Pan de vida

El Evangelio de hoy                 Jn 6, 30-35
 
En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: “¿Qué señal vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo”.
Jesús les respondió: “Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo.  Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo”.
Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”.
Jesús les contestó: “Yo soy el pan de la vida.  El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed”.
 
El hombre de hoy está sediento, está hambriento y no sabe de qué. Por ello ha desatado una búsqueda sin tregua tratando de encontrar algo que verdaderamente lo sacie. Lo busca en el placer, en el poder, en la fama, en el dinero, etc....
A final de la búsqueda siempre lo mismo: Vacío y soledad.  Y es que solo Jesús es el pan que sacia. Solo la vida en el amor de Dios puede dar sentido a la vida.
Jesús dijo: “Yo soy el pan de la vida” por ello solo él sacia, solo su amor llena nuestros vacíos y nuestras soledades.  La vida en Cristo se transforma en plenitud. Por ello quien tiene a Cristo lo tiene todo, quien no lo tiene no tiene nada. Esta Pascua es de nuevo la oportunidad para encontrarnos con Jesús resucitado, con el verdadero pan que sacia, con el pan que da la vida, que es paz, alegría y amor. Encuéntrate hoy con Jesús en tu oración personal...Está esperándote para saciarte.
Cristo está vivo...
Déjalo vivir en ti, deja que su amor se trasparente a todos los que te rodean.
Que Dios llene tu corazón con alegría y con paz durante todo tu día.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Ernesto María, Sac.
Evangelización Activa
Acercando La Buena Nueva del Evangelio a tu corazón
 
Extraído de  Evangelio de www.encuentra.com  ( año 2.002 )

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Sobre la Eucaristía

El Evangelio de hoy  ( Viernes 19 de Abril 2002 )         Jn 6,  52-59
En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?”
Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes.  El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el ultimo día.  Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.  El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.  Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron.  El que come de este pan vivirá para siempre”.
Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm.
En este pasaje de Juan 6 se encuentra la médula del significado y del valor de la Eucaristía. Jesús dice, que “el que no coma y beba no tendrá vida”, por ello lo primero que surge es que este alimento espiritual no es “optativo”, es algo que se exige si verdaderamente se quiere tener la “Vida” y aspirar a la resurrección eterna. El efecto de este pan de vida, es la unión y permanencia con Jesús. De manera que el pan se convierte en la sabia que da vida a nuestra vida injertada en Cristo. En Jn 15 nos dice Jesús que de la misma manera que el sarmiento lo hace con la vid, nosotros debemos permanecer unidos a él.
Es decir no se trata de estar a ratitos (ser cristiano a ratitos) sino de una permanencia. Aclara para que no haya dudas, que el pedazo de pan que se consagra en la Eucaristía es verdaderamente su cuerpo. Por lo tanto, no es una  presencia “simbólica”, como dicen algunos; o meramente espiritual, sino que es real y substancialmente su cuerpo (lo mismo decimos para la sangre en el cáliz).
Finalmente, y como consecuencia de esto, se trata de comer, de masticar (el verbo griego que usa Juan es “trogon” que significa roer, morder, masticar), de darnos cuenta que estamos “comiendo” a Jesús y que esto es precisamente lo que nos da la vida.
Te invito a que este domingo, en la celebración eucarística tengas la experiencia de “comer”, de “masticar” a Jesús. Que te hagas consciente de lo que comes y que te unas íntimamente, como el sarmiento a la vida, a Jesús. Cristo está vivo...Déjalo vivir en ti, deja que su amor se trasparente a todos los que te rodean.
Ernesto María, Sac.  ( año 2.002 )
Evangelización Activa  -  Acercando La Buena Nueva del Evangelio a tu corazón
Te invitamos a visitar la página electrónica: http://www.evangelizacion.org.mx
didage@evangelizacion.org.mx
Extraído de Evangelio del portal Católico www.encuentra.com

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Fidelidad a Jesús

Evangelio  Jn 13,21-33, 36-38
En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos, se conmovió profundamente y declaró: “Yo les aseguro que uno de ustedes me va entregar”.
Los discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque no sabían de quién hablaba. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, se hallaba reclinado a su derecha.  Simón Pedro le hizo una seña y le preguntó: “¿De quién lo dice?”
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: “Señor, ¿quién es?”
Le contestó Jesús: “Aquel a quien yo le dé este trozo de pan, que voy a mojar”.
Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote;  y tras el bocado, entró en él Satanás. Jesús le dijo entonces a Judas: “Lo que tienes que hacer, hazlo pronto”. Pero ninguno de los comensales entendió a qué se refería; algunos supusieron que, como Judas tenía a su cargo la bolsa, Jesús le había encomendado comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.  Judas, después de tomar el bocado, salió inmediatamente.  Era de noche.
Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: “Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él.  Si Dios ha sido glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará.
Podemos imaginar la situación en la mesa: Uno de ustedes me va a traicionar, dice Jesús… pero ¿quién? Seguramente que todos nosotros de haber estado en la mesa hubiéramos dicho a nosotros mismos ¿Será posible que yo sea el que va traicionar al Maestro? Y la verdad es que la respuesta es “SI”.
Cada vez que, a pesar de que sabemos que lo que vamos a hacer es contra la fe, contra nuestro prójimo, contra Dios mismo, y lo realizamos, estamos actuando de la misma manera que Judas: Estamos traicionando la confianza de Jesús.
El nos llama amigos, nos ha llamado para seguirlo y para ser un instrumento de su amor y de su gracia, y en lugar de ello preferimos nuestros propios caminos, nuestros propios métodos y metas. El mismo Pedro, que amaba con todo su corazón a Jesús, que decía estar dispuesto a morir por él, lo traicionará no una, sino tres veces. Y es que no tenemos fuerza para ser fieles, aún cuando esta fuerza viene de Dios. El amor al Maestro y el poder del Espíritu que mora en nosotros, son los únicos elementos que nos hacen ser verdaderamente fieles.
Busquemos en estos días, crecer más en el amor, para que el Espíritu se fortalezca y podamos experimentar una Pascua maravillosa.
Que Dios llene tu corazón con alegría y con paz durante todo tu día.
Ernesto María, Sac.                                Evangelización Activa
Extraído de Evangelio del Portal Católico www.encuentra.com

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Setenta veces siete

Setenta veces siete
Mt 18, 21-35
En aquel tiempo, Pedro se acercó a Jesús y le preguntó: “Si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?”
Jesús le contestó: “No sólo hasta siete, sino hasta setenta veces siete”.
Entonces Jesús les dijo: “El Reino de los cielos es semejante a un rey que quiso ajustar cuentas con sus servidores.  El primero que le presentaron le debía muchos millones.  Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él, a su mujer, a sus hijos y todas sus posesiones, para saldar su deuda.
El servidor, arrojándose a sus pies, le suplicaba, diciendo: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagaré todo’.  El rey tuvo lástima de aquel servidor, lo soltó y hasta le perdonó la deuda.
Pero, apenas había salido aquel servidor, se encontró con uno de sus compañeros, que le debía poco dinero.  Entonces lo agarró por el cuello y casi lo estrangula, mientras le decía: ‘Págame lo que me debes’. El compañero se le arrodilló y le rogaba: ‘Ten paciencia conmigo y te lo pagará todo’.  Pero el otro no quiso escucharlo, sino que fue y lo metió en la cárcel hasta que le pagara la deuda.
Al ver lo ocurrido, sus compañeros se llenaron de indignación y fueron a contar al rey lo sucedido.  Entonces el señor lo llamó y le dijo: ‘Siervo malvado. Te perdoné toda aquella deuda porque me lo suplicaste.  ¿No debías tú también haber tenido compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?’  Y el señor, encolerizado, lo entregó a los verdugos para que no lo soltaran hasta que pagara lo que debía.
Pues lo mismo hará mi Padre celestial con ustedes, si cada cual no perdona de corazón a su hermano”
 
 
Quizás una de las cosas de las que más adolece el mundo hoy es la Misericordia.
Nos hemos vuelto duros, rígidos, muchas veces intolerantes e insensibles.
Es triste ver que algunos cristianos, que debían de estar llenos del amor misericordioso de Dios, continúan actuando como este hombre de la parábola.
Esperan solo el momento del error del hermano para echárselo en cara.  Quizás podríamos escudarnos en que buscamos su bien, que lo estamos educando, que es la única manera de que aprendan… sin embargo esta no fue la pedagogía de Jesús, y no es la manera como nos trata el Padre.
Jesús nos dijo: Sean perfectos como el Padre Celestial es perfecto.  Y ¿cuántos de nosotros lo somos?  Y por no serlo, ¿Jesús nos desprecia o nos humilla?  Ciertamente no.  Respeta nuestro proceso, nos alimenta con amor y de esta manera nos permite experimentar su misericordia.
Aprendamos a ver hacia nosotros mismos.  Así descubriremos toda nuestra miseria.  Esta es la base para tratar a los demás con dulzura y compasión, pues si siendo lo que soy, Dios me trata con amor, con cuanta más razón no lo haré yo con mis hermanos.
Que Dios llene tu corazón con alegría y con paz durante todo tu día.
 
Ernesto María, Sac.
 
Extraído del Portal Católico www.encuentra.com
 

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