Actitud frente a la vida

Esto puede resultarte chocante, pero yo creo que la más importante decisión que puedo tomar, día a día, es la actitud que yo elija tener.
Es más importante que mi pasado, la instrucción que he recibido, mi cuenta bancaria, mis éxitos o mis fracasos, la fama o el dolor, lo que los demás piensen o hablen de mí, mis circunstancias, o la posición en que me encuentre.
La actitud es lo que me mantiene funcionando o lo que me impide avanzar.
Alimenta mi fuego o me destroza la esperanza.
Cuando mis actitudes son correctas, no existen barreras altas, ni valles profundos, ni sueños imposibles, ni esfuerzo demasiado grande.
Estoy convencido que la vida es 10% lo que me pasa y 90% la manera cómo reacciono a ella.
Y lo mismo es contigo...nosotros decidimos cuáles son  nuestras actitudes.
 
Charles Swindoll
 
Envió: Edwin Valdés
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com  ( año 2.002 )

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Gracias Señor por lo que ignoras

Hola Señor, soy  yo ¿me recuerdas?  Estoy seguro que sí.
 
Siempre te he agradecido por lo que me has dado y porque me has respondido cuando te lo he pedido, pero hoy quiero agradecerte por las peticiones que "ignoras"...
 
Así es, aunque suene extraño quiero agradecerte por no hacer caso de esas peticiones absurdas que muchas veces en momentos tristes o de angustias en mi vida he hecho.
 
Gracias por no darme el dinero extra que me hubiera quitado la paz.
 
Gracias por no darme ese trabajo lejano que me hubiera alejado de mi familia.
 
Gracias por no darme fortuna ni fama que me hubieran hecho insensible y frío.
 
Gracias por no darme el conocimiento que me hubiera hecho pensar que no te necesitaba.
 
Gracias Señor, pues no me das lo que no es bueno para mí, no me das aquello con lo que me puedo lastimar o alejar de Ti, aunque en el momento me haya enojado.
 
Ahora te doy gracias, pues no me das lo que no me es útil.
 
Gracias Señor por lo que "ignoras"...
 
Tu hijo
 
Envió: Gamboa Rodríguez
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com   ( año 2.002 )

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El globo negro

Cierta ocasión Martin Luther King se encontraba a punto de dar una de sus famosas conferencias acerca de los derechos humanos, cuando notó que un pequeño niño de color negro se encontraba al frente de su auditorio.
Se sintió sorprendido y preguntó a uno de sus ayudantes al respecto, éste le indicó que había sido el primero en llegar.
Cuando terminó su discurso se soltaron globos de diferentes colores al cielo, los cuales el pequeño no dejaba de mirar. Esto llamó la atención de Martin Luther King, quien abrazándolo lo levantó en brazos.
El pequeño lo miró fijamente y le preguntó si los globos negros también volaban hacia el cielo. Martin lo vio dulcemente y le contestó: "Los globos no vuelan al cielo por el color que tengan, sino por lo que llevan dentro..."

Envió: Jenny Gaytán

Micro - Reflexión
"Hemos aprendido a volar como los pájaros, y a nadar como los peces, y todavía no aprendimos a vivir como hermanos".
Martin Luther King

Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com   ( año 2.002 )

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Diez mandamientos de un niño a sus padres

1- Mis manos son pequeñas, por favor no esperes perfección cuando tiendo la cama, hago un dibujo o lanzo la pelota. Mis piernas son pequeñas, por favor camina más lento para que pueda ir junto a ti.
2- Mis ojos no han visto el mundo como tú lo has visto, por favor, déjame explorarlo, no me limites innecesariamente.
3- El trabajo siempre estará allí. Yo seré pequeño solo por un corto tiempo, por favor, tómate un tiempo para explicarme las cosas maravillosas de este mundo y hazlo con alegría.
4- Mis sentimientos son frágiles, por favor está pendiente de mis necesidades, no me retes todo el día (a ti no te gustaría ser retado por ser tan duro).
Trátame como te gustaría a ti ser tratado.
5- Soy un regalo especial de Dios, por favor atesórame como Dios quiso que lo hicieras, respetando mis acciones, dándome principios y valores con los cuales vivir y enseñándome amorosamente.
6- Necesito tu apoyo y tu entusiasmo, no tus críticas, para crecer. Por favor, no seas tan estricto, recuerda, puedes criticar las cosas que hago sin criticarme a mí.
7- Por favor, dame libertad para tomar decisiones propias. Permite que me equivoque, para que pueda aprender de mis errores. Así algún día estaré preparado para tomar las decisiones que la vida requiere de mí.
8- Por favor, no hagas todo por mí. De alguna forma eso me hace sentir que mis esfuerzos no cumplieron con tus expectativas. Yo sé que es difícil, pero deja de compararme con mi hermano o hermana.
9- No temas alejarte de mí por un tiempito. Los niños necesitamos vacaciones de los padres, así como los padres necesitan vacaciones de sus hijos.
10- Llévame a la iglesia o dame ejemplos de vida espiritual. yo disfruto aprendiendo.
 
Anónimo                                  Envió: Sole
 
Extraído de valores del Portal Católico www.encuentra.com   ( año 2.002 )

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El zapatero rico

Un día bajó el Señor a la tierra en forma de mendigo y se acercó a casa de un zapatero pobre y le dijo:  "Hermano, hace tiempo que no como y me siento muy cansado; aunque no tengo ni una sola moneda quisiera pedirte que me arreglaras mis sandalias para poder seguir caminando".
El zapatero le respondió:  "¡Yo soy muy pobre y ya estoy cansado que todo el mundo viene a pedir y nadie viene a dar!"
El Señor le contestó:  "Yo puedo darte lo que tú quieras".
El zapatero le pregunto:  "¿Dinero inclusive?".
El Señor le respondió:  "Yo puedo darte 10 millones de dólares, pero a cambio de tus piernas".
-"¿Para que quiero yo 10 millones de dólares si no voy a poder caminar, bailar, moverme libremente?", dijo el zapatero.
Entonces el Señor replicó:  "Esta bien, te podría dar 100 millones de dólares, a cambio de tus brazos".
El zapatero le contestó:  "¿Para que quiero yo 100 millones de dólares si no voy a poder comer solo, trabajar, jugar con mis hijos?"
Entonces el Señor le dijo:  "En ese caso, yo te puedo dar 1000 millones de dólares a cambio de tus ojos".
El zapatero respondió asustado:  "¿Para que me sirven 1000 millones de dólares si no voy a poder ver el amanecer, ni a mi familia y mis amigos, ni todas las cosas que me rodean?"
Entonces el Señor le dijo:  "Ah hermano mío, ya ves que fortuna tienes y no te das cuenta".
 
Envió:  Mirva Sánchez
 
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com   ( año 2.002 )

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Tu madre

Cuando viniste a este mundo, ella te sostuvo en sus brazos.

Tú se lo agradeciste gritando.

Cuando tenías un año, ella te alimentaba y te bañaba.

Tú se lo agradeciste llorando la noche entera.

Cuando tenías 2 años, ella te enseñó a caminar.

Tú se lo agradeciste huyendo de ella cuando te llamaba.

Cuando tenías 3 años, ella te hacía todas las comidas con amor.

Tú se lo agradeciste tirando el plato al piso.

Cuando tenías 4 años, ella te dio unos lápices de colores.

Tú se lo agradeciste pintando todas las paredes del comedor.

Cuando tenías 5 años, ella te vestía para las ocasiones especiales.

Tú se lo agradeciste tirándote por la pila de barro más cercana.

Cuando tenías 6 años, ella te llevaba a la escuela.

Tú se lo agradeciste gritándole: ¡NO VOY A IR!

Cuando tenías 7 años, ella te regaló una pelota.

Tú se lo agradeciste arrojándola contra la ventana del vecino.

Cuando tenías 8 años, ella te trajo un helado.

Tú se lo agradeciste derramándoselo sobre su falda.

Cuando tenías 9 años, ella té pago unas clases de piano.

Tú se lo agradeciste nunca practicando.

Cuando tenías 10 años, ella te llevaba con el auto a todas partes de Gimnasio al partido de fútbol, de fiestas de cumpleaños, a otras fiestas.

Tú se lo agradeciste cuando salías del coche y nunca mirabas atrás.

Cuando tenías 11 años, ella te llevó a ti y a tus amigos a ver una película.

Tú se lo agradeciste diciéndole que se sentara en otra fila.

Cuando tenías 12 años, ella te aconsejó que no miraras ciertos programas.

Tú se lo agradeciste esperando que ella se fuera de la casa.

Cuando tenías 13 años, ella te sugirió un corte de pelo que estaba de moda.

Tú se lo agradeciste diciéndole que ella no tenía gusto.

Cuando tenías 14, ella te pagó un mes de vacaciones de campamento de verano.

Tú se lo agradeciste olvidándote de escribirle una carta.

Cuando tenías 15, ella venía de trabajar y quería darte un abrazo.

Tú se lo agradeciste cerrando con llave la puerta de tu habitación.

Cuando tenías 16, ella te enseñó cómo manejar su coche.

Tú se lo agradeciste usándoselo todas las veces que podías.

Cuando tenías 17 años, ella esperaba una llamada importante.

Tú se lo agradeciste, hablando por teléfono toda la noche.

Cuando tenías 18, ella lloró en la fiesta de tu graduación de la escuela.

Tú se lo agradeciste estando de fiestas hasta el amanecer.

Cuando tenías 19 años, ella te pagó la cuota de la universidad, te llevó en coche hasta el campus y cargó tus maletas.

Tú se lo agradeciste diciéndole adiós desde fuera del dormitorio, así no te sentirías avergonzado ante tus amigos.

Cuando tenías 20, ella te preguntó si estabas saliendo con alguien.

Tú se lo agradeciste diciéndole: «A ti no te importa eso»

Cuando tenías 21, ella te sugirió algunas carreras para tu futuro.

Tú se lo agradeciste diciéndole: «No quiero ser como tú.»

Cuando tenías 22, ella te abrazó en la fiesta de graduación de la Universidad.

Tú se lo agradeciste diciéndole si te podía pagar un viaje a Europa.

Cuando tenías 23, ella te dio algunos muebles para tu primer departamento.

Tú se lo agradeciste diciéndoles a tus amigos que los muebles eran feos.

Cuando tenías 24, ella conoció a tu futura esposa y le preguntó sus planes para el futuro. Tú se lo agradeciste con una mirada feroz y le gritaste «¡Cállate!».

Cuando tenías 27, ella te ayudó a pagar los gastos de tu boda y llorando te dijo que te amaba muchísimo. Tú se lo agradeciste mudándote por la mitad del país.

Cuando tenías 30, ella te dio algunos consejos para cuidar al bebé.

Tú se lo agradeciste, diciéndole que las cosas son diferentes ahora.

Cuando tenías 40, ella te llamó para recordarte el cumpleaños de tu Papá.

Tú se lo agradeciste diciéndole que estabas muy ocupado.

Cuando tenías 50, ella se enfermó y necesitó que la cuidaras.

Tú se lo agradeciste leyendo sobre la carga que representan los padres para los hijos.

De repente, un día, ella silenciosamente murió. Y todas las cosas que nunca hiciste cayeron como un trueno.

Tomémonos un momento para rendir honor y tributo a la persona que llamamos Mamá, aunque algunos no la pueden llamar así de ese modo abiertamente.

No hay sustituto para ella. Alegra cada momento. Aunque a veces, ella no parezca la mejor de las amigas, quizás no concuerde con tu forma de pensar, pero aún así…¡Es tú Madre!

Ella estará allí para ayudarte con tus dolores, tus penas, tus frustraciones.

Pregúntate a ti mismo: ¿Has separado tiempo para estar con ella, para escuchar sus quejas sobre el trabajo en la cocina, su cansancio?

Sé prudente, generoso y muéstrale el debido respeto, aunque tú pienses diferente de ella. Una vez que se vaya de este mundo, solamente permanecerán los recuerdos cariñosos del ser que llamamos Mamá.

Solo eso nos queda.

Autor Desconocido

Colaboración de Eduardo Gerding ( año 2.002 )

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Un ladrillazo

Un joven y exitoso ejecutivo paseaba a toda velocidad en su auto Jaguar último modelo, sin ningún tipo de precaución; de repente sintió un estruendoso golpe en la puerta, se detuvo y al bajarse vio que un ladrillo le había estropeado la pintura, carrocería y vidrio de la puerta de su lujoso auto.
Se subió nuevamente, pero esta vez lleno de enojo, dio un brusco giro de 180 grados; y regresó a toda velocidad al lugar donde vio salir el ladrillo que acababa de desgraciar lo hermoso que lucía su exótico auto.
Salió del auto de un brinco y agarró por los brazos a un chiquillo, y empujándolo hacia el auto estacionado le gritó a toda voz:
"¿Qué rayos fue eso?, ¿Quién eres tú?, ¿Qué crees que haces con mi auto?".
Y enfurecido, casi botando humo, continuó gritándole al chiquillo: "¡Es un auto nuevo, y ese ladrillo que lanzaste va a costarte muy caro!, ¿Por qué hiciste eso?".
"Por favor, señor, por favor. ¡Lo siento mucho!, no sé que hacer", suplicó el chiquillo. " Le lancé el ladrillo porque nadie se detenía"... Lágrimas bajaban por sus mejillas hasta el suelo, mientras señalaba hacia alrededor del auto estacionado. "Es mi hermano", le dijo. Se descarriló su silla de ruedas y se cayó al suelo... y no puedo levantarlo". Sollozando, el chiquillo le preguntó al ejecutivo:
"Puede usted, por favor, ayudarme a sentarlo en su silla?, está golpeado, y pesa mucho para mí solito...
Visiblemente impactado por las palabras del chiquillo e indescriptiblemente emocionado por lo que acababa de pasarle, levantó al joven del suelo y lo sentó nuevamente en su silla; y sacó su pañuelo de seda para limpiar un poco las cortaduras y lo sucio de sobre las heridas del hermano de aquel chiquillo tan especial.
Luego de verificar que se encontraba bien, miró al chiquillo y éste le dio las gracias con una sonrisa que no tiene posibilidad de describir nadie...
"DIOS lo bendiga, señor...y muchas gracias" le dijo.
El hombre vio como se alejaba el chiquillo empujando trabajosamente la pesada silla de ruedas de su hermano, hasta llegar a su humilde casita.
El ejecutivo aún no ha reparado la puerta del auto, manteniendo la hendidura que le hizo el ladrillazo... para recordarle el no ir por la vida tan de prisa que alguien tenga que lanzarle un ladrillo para que preste atención.
DIOS normalmente nos susurra en el alma y en el corazón, pero hay veces que tiene que lanzarnos un ladrillo a ver si le prestamos atención.
Tú escoges: Escuchar el susurro... o el ladrillazo.
> >
Graciela.....

Colaboración de Clementina Uncal ( año 2.002 )

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¿Te acordás de aquel tiempo?

Te acordás de aquel tiempo en el que... las decisiones importantes se tomaban mediante un práctico... "ta-te-ti-suerte-pa-ra- mí"...
Se podían detener las cosas cuando se complicaban con un simple: "Pido gancho..."
Los errores se arreglaban diciendo simplemente: ¡"Va de nuevo!"
Las discusiones terminaban con un "pan y queso" o con un "piedra, papel o tijera"...
El peor castigo y condena era que te hicieran escribir cien veces "No debo"...
"Tener mucho dinero", sólo significaba poder comprar mas provincias jugando a "El Estanciero" , un helado o un paquete de palitos salados en el recreo.
Llenar un frasco con hormigas podía mantenernos felizmente ocupados toda una tarde.
Siempre había una forma de salvar a todos los amigos y bastaba con un grito de: "Piedra libre para todos los cooompañeroooos"
No era raro que tuvieras dos o tres "mejores" amigos/as.
"Es muy viejo/a": se refería a cualquiera que tuviera más de 20 años.
Siempre descubrías tus nuevas capacidades y habilidades a causa de un ¿A que no te animás..?
"No había nada que fuera mas lindo y "prohibido" que jugar con fuego... a pesar de que algún mayor te amenazara con que: "El que juega con fuego a la noche se hace pis..."
"El último es cola de perro!!" era el grito que te hacía correr como un desaforado hasta que sentías que se te reventaba el bazo...
El Poli-Ladrón" era solo un juego para los recreos... y era mucho más divertido ser ladrón que policía.
Las "bombitas de agua" eran la más moderna, eficiente y poderosa "arma" que se había inventado.
La "desilusión" era haber sido elegido "último" para el equipo de tu escuela.
"Venenosa" se refería solo a un tipo de "mancha" y no a ciertas alimañas y a algunas personas...
Para viajar desde la tierra al cielo, solo tenías que jugar "Rayuela"...
El elástico y la soga, qué bárbaro, qué manera de saltar!!
La red de una cancha de tenis, tenía la altura perfecta para jugar un partido de voleibol y las reglas no importaban demasiado.
Verdad / Consecuencia: Si eras nena, siempre elegías el color amarillo ya que solo te preguntaban si era verdad que te gustaba... En cambio, si eras varón siempre e INDEFECTIBLEMENTE elegías el color rojo y ahí nomás pedías un beso ¡en la boca! ...y del juego de la botella y el semáforo... "que zarpados que eran!!"
Los "hermanos mayores" eran el peor de los tormentos, pero también eran los más celosos, fieles y feroces protectores...
"Haber llevado un arma a la escuela" significaba que te habían atrapado con una honda de rulero y dedo de guante de látex.
Las bolitas, infaltables en los bolsillos de cualquiera de nosotros.
Nadie en el mundo era mas linda que mamá. Ella solo besaba tus moretones, chichones y raspones y te hacía sentir mejor al instante...
Nunca faltaban los huevos de chocolate y golosinas que traía el "Conejo de Pascuas", ni el billete nuevo debajo de la almohada que te dejaba el "Ratón Pérez" a cambio de tus "dientes de leche".
La llegada de "Papa Noel" y los "Reyes Magos"... ¡Qué momento! Ni hablar si algún pariente se disfrazaba de Papá Noel...¡Era lo más grande del mundo!
Las veces que juntábamos pasto y agua para los camellos y poníamos también galletitas para los reyes.
"Guerra" solo significaba arrojarse trozos de tiza y bollos de papel durante las "horas libres". La guerra era algo que había sucedido antes de que naciéramos y que nunca volvería a suceder...
Los helados constituían el grupo de los alimentos básicos y esenciales.
Para transformar tu "bici" en una poderosa "moto" solo había que colocarle un cartón duro, una chapita, o una bombita de agua inflada entre los rayos de la rueda. Si tu "bici" tenía el asiento "banana" eras el capo máximo de la cuadra. "Tomar drogas" significaba robarte unas aspirinetas de frutilla, o unas pastillas "Valda" de menta, del cajón de la mesita de luz de papa, u oler a escondidas el inhalador de "Vick- Vaporub" o un cubito de "alcanfor".
No había nada mejor que las tardes del otoño para remontar barriletes que hacíamos con madera balsa y papel crepe.
Los infaltables compañeros de la tele: Titanes en el Ring, Piluso, Pepe Biondi, Los tres chiflados, Clave de sol, Pelito, Invasión extraterrestre, El gordo y el flaco, Súper Agente 86, El show de Carlitos Bala, La pandilla del barrio, etc. etc.
Cambiar figuritas en el patio del colegio: si eras de los más chicos, siempre aparecía uno de los grandes y te decía que te daba un toco de figuritas por una tuya. Claro, lo que vos no sabías era que esa que tenías en la mano era la más difícil del álbum.
Aparecer en casa con todos los dedos cortados de jugar a las "figus" tratando de arrimar las "chapitas" a la pared.
A situaciones "raras" la llamábamos: Afilar, Atracar, Bailar Chick to chick, Chapar, Contigo pan y cebolla, Corto con, Ir a un asalto, Franelear, Fulana es señorita, Fulano gusta de, Fulano habla con, ¿Largaste o te largó? Me arreglé con, Pirovar, "Te vino", "eso" ¿Vos te dejas?, etc.,etc., etc...
Nuestro tesoro era tener: Chupetín Tatin, Chocolatines Jack, Bocaditos Suchard, Mielcitas, Pastillas D.R.F., Topolin (con sorpresas), Caramelos Mu Mu, Caramelos 1/2 hora, Chicle Fort, Chicle Globo Plop, Chicle Jirafa, Chicle Yum-Yum, chocolate Crico, Chocolatín Milkibar, Chupetín Chupetón, Helados Laponia, Helados Yelito, Maní con chocolate Alpe, Mini Chicles, Naranju, Pastillas Billiken, Pastillas Mentex, Pastillas Renome, Rellenitas de Trineo, Yolanka, LOS CARAMELOS FISH, LOS MONSTICKERS (de lo mejor!!), LOS SEE MONKEYS, LOS POCKETERS, LOS PALITOS DE LA SELVA, LAS PASTILLITAS CORAZONCITOS, LOS CHICLES BUBLICIUS, LOS BUBALOO RELLENOS, LOS CHOCOLATE AERO, LOS SUFLAIR, etc. etc.
 
Si ustedes pueden recordar la mayoría de estas cosas, entonces significa que realmente han estado VIVOS, que han tenido una infancia FELIZ y que el niño que todos tenemos dentro todavía sigue vivo!
Por lo menos yo, me acuerdo.
A todos nos viene bien tener siempre en mente esos tiempos en que todo era distinto. Preservemos siempre ese pedacito nuestro en el que todavía somos niños, porque es el que nos hace relacionarnos entre nosotros y con la vida de una forma más pura y mas honesta.
Pasale esto a tus amigos ... y que el último grite "Piedra libre para todos los cooompasssssss!!", así nos salvamos todos...
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Colaboración de Eduardo Gerding  ( año 2.002 )

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