¿Quién es tu amigo?

Tu amigo es:

El que siendo leal y sincero te comprende.

El que te acepta como eres y tiene fe en ti.

El que sin envidia reconoce tus valores, te estimula y elogia sin adularte.

El que te ayuda desinteresadamente y no abusa de tu bondad.

El que con sabios consejos te ayuda a construir y pulir tu personalidad.

El que goza con las alegrías que llegan a tu corazón.

El que sin penetrar en tu intimidad, trata de conocer tu dificultad, para ayudarte.

El que sin herirte te aclara lo que entendiste mal o te saca del error.

El que levanta tu ánimo cuando estás caído.

El que con cuidados y atenciones quiere menguar el dolor de tu enfermedad.

El que te perdona con generosidad, olvidando tu ofensa.

El que ve en tí un ser humano con alegrías, esperanzas, debilidades y luchas…

Este es el amigo verdadero.

Si lo descubres, consérvalo como un gran tesoro.

El amigo que nunca falla es Dios.

Si aún no lo encuentras, aquí tienes a un amigo.

 

Envío: Edwin Valdés (edwinvaldes@yahoo.com)

 

Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com

 

Colaboración de Pablo Deluca

 

Vale la pena

Vale la pena… cada espina, cada rosa…

cada lágrima que riega lo que florecerá en sonrisa…

porque la Vida es maravillosa por ella misma…

no importan las penas, no importa el desamor…

porque pasa… todo pasa y el sol vuelve a brillar…

Hay momentos que sentimos que todo está mal,

que nuestras vidas se hunden en un abismo tan profundo,

que no se alcanza a ver ni un pequeño resquicio por el que pase la luz.

En esos momentos debemos tomar todo nuestro amor, nuestro coraje,

nuestros sentimientos, nuestra fuerza y luchar por salir adelante.

Muchas veces nos hemos preguntado si vale la pena entusiasmarnos de nuevo,

y solo puedo contestar una cosa: hagamos que nuestra vida valga la pena.

Vale la pena sufrir, porque he aprendido a amar con todo el corazón.

Vale la pena entregar todo, porque cada sonrisa y lágrima son sinceras.

Vale la pena agachar la cabeza y bajar las manos,

porque al levantarlas seré más fuerte de corazón.

Vale la pena una lágrima, porque es el filtro de mis sentimientos,

a través de ella me reconozco frágil y me muestro tal cual soy.

Vale la pena cometer errores, porque me da mayor experiencia y objetividad.

Vale la pena volver a levantar la cabeza,

porque una sola mirada puede llenar ese espacio vacío.

Vale la pena volver a sonreír, porque eso demuestra que he aprendido algo más.

Vale la pena acordarme de todas las cosas malas que me han pasado,

porque ellas forjaron lo que soy el día de hoy.

Vale la pena voltear hacia atrás,

porque así sé que he dejado huella en los demás.

Vale la pena vivir, porque cada minuto que pasa

es una oportunidad de volver a empezar.

Todo esto son solo palabras, letras entrelazadas con el único fin de dar una idea. Lo demás, depende de cada uno de nosotros.

Dejemos que nuestras acciones hablen por nosotros.

Hagamos que nuestra vida valga la pena.

Seamos Felices… ¿Verdad que vale la pena?

Envió: Edwin Valdés

 

Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com

Aprendí a vivir

¿Qué cómo aprendí a vivir

y cuándo aprendí a querer?…..

¿Qué cómo aprendí a sufrir?….

¿Cuándo?…. ¿cómo?…. no lo sé.

Aprendí a mirar las estrellas,

alumbrando los sueños con ellas.

A mirar los colores del viento

y a sentir el sabor del silencio.

Aprendí a encender ilusiones

y a escuchar hablar los corazones,

con palabras calladas,

con matices de mil sensaciones.

Cuando un día, el dolor tomó mi mano,

conocí de frente a la tristeza,

la pena y el llanto se marcharon,

al sentir el amor y su grandeza.

La soledad, querida compañera,

la que con tanto miedo rechazaba,

me mostró la paz y la armonía

de los momentos que con ella estaba.

Comprendí, el sentido de la vida,

viviendo el amor y la desdicha,

sintiendo la alegría y la tristeza,

conociendo lo breve de la vida.

Aprendí el valor de la paciencia,

a calmar los vientos de mi ira,

a llenar con mares de esperanza

las zonas más oscuras de mi vida.

Es así, que aprendí a vivir.

Envió: Edwin Valdés

 

Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com

 

Actitud frente a la vida

Esto puede resultarte chocante, pero yo creo que la más importante decisión que puedo tomar, día a día, es la actitud que yo elija tener.
Es más importante que mi pasado, la instrucción que he recibido, mi cuenta bancaria, mis éxitos o mis fracasos, la fama o el dolor, lo que los demás piensen o hablen de mí, mis circunstancias, o la posición en que me encuentre.
La actitud es lo que me mantiene funcionando o lo que me impide avanzar.
Alimenta mi fuego o me destroza la esperanza.
Cuando mis actitudes son correctas, no existen barreras altas, ni valles profundos, ni sueños imposibles, ni esfuerzo demasiado grande.
Estoy convencido que la vida es 10% lo que me pasa y 90% la manera cómo reacciono a ella.
Y lo mismo es contigo...nosotros decidimos cuáles son  nuestras actitudes.
 
Charles Swindoll
 
Envió: Edwin Valdés
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com  ( año 2.002 )

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