas que él mismo desconoce.

Es ver su potencial latente y colaborar para que florezca la semilla que se encuentra dormida en su interior; es hacerle sentir que su desarrollo personal te importa honestamente, que cuenta contigo.

Es permitirle descubrir sus capacidades creativas y alentar su posibilidad de dar todo el fruto que podría; es develar ante sus ojos el tesoro que lleva dentro y cooperar de mutuo acuerdo para hacer de esta vida una experiencia más rica y más llena de sentido.

Amar a un ser humano es también atreverte a establecer tus propios limites y mantenerlos firmemente; es respetarte a ti mismo y no permitir que el otro transgreda aquellos que consideras tus derechos personales.

Es tener tanta confianza en ti mismo y en el otro, que sin temor a que la relación se perjudique, te sientas en libertad de expresar tu enojo sin ofender al ser querido, y puedas manifestar lo que te molesta e incomoda sin intentar herirlo o lastimarlo.

Es reconocer y respetar sus limitaciones y verlo con aprecio sin idealizarlo; es compartir y disfrutar de los acuerdos y aceptar los desacuerdos, y si llegase un día en el que evidentemente los caminos divergieran sin remedio, amar es ser capaz de despedirte en paz y en armonía, de tal manera que ambos se recuerden con gratitud por los tesoros compartidos.

Amar a un ser humano es ir más allá de su individualidad como persona; es percibirlo y valorarlo como una muestra de la humanidad entera, como una expresión del hombre, como una manifestación palpable de esa esencia trascendente e intangible llamada «ser humano», de la cual tú formas parte.

Es reconocer, a través de él, el milagro indescriptible de la naturaleza humana, que es tu propia naturaleza, con toda su grandeza y sus limitaciones; apreciar tanto las facetas luminosas y radiantes de la humanidad, como sus lados oscuros y sombríos.

Amar a un ser humano, en realidad, es amar al ser humano en su totalidad; es amar la auténtica naturaleza humana, tal como es, y por tanto, es amarte a ti mismo y sentirte orgulloso de ser una nota en la sinfonía de este mundo.

Autor desconocido

 

Colaboración de Clementina Uncal ( 2001 )

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Ser madre

Es aprender a hacer todo con una sola mano. Es comer tanto puré de zapallo y zanahoria como una nunca comió en su vida. O despertarse sobresaltada el domingo de mañana, mirar el reloj e intentar levantarse a toda velocidad para llevar a los niños a la escuela, sin darse cuenta de que es un día feriado.

Ser madre es dormir con un solo ojo hasta escuchar el sonido de la llave de la puerta que anuncia que el hijo adolescente está de vuelta en casa. Y adjudicarse la porción de torta más desarmada y el huevo frito que peor salió. Usar el buzo que la princesa de la casa desechó por pasado de moda. Y reciclar el tapado de hace años para poder renovar las camperas de los pequeños.

Ser madre es aprender otra vez la regla de tres y la acentuación de las palabras graves. Volver a armar rompecabezas y conocer de memoria a todos los héroes de los dibujitos. Es planchar, freír milanesas y resolver cuentas de dividir, todo al mismo tiempo. Ser madre es darse el gustazo de recibir el primer beso con babas que aprendió a dar el bebé. Correr junto a un hijo hasta quedar exhausta porque está aprendiendo a andar en bicicleta sin rueditas. Y reservar el placer de verlo dormir como un oso. Ser madre es intentar tejer por primera vez para hacer una batita amarillo patito. Y conocer a los hijos tanto hasta adivinar lo que piensan.

SER MADRE ES…..

SABER QUE UNA NUNCA MÁS ESTARÁ SOLA.

 

Colaboración de Clementina Uncal ( 2001 )

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La creación de una madre

Dios estaba muy ocupado en crear a las madres, llevaba ya seis días trabajando extraordinariamente cuando un ángel se le presentó y le dijo:

-Te afanas demasiado Señor. Y el señor repuso: -«¿Acaso no has leído las especificaciones que debe llenar este pedido???

Esta criatura tiene que ser lavable de pies a cabeza, pero sin ser de plástico; llevar 180 piezas movibles, todas reemplazables; funcionar a base de café negro y de las sobras de comida… poseer un regazo que desaparezca cuando se ponga de pie; un beso capaz de curarlo todo, desde una pierna rota hasta un amor frustrado….y seis pares de manos».

El ángel confundido preguntó:-¿Seis pares de manos?, ¡Eso no es posible!

-No son las manos el problema,-agrego el Señor- Sino los tres pares de ojos.

¿Y eso para el modelo normal?-inquirió el ángel.

El Señor insistió: -Uno para ver a través de la puerta cada vez que pregunte: ¿Niños que andan haciendo?, aunque ya lo sepa muy bien. Otro detrás de la cabeza para ver lo que mas le valiera ignorar, pero precisa saber. Y desde luego, los de adelante para mirar a un niño en apuros y decirle, sin pronunciar siquiera una palabra: «Ya entiendo hijo y te quiero mucho».

El ángel le tiró de la manga y le advirtió mansamente: Mas vale que te vayas a la cama Señor, mañana será otro día…

No puedo, además me falta poco. Ya hice una que se cura por sí sola cuando se enferma, que es capaz de alimentar a una familia de seis con medio kilo de carne molida y de persuadir a un niño que esté quieto bajo la ducha.

Lentamente el ángel dio la vuelta en torno a los modelos maternales: -Me parece demasiado delicado , comento con un suspiro.

-Pero es muy resistente aseguró Dios emocionado -No tienes idea de lo que es capaz de hacer y sobrellevar.

 

-¿Podrá pensar?. -¡Claro!. Y razonar y transigir.

Por último el ángel se inclinó y pasó una mano por la mejilla del modelo. -¡Tiene una fuga!.

-No, no es una fuga, es una lágrima.

-¿Y para que sirve?.

Para expresar gozo, felicidad, aflicción, desengaño, soledad y orgullo.

-Eres un genio Señor- dijo el ángel.

Y Dios con un perfil de tristeza observó: – ¡Yo no la puse!

 

Colaboración de Clementina Uncal ( 2001 )

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Día de la madre

“…hoy es un día muy especial para todos aquellos que hemos recordado a nuestra madre. Nosotros lo hicimos con una oración y con mucha alegría en nuestro corazón ya que sabemos que desde el lugar donde se encuentre nos ayudará a resolver los problemas cotidianos.

Cuando estaba físicamente conmigo siempre le decía : “ yo tengo dos madres, tú eres la que me distes la vida, y mi otra MADRE es la mamá espiritual que me acompaña siempre.”

Si bien la presencia física es importante, les aseguro para todos aquellos que hoy no la tienen, que no sólo derramen lágrimas de tristeza. Para poder aceptar éstas pérdidas es saludable y beneficioso ofrecer nuestra pena a nuestra madre espiritual, para que ella con su gran sabiduría la transforme en amor y aceptación por lo que estamos pasando y así el camino será menos dificultoso hasta que la volvamos a encontrar. Que así sea .”

 

Atte. Maria Inés

Colaboración de María Inés Pérez ( 2001 )

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Mamá

«Me dicen que me vas a enviar mañana a la Tierra; pero, ¿cómo viviré tan
pequeño e indefenso como soy?»

«Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando: él te cuidará»

«Pero, dime, aquí en el cielo no hago más que cantar y sonreír, y eso basta para ser feliz»

«Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días, y tú sentirás su amor y
serás feliz»

«¿Y cómo entender lo que la gente me hable?, si no conozco el extraño idioma que hablan los hombres»

«Tu ángel te dirá las palabras más dulces, y más tiernas que puedas escuchar, y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar».

«Y ¿qué haré cuando quiera hablar contigo»

«Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará a orar»

«He oído que en la tierra hay hombres malos, ¿quién me defenderá?

«Tu ángel te defenderá, aún a costa de su propia vida»

«Pero estaré siempre triste porque no te veré más, Señor»

«Tú ángel te hablará de Mí, y te enseñará el camino para que regreses a mi
presencia, aunque Yo siempre estaré a tu lado»

En ese instante, una gran paz reinaba en el cielo, pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso murmuró suavemente: «Dios mío, si ya me voy, dime su nombre.¿Cómo se llama mi ángel?

«Su nombre no importa, tú le dirás MAMÁ».

¡¡¡FELIZ DIA!!!

Colaboración de Clementina Uncal ( 2001 )

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A orillas del río PIEDRA II

A veces nos invade una sensación de tristeza que no logramos controlar. Percibimos que el instante mágico de aquel día pasó, y que nada hicimos. Entonces la vida esconde su magia y su arte.

Tenemos que escuchar al niño que fuimos un día, y que todavía existe dentro de nosotros. Ese niño entiende de momentos mágicos. Podemos reprimir su llanto, pero no podemos acallar su voz.

Ese niño que fuimos un día continúa presente. Bienaventurados los pequeños, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Si no nacemos de nuevo, si no volvemos a mirar la vida con la inocencia y el entusiasmo de la infancia, no tiene sentido seguir viviendo.

Existen muchas maneras de suicidarse. Los que tratan de matar el cuerpo ofenden la ley de Dios. Los que tratan de matar el alma también ofenden la ley de Dios, aunque su crimen sea menos visible a los ojos del hombre.

Prestemos atención a lo que nos dice el niño que tenemos guardado en el pecho. No nos avergoncemos por causa de él. No dejemos que sufra miedo, porque está solo y casi nunca se le escucha.

Permitamos que tome un poco las riendas de nuestra existencia. Ese niño sabe que un día es diferente a otro.

Hagamos que se vuelva a sentir amado. Hagamos que se sienta bien, aunque eso signifique obrar de una manera a la que no estamos acostumbrados, aunque parezca estupidez a los ojos de los demás.

Recuerden que la sabiduría de los hombres es locura ante Dios. Si escuchamos al niño que tenemos en el alma, nuestros ojos volverán a brillar.

Si no perdemos el contacto con ese niño, no perderemos el contacto con la vida…

Paulo Coelho

 

Colaboración de Clementina Uncal ( 2001 )

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Sembrar

Siempre es mejor construir que destruir. Y sembrar es construir para el día de mañana, para recoger más adelante.

Siembra tu fe, para sostener y apoyar a los que vacilan. Siembra tu abnegación y no la reserves solamente para ti. Siembra tu confianza y Dios no te dejará ni los hombres te fallarán.

Siembra la sonrisa a tu alrededor; la sonrisa hace bien y te hace bien, la sonrisa disipa nubes y suaviza tiranteces.

Siembra tu dulzura y llegarás a conquistar a los hombres, aún a aquellos que tienden a la violencia o a no saber dominarse.

Siembra tu amistad, tu gozo y tu entusiasmo en todos aquellos que lo necesitan, pues así llegarás a hacer felices a los demás y ellos te harán feliz a ti.

Siembra tus sacrificios, aún con lágrimas y sin alarde; todo sacrificio requiere una cuota de dolor y de sangre; pero toda sangre es redentora y toda lágrima es purificadora.

Siembra toda tu vida; que toda tu vida sea una verdadera siembra de alegría, de bondad, de paz y de amor; el que siembra luz, recogerá calor; en cambio, el que siembra vientos, recogerá tempestades.

Colaboración de Cristina Minolli ( 2001 )

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Reflejo de nuestras Actitudes

Sentados en el pórtico de una destartalado granja, un joven y su abuelo vieron venir un automóvil por el rara vez transitado camino rural.

El ocasional conductor se detuvo a preguntar la dirección para llegar a un pueblo vecino. Después de recibir las indicaciones respectivos, regresó a su auto. Había dado sólo unos cuantos pasos, cuando titubeó e hizo una pregunta torpe al anciano: – Dígame señor, ¿Cómo son los personas de por aquí?-. – ¿Por qué lo pregunta?- respondió el abuelo. Acercándose unos pasos, el forastero dijo: – Me estoy mudando de un pueblo donde las personas eran muy mezquinas. Nunca había estado con gente tan amargado en mi vida. Viví en ese pueblo durante más de un año y jamás me sentí parte de la comunidad –

– Supongo que encontrará a las personas de por aquí muy similares a los que dejó -replicó el anciano. El extraño se despidió y alejó. El nieto lucía sorprendido por el ocasional diálogo, pero no dijo nada.

Pocas horas después, otro automóvil se detuvo frente a la granja donde aún los dos disfrutaban del atardecer otoñal. La conductora, con una gran sonrisa en su rostro, caminó con paso vivo hacia ellos y preguntó la forma de llegar al mismo pueblo; después de anotar con cuidado las instrucciones, también preguntó: – Dígame, ¿Cómo son las personas de por aquí?-. Una vez más, el anciano granjero cuestionó: – ¿Por qué lo pregunta?-. – Me estoy mudando desde uno de los pueblos más agradables que haya conocido -respondió la mujer con una gran sonrisa- Esos vecinos fueron unos verdaderos hermanos. Los extrañaré mucho -.

-Bueno – dijo el anciano- de seguro usted encontrará que los personas de por aquí son muy similares a los que dejó-. La mujer, muy contenta con la respuesta, se alejó feliz en su automóvil. El muchacho, muy sorprendido y algo confundido, se volvió hacia su abuelo y le inquirió:Abuelo, ¿por qué le diste a ambos forasteros respuestas opuestas a la misma pregunta?-.

El abuelo puso la mano sobre el hombro de su nieto, y como quien le revela una gran enseñanza sobre la vida, le respondió: –

Nunca olvides que es la actitud de una persona hacia su comunidad la que determina como ésta le responderá. La manera como la veamos no es más que el reflejo de nuestras propias actitudes.

Colaboración de Marta Zaghini ( 2001 )

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Paz Mundial – Podemos hacer algo

Querido amigo (o amigo de amigo),

Ante determinados hechos parece que nada podemos hacer.

No es así ! Aunque parezca pequeño nuestro aporte, sí se puede hacer algo.

Hoy te propongo pedir por la paz rezando la siguiente Oración por la Paz (individual o con tu familia)

Oración por la Paz

Señor de la Paz

Tu que has creado a los hombres

objeto de Tu benevolencia.

Nosotros te bendecimos y te damos las gracias

por los esfuerzos que Tu espíritu de paz ha logrado:

que el odio se convierta en amor,

la desconfianza en comprensión

y la indiferencia en solidaridad.

Abre aun más nuestros espíritus y nuestros corazones

a las necesidades y al amor de nuestros hermanos,

para que seamos los constructores de la paz.

Que Tu reino de justicia llegue a los hombres de toda raza y toda

lengua.

Que la paz y el amor se extiendan sobre la Tierra.

Que así sea.

Queridos Hermanos en Cristo

Que nuestras oraciones, lleven a la reflexión de los gobernantes de la potencias mundiales, que no DESATEN otra guerra, en la que solo los civiles ajenos a las políticas son las víctimas. Oremos por los muertos en el crimen de Estados Unidos, y que el agredido, no sume con la VENGANZA, mas violencia a este bárbaro hecho.

Invita a tus amigos y vecinos, de otras confesiones religiosas, para que sumemos las plegarias de todos los HOMBRES DEL MUNDO, «QUE TODOS SOMOS HIJOS DE DIOS.

Los eventos producidos en Estados Unidos no son mas que la pauta de que como Seres Humanos nos falta mucho camino por recorrer en la escala de la Evolución. Debido a la cantidad de gente que, inocente o no, ha dejado este plano de existencia bajo estas circunstancias, no podemos pedir mas que cada uno en su idioma, con su credo correspondiente y su forma de orar particular, eleve una oración en nombre de estas personas que hoy sufrieron esta tragedia.

En este momento es importante que cada uno como Ser Humano, eleve una oración pidiendo:

QUE LA PAZ PREVALEZCA EN LA TIERRA.

Este momento es muy importante para todo el planeta. Es muy importante para que nos unamos a través de la oración y entre todos podamos crear una energía suficientemente fuerte como para que la Paz reine. No importa de que religión seas, ni como lo hagas. Solo te pedimos una oración o al menos un pensamiento de PAZ.

Por favor, pasa este email a todos los conocidos; cuantas más personas lo hagamos, mayor será la posibilidad de vivir en paz en nuestro planeta. GRACIAS A TODOS.

LOS QUE DESINTERESADAMENTE PASEN ESTE MAIL. Por favor para pasar el mail, borren todas las direcciones que lo anteceden y envíenlo lo mas limpio posible.

Gracias QUE LA PAZ PREVALEZCA EN en nuestro planeta TIERRA

Por hoy, solo un granito de arena por la paz en el mundo,

Un abrazo de Martín Urdániz ( 2001 )

Colaboración de Cristina Minolli ( 2001 )

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EL misterio de la vida

Si en una fábrica de tractores se quiere acelerar la producción, se recurre a la intensidad en el trabajo, y a la duplicación de la materia prima utilizada.

Con ello se consigue producir la misma cantidad, en la mitad del tiempo. Por ejemplo, si en nueve meses salen de la fábrica una cantidad determinada de unidades, duplicando las horas de trabajo y el material utilizado, esa misma cantidad de tractores podrán salir en cuatro meses y medio. Para ello basta una decisión eficiente del señor director de la fábrica.

Pero si ese mismo señor se convierte en padre de un hijito, tendrá que esperar ansiosamente los nueve meses del embarazo para poder ver su rostro. No ganará nada con tener dos señoras.

Porque la vida tiene sus propias maneras de realizarse. Poniendo el doble de granos de trigo sobre la misma superficie de campo, no necesariamente se consigue duplicar el rendimiento. Al contrario, suele acontecer que las plantitas se condicionen de tal manera por su cercanía que el resultado es exactamente el contrario del que se buscaba indebidamente.

La vida no se produce. Hay que aceptarla y acompañarla. Es un misterio que exige respeto y dedicación. Tiene sus propios ciclos y sus tiempos. El trigo es sembrado en el corazón del invierno, y madura en la plenitud del verano. El maíz nace en primavera y se lo cosecha al comenzar el invierno, luego de las primeras heladas. Los mandarinos florecen en septiembre, y en nuestra zona mantienen sus frutas maduras de mayo a agosto. Las castañas entregan sus granos grandes y harinosos para Pascua.

Lo que el agricultor decide es su plan de siembra y de plantación. Para ello elige las especies que desea, y les asigna un trozo de chacra o de huerta. En su sabiduría escalona los cultivos, y distribuye la cantidad de los distintos frutales. Pero jamás exige a una variedad que se amolde a la manera de ser de otra. Si quiere ciruelas, planta ciruelos. Y cuando busca melones, no se emperra en sembrar sandías.

Todo esto parece tan evidente. Y sin embargo lo que admitimos con naturalidad en la vida vegetal y animal, no queremos aceptarlo en la vida espiritual.

Tantas veces perdemos la paciencia ante la lentitud de los procesos de crecimiento propio o de los demás. Nos gustaría que un impulsivo diera frutos de paciencia, y le anulamos toda la riqueza de sus iniciativas. Exigimos a los niños que tengan la madurez que los grandes piensan haber conseguido, y con ello los hacemos apáticos a todo lo que no resulte eficiente.

Y en la oración ni que hablar. Pretendemos engendrar al Espíritu Santo mediante técnicas ascéticas, o con complicados métodos psico-gimnásticos. Y pensar que sería más sencillo pedírselo a Nuestro Padre que está en los cielos que, como lo afirmó Jesús, no nos negará su Espíritu Bueno si se lo pedimos con actitud de hijos necesitados.

La vida será siempre un misterio. Pero real y presente en todas partes. Nos está permanentemente contando sus parábolas, si es que tenemos oídos para oír, y el corazón para escuchar. Contemplativo no es el que se encierra en sí mismo evadiéndose de todo lo que lo rodea. Lo es aquel que tiene los ojos dilatados y los oídos abiertos para rastrear las huellas de Tata Dios por allí por donde haya pasado.

Y donde veamos algo que vive…el dedo de Dios está ahí.

Extraído del libro Cuentos rodados de Mamerto Menapace – editora Patria grande

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Dios y nuestros padres

POR UN TIEMPO

Te prestaré por un tiempo a unos padres para que los ames mientras vivan.

Podrán ser 10, 20, 30 años o más, hasta que los llame.

Te pregunto: ¿podrás cuidarlos?

Quiero que aprendas a vivir con ellos, les he buscado unos hijos y te he elegido a ti. No te ofrezco que se quedarán contigo para siempre, sólo te los presto.

Ellos te darán ternura y te darán alegría por tenerte.

El día que los llame no llorarás ni me odiarás porque los regresé a Mí.

Su ausencia corporal quedará compensada por el amor y por los muchos y agradables recuerdos.

Ten presente que si algo te entristece, que si el golpe del dolor te hiere algún día, tu pena es mía y así, con todo esto, tu luto será más llevadero y habrás de decir con agradecida humildad: ¡Hágase Señor tu voluntad!

Envió: R. Falcón

Micro-reflexión :

«Es el amor, y no el tiempo, el que cura las heridas».

Envió: Silvia Garza

Extraídos del Portal Católico www.encuentra.com ( 2001 )

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Procuraré Señor

Procuraré Señor, en mis momentos de angustia y amargura, recordar tu nombre y alabarlo por ponerme a prueba.

Procuraré Señor, a la hora de pedirte, tener más fe que el día anterior.

Procuraré Señor, al encontrarme en crisis, pedirte de la mejor forma la luz para encontrar la solución.

Procuraré Señor, recordar que en el desaliento, tú eres el consuelo y el impulso para seguir viviendo en medio de injusticias y sinsabores.

Procuraré Señor, la relación en comunidad con mis semejantes.

Procuraré Señor, dar amor en vez de odio, ayudar y no hundir, tender la mano y no empujar.

Procuraré Señor, perdonar y no juzgar, la caridad y no la avaricia.

Procuraré Señor, la amistad a la enemistad, la unión y no la desunión.

Procuraré Señor, la paz y no la guerra.

Procuraré Señor, en los momentos más controversiales, tener paciencia y esperanza.

Procuraré Señor, alentar a los demás y no desalentarlos.

Procuraré Señor, ser humilde como tu hijo y aceptar con fortaleza tu voluntad.

Envió: Luis R. Charpentier Soto

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com ( 2001 )

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El corazón perfecto

Un día un hombre joven se situó en el centro de un poblado y proclamó que él poseía el corazón más hermoso de toda la comarca.

Una gran multitud se congregó a su alrededor y todos admiraron y confirmaron que su corazón era perfecto, pues no se observaban en él ni máculas ni rasguños.

Sí, coincidieron todos que era el corazón más hermoso que hubieran visto. Al verse admirado el joven se sintió más orgulloso aún, y con mayor fervor aseguró poseer el corazón más hermoso de todo el vasto lugar.

De pronto un anciano se acercó y dijo: «¿Porqué dices eso, si tu corazón no es ni aproximadamente, tan hermoso como el mío?

Sorprendidos la multitud y el joven miraron el corazón del viejo y vieron que, si bien latía vigorosamente, éste estaba cubierto de cicatrices y hasta había zonas donde faltaban trozos y éstos habían sido reemplazados por otros que no encastraban perfectamente en el lugar, pues se veían bordes y aristas irregulares en su derredor. Es más, había lugares con huecos, donde faltaban trozos profundos.

La mirada de la gente se sobrecogió – «¿Cómo puede él decir que su corazón es más hermoso?», pensaron …

El joven contempló el corazón del anciano y al ver su estado desgarbado, se echó a reír. «Debes estar bromeando,» dijo. «Compara tu corazón con el mío… El mío es perfecto. En cambio el tuyo es un conjunto de cicatrices y dolor.»

«Es cierto,» dijo el anciano, «tu corazón luce perfecto, pero yo jamás me involucraría contigo… Mira, cada cicatriz representa una persona a la cual entregué todo mi amor. Arranqué trozos de mi corazón para entregárselos a cada uno de aquellos que he amado. Muchos a su vez, me han obsequiado un trozo del suyo, que he colocado en el lugar que quedó abierto. Como las piezas no eran iguales, quedaron los bordes por los cuales me alegro, porque al poseerlos me recuerdan el amor que hemos compartido.»

«Hubo oportunidades, en las cuales entregué un trozo de mi corazón a alguien, pero esa persona no me ofreció un poco del suyo a cambio. De ahí quedaron los huecos – dar amor es arriesgar, pero a pesar del dolor que esas heridas me producen al haber quedado abiertas, me recuerdan que los sigo amando y alimentan la esperanza, que algún día -tal vez- regresen y llenen el vacío que han dejado en mi corazón.»

«¿Comprendes ahora lo que es verdaderamente hermoso?»

El joven permaneció en silencio, lágrimas corrían por sus mejillas. Se acercó al anciano, arrancó un trozo de su hermoso y joven corazón y se lo ofreció.

El anciano lo recibió y lo colocó en su corazón, luego a su vez arrancó un trozo del suyo ya viejo y maltrecho y con él tapó la herida abierta del joven. La pieza se amoldó, pero no a la perfección. Al no haber sido idénticos los trozos, se notaban los bordes.

El joven miró su corazón que ya no era perfecto, pero lucía mucho más hermoso que antes, porque el amor del anciano fluía en su interior.

Envió: Sergio Oyervides Parra

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com

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Piedritas en un frasco

Para todos los que estamos escasos de tiempo

Un experto Asesor de Empresas en Gestión del Tiempo quiso sorprender a los asistentes a su conferencia. Sacó de debajo del escritorio un frasco grande de boca ancha. Lo colocó sobre la mesa, junto a una bandeja con piedras del tamaño de un puño y preguntó: ¿Cuántas piedras piensan que caben en el frasco?

Después de que los asistentes hicieron sus conjeturas, empezó a meter piedras hasta que llenó el frasco. Luego preguntó: ¿Está lleno?

Todo el mundo asintió. Entonces sacó de debajo de la mesa un cubo con gravilla (piedras pequeñas). Metió parte de la gravilla en el frasco y lo agitó. Las piedrecillas penetraron por los espacios que dejan las piedras grandes.

El experto sonrió con ironía y repitió ¿Está lleno?

Esta vez los oyentes dudaron: Tal vez. ¡Bien! Y puso en la mesa un cubo con arena que comenzó a volcar en el frasco. La arena se filtraba en los pequeños recovecos que dejaban las piedras y la gravilla.

¿Está lleno? Preguntó de nuevo.¡No! Exclamaron los asistentes.

¡Bien! Dijo. Y tomó una jarra de agua de un litro que comenzó a verter en el frasco. El frasco aún no rebosaba.

Bueno, ¿que hemos demostrado? Preguntó.

Un alumno respondió: Que no importa lo llena que está tu agenda, si lo intentas, siempre puedes hacer que quepan más cosas.

¡No! Concluyó el experto.

Lo que esta lección nos enseña, es que si no colocas las piedras grandes primero, nunca podrás colocarlas después.

¿Cuáles son los grandes piedras en tu vida?

Tus hijos, tus amigos, tus sueños, tu salud, la persona amada.

Recuerda, ponlas primero. El resto encontrará su lugar.

Colaboración de Oscar, que se lo envió a Irene Walsh

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Una historia de milagros

Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque; un Sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante alumno del Sabio.

Fue entonces cuando el poderoso dirigiéndose al Sabio dijo :

– Me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa y que inclusive puedes hacer milagros.

– Soy una persona vieja y cansada… ¿Como crees que yo podría hacer milagros?. Respondió.

– Me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos… esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso.

– ¿Te referías a eso?… Tu lo has dicho, esos milagros solo los puede hacer alguien muy poderoso… no un viejo como yo. Esos milagros los hace Dios, yo solo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, y todo el que tenga la fe suficiente en Dios puede hacer lo mismo.

– Yo quiero tener la misma fe para poder realizar los milagros que tu haces… muéstrame un milagro para poder creer en tu Dios.

Ante la insistencia de aquel hombre poderoso, el Sabio aceptó mostrarle tres milagros. Y así, con la mirada serena y sin hacer ningún movimiento le preguntó:

– ¿Esta mañana volvió a salir el sol?.

– Sí, claro que si.

– Pues ahí tienes un milagro….. el milagro de la luz.

– No, yo quiero ver un verdadero milagro; oculta el sol, saca agua de una piedra…. mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas.

– ¿Quieres un verdadero milagro? No es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?.

– ¡Si! Fue varón y es mi primogénito.

– Ahí tienes el segundo milagro…. el milagro de la vida.

– Sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro…

– ¿Acaso no estamos en época de cosecha?¿No hay trigo y sorgo donde hace unos meses solo había tierra?.

– Si, igual que todos los años.

– Pues ahí tienes el tercer milagro…

– Creo que no me he explicado. Lo que yo quiero…

Sus palabras fueron cortadas por el Sabio, quien convencido de la obstinación de aquel hombre y seguro de no poder hacerle comprender la maravilla que existe en todo aquello que le había mostrado señaló :

– Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti…Si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer.

Dicho esto, el poderoso terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El Sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda. Cuando el poderoso terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían el Sabio y su alumno, el Sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomo al conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron curadas; el joven estaba algo desconcertado:

– Maestro te he visto hacer milagros como este casi todos los días, ¿Por qué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿Por que lo haces ahora que no puede verlo?».

– Lo que él buscaba no era un milagro, sino un espectáculo. Le mostré tres milagros y no pudo verlos. Para ser rey primero hay que ser príncipe; para ser maestro primero hay que ser alumno… no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día.

El día que aprendas a reconocer a Dios en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que Dios te da todos los días sin que tú se los hayas pedido.

Agradecemos esta aportación a Marisol Cruz

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com

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Por qué vuelan en «V»

El próximo otoño, cuando veas los gansos dirigiéndose hacia el sur para el invierno, fíjate que vuelan formando una «V». Tal vez te interese saber lo que la ciencia ha descubierto acerca del porque vuelan en esa forma.

Se ha comprobado que cuando el pájaro bate sus alas, produce un movimiento en el aire que ayuda al pájaro que va de tras de él. Volando en «V» la bandada completa aumenta por lo menos un 71% más de su poder que si cada pájaro volara solo. Las personas que comparten una dirección común y tienen sentido de comunidad pueden llegar a donde deseen más fácil y rápidamente porque van apoyándose mutuamente.

Cada vez que un ganso se sale de la formación siente inmediatamente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo y rápidamente regresa a su formación para beneficiarse de poder del compañero que va adelante. Si nosotros tuviéramos la inteligencia de un ganso nos mantendríamos con aquellos que se dirigen en nuestra misma dirección.

Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los puestos de atrás y otro ganso toma su lugar. Obtenemos mejores resultados si tomamos turnos haciendo los trabajos difíciles.

Los gansos que van atrás graznan para alentar a los que van adelante y mantener la velocidad. Una palabra de aliento produce grandes beneficios.

Finalmente, cuando un ganso se enferma o cae herido por un disparo, otros dos gansos se salen de la formación y lo siguen para ayudarlo y protegerlo.

Se quedan acompañándolo hasta que está nuevamente en condiciones de volar o hasta que muere, y sólo entonces los dos acompañantes vuelven a su bandada o se unen a otro grupo. Si nosotros tuviéramos la inteligencia de un ganso nos mantendríamos uno al lado del otro apoyándonos y acompañándonos.

Envió: Jorge Guzmán B.

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com

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Huellas

Una noche tuve un sueño.

Soñé que estaba caminando por la playa con el Señor.

Y en el cielo se reflejaban escenas de mi vida.

Por cada escena que pasaba percibí que quedaban dos pares de pisadas en la arena: un par eran mías y el otro par del Señor.

Cuando la última escena de mi vida pasó delante de nosotros miré hacia atrás, y noté que en el camino de la vida muchas veces había un solo par de pisadas en la arena. Noté que esto también sucedió en los momentos más difíciles y angustiosos de mi vida.

Realmente eso me turbó y pregunté al Señor: «Vos me dijiste cuando yo resolví seguirte que estás siempre conmigo, pero me di cuenta que en los peores momento había sólo dos pisadas en la arena.

¿Por qué me dejaste en las horas que más te necesitaba?»

Pero el Señor me respondió: «Hijo mío, yo te amo y jamás te dejaría en los momentos de sufrimiento. Cuando viste en la arena un par de pisadas, era justamente cuando te cargaba en mis brazos».

Colaboración de Cristina Minolli

“En vuestras dificultades, en los momentos de prueba y desaliento, cuando parece que toda dedicación está como vacía de interés y de valor, ¡tened presente que Dios conoce vuestros afanes!¡Dios os ama uno por uno, está cercano a vosotros, os comprende!

Confiad en Él, y en esta certeza encontrad el coraje y la alegría para cumplir con amor y con gozo vuestro deber.

Extraído del libro ORAR del Papa Juan Pablo II.

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Oponerse con amor

Amar a alguien no quiere decir que debamos acceder inmediatamente a todos sus caprichos. En algunas ocasiones, el amor se manifiesta al decir “no” a una actitud o deseo dañino. Pero nuestra oposición ha de ser tierna, sin odio ni aires de superioridad. Se trata de un difícil arte.

Avanza lentamente. Recuerda que vale más no reaccionar a instancias del furor del momento. Habla y actúa cuando puedas hacerlo con amabilidad y paciencia. Recuerda asimismo que la mejor manera de hacer que alguien cambie es dar forma a ese cambio con el propio ejemplo.

Los grandes amigos de Dios, tales como Santa Teresa de Ávila o el Mahatma Gandhi, veían al Señor en el corazón de todos aquellos que los rodeaban. Ésta es la visión que les permitía tratar a los demás con amor y respeto aún en medio de la más encendida oposición. Puede llevar tiempo, pero no existe quien sea inmune a esta clase de amor.

Extraído del libro Palabras para vivir – Inspiración para cada día

De Eknath Easwaran edit. Atlántida

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Aprendí y decidí

Y así después de esperar tanto, un día como cualquier otro decidí triunfar...
decidí no esperar a las oportunidades sino yo mismo buscarlas,
decidí ver cada problema como la oportunidad de encontrar una solución,
decidí ver cada desierto como la oportunidad de encontrar un oasis,
decidí ver cada noche como un misterio a resolver,
decidí ver cada día como una nueva oportunidad de ser feliz.
Aquel día descubrí que mi único rival no eran más que mis propias debilidades,
 y que en éstas, está la única y mejor forma de superarnos,
aquel día dejé de temer a perder y empecé a temer a no ganar,
descubrí que no era yo el mejor y que quizás nunca lo fui,
me dejó de importar quién ganara o perdiera,
ahora me importa simplemente saberme mejor que ayer.
Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino jamás dejar de subir.
Aprendí que el mejor triunfo que puedo tener,
es tener el derecho de llamar a alguien "Amigo".
Descubrí que el amor es más que un simple estado de enamoramiento,
"el amor es una filosofía de vida".
Aquel día dejé de ser un reflejo de mis escasos triunfos pasados
y empecé a ser mi propia tenue luz de este presente;
aprendí que de nada sirve ser luz si no vas a iluminar el camino de los demás.
Aquel día decidí cambiar tantas cosas...
aquel día aprendí que los sueños son solamente para hacerse realidad,
desde aquel día ya no duermo para descansar...
ahora simplemente duermo para soñar.
 
Walt Disney
 
 
 
Envió:  Hope de la Garza
 
Extraído del Portal Católico www.encuentra.com

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Una sesión de limpieza interior

No tengas miedo del ayer.

Tus recuerdos se agolpan en la puerta de la memoria

pujando por salir a la superficie de la conciencia.

No tengas miedo… Déjalos salir.

Mira cada recuerdo como si fuera hoy.

Escucha aquellas palabras que tan lejanas pueden parecerte.

Deja que todo tu ser se inunde del ayer.

Recuérdalo…

Cada minuto, cada silencio. Sus nombres, sus voces, sus miradas.

Hay en cada gota de emoción una lágrima a punto de quemarte las mejillas.

No permitas que tu corazón se quede a mitad de camino sin haberse curado.

Y cuando estés en el silencio de tus recuerdos…

Inspira….profundamente…Inspira.

Toma todo el aire que quieras, aspira todo ese recuerdo y rescata lo mejor.

Incorpora nuevamente a tu ser interno toda esa energía de aquel ayer,

y al exhalar deja que toda tristeza por los tiempos idos realmente se vaya,

exhala toda energía negativa que haya quedado en tu interior,

y deja marchar esos cúmulos energéticos que no te hacen bien.

Respira… Respira… Respira… y déjate ser.

Permite que hoy sea mejor.

Aspira todo el universo que quiere estar en tu conciencia

y sé conciencia… y sé universo.

Verás que con los días todo estará un poco mejor.

Un rayo de luz llegará a tu conciencia,

sin saberlo has hecho el trabajo de darle a Dios lo que Dios quería:

tus experiencias, tu confesión verdadera.

A veces nos aferramos tanto a los recuerdos

que llega un momento en que nos cuesta caminar,

nos cuesta entender lo nuevo de cada día,

pues estamos aún inmersos en las discusiones del ayer.

Yo sé que cuesta mucho superar un mal momento, sé que duele muchísimo acordarse de aquellos a los que hemos amado tanto y ya no están, pero si limpiáramos nuestro interior de excesivas cargas emocionales, verías que habría un poco más de lugar para ampliar nuestro horizonte espiritual…

Te darías cuenta que ellos que ya no están en la tierra

aún nos sonríen desde el espíritu.

Habría una oportunidad de acrecentar nuestra conciencia

hasta límites mayores de los que hoy recorremos.

Vacía el contenido emocional de tus recuerdos.

No te aferres a ellos como a una bolsa de tesoros.

Ama cada instante vivido y suéltalos tal como harías con un pájaro

que quiere libertad y lo sueltas una mañana de sol en primavera.

Para ello utiliza la respiración conciente, utiliza el poder de la conciencia,

extrae de tu interior los recuerdos que te atan y desátalos suavemente con el aire.

Al exhalar imagina cada escena volando en el espacio a tu alrededor

hasta que finalmente levanta vuelo y …. ya no te pertenece….

Ahora duerme en tu paz…»

 

Miguel Angel Arcel

Colaboración de Clementina Uncal

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