Austera Navidad

Se acerca la Navidad, por eso mi reflexión de hoy tiene que ver con la propuesta que Pablo Deluca nos hizo hace unos días, invitándonos a dejar nacer a Jesús dentro nuestro.

Nos hemos encargado bastante exitosamente de desvirtuar y despojar a ciertas fechas de su verdadera esencia y significado. Por ejemplo, eso sucede con la Semana Santa y con las fiestas patrias, debido a la idea de aprovechar los feriados largos. Si no estamos atentos, con la Navidad puede suceder lo mismo.

Recordemos que Papá Noel y sus regalos son sólo una cara de la celebración, y no precisamente la más trascendente. Éste personaje tan simpático y querido constituye una tradición nacida mucho tiempo después del motivo original del festejo navideño.

Muchas veces somos influidos por el marketing de regalos navideños, y olvidamos lo importante. En Navidad celebramos el nacimiento de Jesús, nuestro Salvador, nuestro hermano y nuestro guía. Si nace en nosotros, será fuente de inspiración para acercarnos a Dios y a su reino de paz y amor.

Cuando nos centramos en los presentes, es probable que algunos de nosotros nos hayamos acostumbrado a dar y / o recibir regalos importantes y caros en Navidad.

Si ese fuera el caso y nos dejásemos llevar, las limitaciones que las dificultades económicas actuales nos imponen a la gran mayoría de los argentinos, nos agregarán una presión adicional o una frustración en el momento de elegir o de recibir los presentes navideños de este año.

Si recordamos las circunstancias de la Navidad podemos sacarnos presión y aliviar nuestro ánimo decaído. Pablo nos recordó hace unos días, que Jesús nació en un lugar muy humilde y que vivió austeramente. Durante su vida pública predicó el desprendimiento de lo material y la importancia de la vida espiritual.

Por eso, si reflexionamos, podemos no echar de menos los lujosos y ostentosos regalos de otrora, que este año difícilmente podamos comprar.

Si lo hacemos, en esta Navidad que seguramente se presentará muy austera en muchísimos hogares, podremos reconfortarnos al sacarnos o sacar a otras personas de encima la presión de que nuestros hijos y seres queridos reciban menos y más humildes regalos.

Los invito a que en estos días recordemos que estamos por celebrar el cumpleaños de Jesús, y que nuestro mejor regalo navideño es que nosotros y quienes nos rodean nos acordemos de Él por sobre todo lo demás; y que podamos abrir nuestro corazón para dar amor a nuestros prójimos que nos necesitan, están sufriendo o que están solos.

Papá Noel no se ofenderá y sabrá entender si colocamos a Jesús en el sitio de honor en esta Navidad que ya está próxima.

Javier Serrano

Diciembre 2.001

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Javier Serrano

Arquitecto, Productor de Seguros y Agente Inmobiliario apasionado por los deportes y Cronista, Camarógrafo y Fotógrafo Amateur

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