Sobre la Eucaristía

El Evangelio de hoy  ( Viernes 19 de Abril 2002 )         Jn 6,  52-59
En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?”
Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes.  El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el ultimo día.  Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.  El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.  Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron.  El que come de este pan vivirá para siempre”.
Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm.
En este pasaje de Juan 6 se encuentra la médula del significado y del valor de la Eucaristía. Jesús dice, que “el que no coma y beba no tendrá vida”, por ello lo primero que surge es que este alimento espiritual no es “optativo”, es algo que se exige si verdaderamente se quiere tener la “Vida” y aspirar a la resurrección eterna. El efecto de este pan de vida, es la unión y permanencia con Jesús. De manera que el pan se convierte en la sabia que da vida a nuestra vida injertada en Cristo. En Jn 15 nos dice Jesús que de la misma manera que el sarmiento lo hace con la vid, nosotros debemos permanecer unidos a él.
Es decir no se trata de estar a ratitos (ser cristiano a ratitos) sino de una permanencia. Aclara para que no haya dudas, que el pedazo de pan que se consagra en la Eucaristía es verdaderamente su cuerpo. Por lo tanto, no es una  presencia “simbólica”, como dicen algunos; o meramente espiritual, sino que es real y substancialmente su cuerpo (lo mismo decimos para la sangre en el cáliz).
Finalmente, y como consecuencia de esto, se trata de comer, de masticar (el verbo griego que usa Juan es “trogon” que significa roer, morder, masticar), de darnos cuenta que estamos “comiendo” a Jesús y que esto es precisamente lo que nos da la vida.
Te invito a que este domingo, en la celebración eucarística tengas la experiencia de “comer”, de “masticar” a Jesús. Que te hagas consciente de lo que comes y que te unas íntimamente, como el sarmiento a la vida, a Jesús. Cristo está vivo...Déjalo vivir en ti, deja que su amor se trasparente a todos los que te rodean.
Ernesto María, Sac.  ( año 2.002 )
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Extraído de Evangelio del portal Católico www.encuentra.com

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Publicado por

Javier Serrano

Arquitecto, Productor de Seguros y Agente Inmobiliario apasionado por los deportes y Cronista, Camarógrafo y Fotógrafo Amateur

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