Un día bajó el Señor a la tierra en forma de mendigo y se acercó a casa de un zapatero pobre y le dijo: "Hermano, hace tiempo que no como y me siento muy cansado; aunque no tengo ni una sola moneda quisiera pedirte que me arreglaras mis sandalias para poder seguir caminando".
El zapatero le respondió: "¡Yo soy muy pobre y ya estoy cansado que todo el mundo viene a pedir y nadie viene a dar!"
El Señor le contestó: "Yo puedo darte lo que tú quieras".
El zapatero le pregunto: "¿Dinero inclusive?".
El Señor le respondió: "Yo puedo darte 10 millones de dólares, pero a cambio de tus piernas".
-"¿Para que quiero yo 10 millones de dólares si no voy a poder caminar, bailar, moverme libremente?", dijo el zapatero.
Entonces el Señor replicó: "Esta bien, te podría dar 100 millones de dólares, a cambio de tus brazos".
El zapatero le contestó: "¿Para que quiero yo 100 millones de dólares si no voy a poder comer solo, trabajar, jugar con mis hijos?"
Entonces el Señor le dijo: "En ese caso, yo te puedo dar 1000 millones de dólares a cambio de tus ojos".
El zapatero respondió asustado: "¿Para que me sirven 1000 millones de dólares si no voy a poder ver el amanecer, ni a mi familia y mis amigos, ni todas las cosas que me rodean?"
Entonces el Señor le dijo: "Ah hermano mío, ya ves que fortuna tienes y no te das cuenta".
Envió: Mirva Sánchez
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com ( año 2.002 )
Te invito a compartir este texto y que lo envíes a quienes creas que lo puedan disfrutar o que les pueda ser de utilidad.
Me encantaría recibir alguna reflexión, texto u oración que quieras compartir.