Perdonar no es olvidar, es recordar sin dolor, sin amargura, sin la herida abierta; perdonar es recordar sin andar cargando eso, sin respirar por la herida.
Si te sientes así te darás cuenta que has perdonado.
En una parte del Padre Nuestro Dios nos dice : “perdona nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”.
En muchas ocasiones nosotros condicionamos a Cristo; Dios dijo : “yo soy la vid y ustedes la rama, ustedes lejos de mí no pueden hacer nada” y nada incluye todo, incluye perdonar.
Dejemos que Dios nos ayude con nuestra decisión de perdonar; nosotros no fuimos hechos para odiar, sino para amar...cuando Dios dijo que había que perdonar 70 veces 7, Él quiso decir perdona todas las veces que sea necesario.
Dios, cuando lo crucificaron dijo : “Padre perdónalos, no saben lo que hacen” y así sucede con la gente que nos hace daño. Ellos aunque creen que saben lo que hacen, no lo saben, porque no saben con quién se están enfrentando, porque tú tienes un abogado, que es Cristo; llámalo cuando lo necesites.
Perdonar es una decisión que deja en libertad tu corazón, deja limpia toda herida y la amargura en ti ya no reinará.
Si tú quieres que el Señor te perdone, debes primero perdonar.
Actualidad Catequística ( Roman Catholic Archdiocese of Newark )
Volumen 11 No. 52 Publicación Trimestral Enero / Marzo 1998
Extraído del Portal Católico www.encuentra.com
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