Diálogo entre las religiones

«Durante este mes nosotros, cristianos y musulmanes, recordamos ‘los lazos espirituales que nos unen’, según palabras de Juan Pablo II»

Emilio Palafox Marqués ( 2001 )

Con motivo del Ramadán 2001 el cardenal Francis Arinze, presidente del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso envía un mensaje a los guías religiosos de mil millones de musulmanes. Desde 1997 ha sido costumbre de la Iglesia católica dirigir cada año un fraterno mensaje a los musulmanes, llamados a observar un mes de ayuno y oración. Un insólito mensaje, tan oportuno ahora, que suscita gran respeto y admiración.

Queridos amigos musulmanes:

Quisiera, en primer lugar, ofrecerles mis más fervientes felicitaciones con motivo del Îd al-Fitr, con el que concluyen el mes del Ramadán.

El Ramadán es, junto con las otras prácticas religiosas que lo acompañan, como la oración y la limosna, un tiempo para revisar la relación con Dios y con los hombres, para volver a El y a los hermanos.

El ayuno es uno de los modos de los que disponemos para dar culto a Dios, socorrer a los pobres y reforzar los lazos familiares y de amistad. El ayuno constituye una forma de educación, porque nos muestra nuestra debilidad y nos abre a Dios, predisponiéndonos a estar abiertos los unos hacia los otros.

El ayuno de ustedes, con los aspectos y las modalidades que lo caracterizan, participa de una práctica común al cristianismo y a otras religiones.

Por lo tanto, este mes constituye un tiempo propicio durante el cual nosotros, cristianos y musulmanes, recordamos “los lazos espirituales que nos unen”, según palabras de Juan Pablo II.

Las Naciones Unidas han proclamado el 2001 como “Año Internacional del Diálogo entre las Civilizaciones”. Este brindará la ocasión de reflexionar sobre los fundamentos del diálogo, sobre sus consecuencias, sobre los beneficios que de él podrá obtener la humanidad. El diálogo de las religiones, el diálogo de las civilizaciones, el diálogo de las culturas, ¿no son, quizá, encuentros de hombres que edifican una civilización del amor y de la paz? (…).

Todos aquellos que desarrollan un servicio a favor de los jóvenes, a nivel educativo, son conscientes, con seguridad, de la necesidad de educar en el diálogo (…). Es una educación a los valores fundamentales de la dignidad humana, de la paz, de la libertad y de la solidaridad.

Inspira el deseo de conocer a los demás, de ser piadosos con ellos, de comprender los sentimientos más profundos que los animan. Educar en el diálogo significa suscitar la esperanza de que es posible resolver las situaciones de conflicto mediante un compromiso a nivel personal y colectivo.

La educación en el diálogo no se refiere solamente a los niños o a los jóvenes, sino también a los adultos. De hecho, el verdadero diálogo es un continuo ejercicio de aprendizaje. (…)

La oración y el ayuno nos predisponen para desarrollar mejor nuestros deberes, entre los que se encuentra la educación al diálogo entre las civilizaciones y las religiones de las jóvenes generaciones.

Quiera Dios ayudarnos para que realicemos dicho objetivo del mejor modo posible. En esta circunstancia, quiera El conceder a ustedes la gracia de una vida serena y próspera y los colme de abundantes bendiciones.

Estamos seguros de que Dios escucha la oración que se eleva a El con un corazón sincero: tanto para ustedes como para nosotros, El es el Dios generoso.

Cardenal Francis Arinze ( 2001 )

 

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com ( 2001 )

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Publicado por

Javier Serrano

Arquitecto, Productor de Seguros y Agente Inmobiliario apasionado por los deportes y Cronista, Camarógrafo y Fotógrafo Amateur

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