La ayuda divina a veces no llega como la pedimos

Dicen que una vez un hombre era perseguido por varios malhechores que querían matarlo. El hombre ingresó a una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores de la que él se encontraba.

Con tal desesperación elevó una plegaria a Dios, de la siguiente manera:
" Dios todopoderoso, has que dos ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme".
En ese momento escuchó a los hombres acercándose a la cueva en la que el se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita  empezó a tejer una telaraña en la entrada.
El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado:
"Señor te pedí ángeles, no una araña." Y continuó: "Señor por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme".
Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observó a la arañita tejiendo la telaraña. Estaban ya los malhechores ingresando en la cueva anterior de la que se encontraba el hombre y éste quedó esperando su muerte.
Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva que se encontraba el hombre, ya la arañita había tapado toda la entrada, entonces se escucho esta conversación:
Primer hombre: Vamos, entremos a esta cueva.
Segundo hombre: No. No ves que hasta hay telarañas, nadie ha entrado en esta cueva. Sigamos buscando en las demás cuevas.
"La fe es creer que se tiene lo que no se ve. Perseverar en lo imposible"
Hay una frase muy bella que dice:
" Si le pides a Dios un árbol te lo dará, en forma de semilla".
Pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que necesitamos, pero Dios nos da aquellas con las cuales nos muestra que con cosas muy sencillas, Él puede hacer mucho más.
Como en esta lectura, a veces pedimos muros para estar seguros, pero no tendría ningún mérito pues sabríamos y tendríamos la certeza de que estamos protegidos. Dios en cambio nos pide además confianza en Él, para dejarlo que su Gloria se manifieste y haga que algo como una telaraña nos de la misma protección que una muralla.
Si has pedido un muro y no ves más que una telaraña, recuerda que Dios puede convertir las cosas... y confía en El.

Envió: Ma. del Carmen Reyes González

Extraído del Portal Católico www.encuentra.com  ( año 2.002 )

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El concurso de belleza

Un exitoso productor de belleza invitó a la gente de una gran ciudad a enviar fotografías junto a breves cartas hablando de las mujeres más bellas que conocieran.

En un par de semanas miles de cartas fueron entregadas a la compañía. Una carta en particular llamó la atención de los empleados y rápidamente llegó a las manos del presidente de la compañía.

La carta había sido escrita por un muchacho joven, el cual provenía obviamente de un hogar destruido que vivía en un barrio de bajo nivel económico. Mostrando errores de escritura, un extracto de esa carta decía:

“ Cruzando la calle, enfrente de mi casa, vive una hermosa mujer. La visito todos los días. Ella me hace sentir como si fuese el chico más importante del mundo. Jugamos a las damas y ella escucha mis problemas. Ella me comprende y cada vez que la dejo, grita desde la puerta que está orgullosa de mi ”.

El muchacho termina la carta diciendo: “ Esta fotografía le mostrará que ella es la mujer más hermosa. Espero tener una mujer tan linda como ella ”.

Intrigado por la carta, el presidente pidió ver la fotografía. Su secretaria le alcanzó la foto de una mujer sonriente, sin dientes, bastante avanzada en años, sentada en una silla de ruedas. El escaso cabello gris, estaba atado por atrás con un moño, y las arrugas que formaban profundos surcos en su rostro, eran disimuladas de alguna manera, por el centello de su mirada.

“ No podemos usar a esta mujer ”, explicó el presidente sonriendo. “ Ella mostraría al mundo que nuestros productos no son necesarios para ser bella. ”

 

Colaboración de Ana María Zacagnino  ( año 2.002 )

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Reflexiones para hijos. Los papás según la edad

Mi padre cuando yo tenía ...
                        4 años : Mi papá puede hacer de todo.
                        6 años : Mi papá sabe un montón.
                        8 años : Mi papá es más inteligente que el tuyo.
                        10 años : Mi papá consigue todo lo que quiere.
                        12 años : Mi papá no siempre tiene razón.
                        14 años : Mi papá no sabe exactamente todo.
                        16 años : En la época de papá, las cosas eran distintas.
                        18 años : No le hagas caso a mi viejo, ¡es tan antiguo!
                        20 años : ¿ Él ?, ¡por favor!, está fuera de onda.
                        25 años : Mi padre sabe un poco de eso, puesto que ya tiene sus años...
                        30 años : Tal vez deberíamos preguntarle a papá qué le parece.
                        35 años : No voy a hacer nada hasta no hablar con papá.
                        40 años : Me pregunto cómo habría manejado esto papá.
                        45 años : Mi padre era muy inteligente y tenía un mundo de experiencia.
                        50 años : Daría cualquier cosa porque papá estuviera aquí
                        para poder hablar esto con él.
                        55 años : Lástima que no valoré a mi padre.
                        Podría haber aprendido mucho de él...
Gracias papá, me ayudaste a descubrir con tu amor profundo, mi propia estima.
Gracias por seguir buscándome y perdonándome.
¡Gracias por compartir todo lo que tienes conmigo!
Colaboración de Claudia Deluca  ( año 2.002 )

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Reflexiones para padres. Si tuviera que volver a educar a mi hijo

Si tuviera que volver a educar a mi hijo
                        Dejaría mis apuros y lo escucharía más.
                        Apartaría los ojos del reloj y lo miraría a los ojos.
                        Dejaría de atender tantas cosas y lo atendería mejor.
                        Haría más caminatas y treparía más montañas.
                        Dejaría de jugar a ser serio y jugaría más alegre.
                        Correría por más campos y observaría más estrellas.
                        Daría más abrazos y menos gritos.
                        Dejaría mis lazos materiales para construir lazos emotivos y profundos.
                        Buscaría más sus talentos que sus defectos.
                        Abriría más la ventana y lo dejaría volar bajo.
                        Sería un poco menos firme y afirmaría mucho más.
                        Plantaría con él más flores y florecería su corazón.
                        Estaría más atento y llamaría su atención.
                        Sembraría más su huerto y cosecharía más amor.
                        Entendería más su mundo para poder entrar en su vida.
                        Comprendería sus reacciones y reaccionaría mejor.
                        Pediría más perdón y perdonaría más dulcemente.
                        Pondría como modelo no tanto el amor al poder,
                        sino EL PODER DEL AMOR.
 Nunca es tarde...cuando lo que se busca es el bien !!!
Colaboración de Claudia Deluca  ( año 2.002 )

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Dialogar

Cuando discutimos tratamos de vencer.
            Cuando dialogamos tratamos de llegar juntos.
            Cuando discutimos escuchamos para contraargumentar.
            Cuando dialogamos escuchamos para comprender.
            Cuando discutimos estamos “enfrentados con” alguien.
            Cuando dialogamos estamos “con” alguien.
            Cuando discutimos estamos tensos en alguna medida.
            Cuando dialogamos estamos distendidos.
            Cuando discutimos nos amenaza y nos impulsa el temor de perder.
            Cuando dialogamos nos afianza y alienta la intención de convivir.
Cuando discutimos en realidad solo podemos escucharnos a nosotros mismos porque permanecemos solos ...interiormente solos.
            Cuando dialogamos es posible escuchar al otro...porque estamos con él.
            Cuando discutimos empleamos un lenguaje que al otro
            no le es fácil ni agradable receptar.
            Cuando dialogamos buscamos las palabras adecuadas
            para decir y para ser escuchados.
            Cuando discutimos nos delata en cualquier momento
            el tono de nuestra alma: nuestra voz...un gesto...la mirada.
            Cuando dialogamos cada palabra lleva una carga de amistad
            y de lealtad que son inconfundibles.
            Cuando discutimos miramos con dificultad a los ojos.
            Son miradas distantes, duras o hirientes.
            Cuando dialogamos la mirada nos acerca y nos comunica.
            Con palabras o en silencio.
            Cuando discutimos el silencio nos genera ansiedad.
            Puede ser entendido como carencia de argumentos, o desprecio.
            Cuando dialogamos el silencio nos acerca.
            Es un acto de respeto mutuo. Es tiempo de escucha, o de éxtasis.
            Cuando discutimos queremos lograr el silencio del otro. Acallarlo.
            Cuando dialogamos le ofrecemos el nuestro.
            Nos interesa escuchar su palabra.
            Cuando discutimos levantamos fácilmente un trono para la corona.
            Cuando dialogamos tendemos una mesa para todos.
            Cuando discutimos el ritmo se hace agitado, o tenso.
            Cuando dialogamos se percibe la paz.
            Cuando discutimos nos sentimos poco deseosos de permanecer juntos.
            Cuando dialogamos nos sucede exactamente lo contrario. Estamos bien.
            Cuando discutimos cavamos dos trincheras.
            Cuando dialogamos construimos un hogar.
            Cuando discutimos buscamos deliberada
            o inconscientemente cambiar al otro.
            Cuando dialogamos lo estamos aceptando...
            y le estamos haciendo posible el cambio  ¡El cambio posible!
            No siempre es posible dialogar.
            A veces las defensas son demasiado rígidas.
            O las estructuras demasiado débiles.
            Extraído de Sugerencias para el diálogo educativo
            Dr. Julio César Labaké  -  Editorial Bonum
Colaboración de Pablo Deluca   ( año 2.002 )

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El árbol de los problemas

El carpintero que había contratado para ayudarme a reparar una vieja granja, acababa de finalizar un duro primer día de trabajo. Su cortadora eléctrica se dañó y lo hizo perder una hora de trabajo y ahora su antiguo camión se niega a arrancar.
Mientras lo llevaba a casa, se sentó en silencio. Una vez que llegamos, me invitó a conocer a su familia. Mientras nos dirigíamos a la puerta, se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, tocando las puntas de las ramas con ambas manos.
 
Cuando se abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas. Abrazó o a sus dos pequeños hijos y le dio un beso a su esposa. Posteriormente me acompañó hasta el carro. Cuando pasamos cerca del árbol, sentí curiosidad y le pregunte acerca de lo que lo había visto hacer un rato antes.
 
"Oh, ese es mi árbol de problemas", contestó. "Sé que yo no puedo evitar tener problemas en el trabajo, pero una cosa es segura: los problemas no pertenecen a la casa, ni a mi esposa, ni a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el árbol cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo otra vez".
"Lo divertido es", dijo sonriendo, "que cuando salgo en la mañana a recogerlos, ni remotamente hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior".
 
Envió: Sole
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com   ( año 2.002 )

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El sentido de la vida

El sentido de la vida
 
                                     Vivir es llegar a donde todo comienza
                                     amar es ir a donde nada termina
                                     vive como si fuera temprano
                                     reflexiona como si fuera tarde
                                     siente lo que dices con cariño
                                     di lo que piensas con esperanza
                                     piensa lo que haces con fe
                                     haz lo que debes con amor
 
                                     la vida revela la verdad
                                     la verdad nos ilumina el camino
                                     el camino nos conduce a amar
                                     el amor nos hace vivir
 
                                     la razón del amar
                                     la encontramos viviendo
                                     el sentido de vivir
                                     lo encontramos amando
 
 
                                     Envió: Ramón Mitre
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com  ( año 2.002 )
 

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Necesitamos

Un borrador, para borrar de nuestra historia todo lo que nos haga daño.
Un detergente, para quitar las manchas de las máscaras que usamos a diario.
Unas tijeras, para cortar todo aquello que nos impide crecer.
Un pájaro, para que nos enseñe a volar alto y cantar con libertad.
Una tinaja, para añejar el cariño y la madurez del amor.
Un frasco transparente, para conservar las sonrisas y sin tapa para escuchar su alegre sonido.
Unos lentes, correctores de la visión de la vida, que nos permitan observar con amor al prójimo y a la naturaleza.
Una ardilla, que nos indique como trepar por las ramas del árbol de la sabiduría.
Unas agujas grandes, para tejer sueños e ilusiones.
Un cofre, para guardar todos los recuerdos que construyen y dan vida.
Un cierre (zipper), que permita abrir la mente cuando se desee encontrar respuestas, otro para cerrar nuestra boca cuando sea necesario, y otro para abrir nuestro corazón.
Un rebobinador de películas, para recordar los momentos más felices en nuestras vidas.
Un reloj, para darle todo el tiempo al amor y al amar.
Los zapatos de la ética y la moral, para pisar firme y seguro por donde quiera que vamos.
Una balanza, para pesar todo lo vivido y todo lo experimentado.
Un espejo, para admirar una de las obras más perfectas de DIOS...
 
Envió: Ma. del Refugio Garibay
 
Extraído de Valores del Portal Católico www.encuentra.com    ( año 2.002 )
 

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Oración por la familia

Que ninguna familia comience de repente
                        y que ninguna familia se acabe por falta de amor.
                        Que la pareja sea el uno para el otro de cuerpo y de mente
                        y que nada en el mundo separe un hogar soñador.
                        Que ninguna familia se albergue debajo de un puente
                        y que nadie interfiera en la vida y la paz de los dos.
                        Que nadie los haga vivir sin un horizonte
                        y puedan vivir sin temer lo que vendrá después.
                        Que la familia comience sabiendo por que y adonde va
                        y que el hombre retrate la gracia de ser papá.
                        Que la mujer sea cielo y ternura, afecto y calor
                        y  los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor.
                        Que marido y mujer tengan la fuerza de amar sin medida
                        y que nadie se vaya a dormir sin buscar el perdón.
                        Que en las cuna de los niños aprendan el Don de la vida
                        y la familia celebre el milagro del beso y del pan.
                        Que marido y mujer de rodillas contemplen a sus hijos
                        y por ellos encuentren la fuerza de continuar.
                        y que en su firmamento la estrella que tenga mas brillo
                        pueda ser la esperanza de paz y la certeza de amar.
                        P. Zezinho
 
Colaboración de Norberto Lanata  ( año 2.002 )
“Te mando una oración que nos ha ayudado durante 18 años”
 

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Las tres rejas

El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa y dice:
-Maestro, un amigo estuvo hablando de ti con malevolencia...
- ¡Espera! – lo interrumpe el filósofo.
- ¿Hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?-
-¿Las tres rejas? Preguntó el discípulo.
-Si, la primera es la verdad.
¿Estás seguro de lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
-No. Lo oí comentar a unos vecinos - dice el joven.
-Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad.
Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?
-No, en realidad no. Al contrario.
-¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad.
¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta? - pregunta el filósofo.
-A decir verdad, no ! - comenta apesadumbrado el discípulo.
-Entonces  - dijo el sabio sonriendo - si no es verdad, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.
 
Envió: Marcos Patiño
 
Extraído del Portal Católico www.encuentra.com  ( año 2.002 )

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Inhala y exhala

¡Inhala el futuro, exhala el pasado!
                                     ¡Inhala lo bueno, exhala lo malo!
                                     Inhala. Exhala. Inhala. Exhala.
                                     Qué regalo tan maravilloso de la vida.
                                     Inhala. Exhala. Inhala. Exhala.
                                                El principio y el fin.
                                     Inhala paz, exhala confusión
                                     es así de fácil.
                                     Inhala fe, exhala preocupación
                                     eso es todo lo que tienes que hacer.
                                     Inhala orden, exhala confusión
                                     métete dentro del flujo de la vida.
                                     Inhala amor, exhala ira
                                     siente el cálido flujo a través de tu ser.
                                     Inhala fuerza, exhala miedo
                                     ahora deja que tu mente descanse.
                                     Inhala silencio, exhala ruido
                                     siente cómo tu cuerpo se tranquiliza.
                                     Inhala libertad, exhala restricción
                                     deja que tu mente siga el sueño.
                                     Inhala victoria, exhala derrota
                                                 prepárate para lo mejor.
                                     Inhala aceptación, exhala crítica
                                     siente que tu ser se abre.
                                     Inhala confianza, exhala duda
                                     disfruta el ritmo de quién eres.
                                     Inhala, exhala. Inhala, exhala.
                                     El aliento es un don de la gracia.
                                     Mientras lo tengamos,
                                     tenemos la oportunidad divina
                                     de comenzar de nuevo....
Colaboración de Ana María Zacagnino  ( año 2.002 )

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El Buda de oro

En el otoño de 1988, mi novia y yo fuimos invitados a exponer sobre la autoestima y el máximo rendimiento en Hong Kong. Como nunca habíamos estado en el Lejano Oriente, decidimos extender nuestro viaje y visitar Tailandia.
Al llegar a Bangkok, optamos por tomar un tour para ver los templos budistas más famosos de la ciudad. Junto con nuestro intérprete y el conductor, Lourdes y yo visitamos ese día muchos templos budistas, pero después de un tiempo empezaron a borrarse de nuestras memorias.
No obstante, hubo un templo que dejó una impresión indeleble en nuestros corazones y en nuestras mentes. Es el templo llamado del Buda de Oro. El templo en sí es muy pequeño, tal vez no mayor de nueve metros por nueve. Pero al entrar , nos sorprendió la presencia de un buda de tres metros de alto de oro macizo. Pesa más de dos toneladas y media ¡y está valuado en unos ciento noventa y seis millones de dólares! Es un espectáculo extraño ese buda de oro macizo de aspecto agradable y a la vez imponente que nos sonreía.
Mientras nos dedicábamos a las tareas normales del turismo (sacar fotos y lanzar expresiones de admiración sobre la estatua), caminé hasta una caja de vidrio que contenía un pedazo grande de arcilla de unos dieciocho centímetros de espesor por treinta de ancho. Junto a la vitrina había una hoja escrita a máquina que narraba la historia de la magnífica estatua.
En 1957, un grupo de monjes de un monasterio tuvo que reubicar un gran Buda de arcilla de su templo en otro lugar. El monasterio sería trasladado para que se llevara a cabo el proyecto de una autopista a través de Bangkok. Cuando la grúa empezó a levantar al ídolo gigante, el peso era tan tremendo que empezó a rajarse. Para colmo, comenzó a llover. El monje director, preocupado por el posible daño a la imagen sagrada, decidió volver a poner la estatua en el suelo y cubrirla con una lona grande para protegerla de la lluvia.
Esa misma noche, el monje director fue a ver al Buda. Iluminó con su linterna debajo de la lona para verificar si estaba seco. Al llegar a la rajadura, notó un ligero destello de luz preguntándose si no habría algo debajo de la arcilla. Fue a buscar un formón y un martillo al monasterio y empezó a quitarla. A medida que hacía saltar pedazos de arcilla, el pequeño destello se hacía cada vez más grande. Pasaron varias horas de trabajo, hasta que el monje quedó cara a cara con el extraordinario buda de oro macizo.
Los historiadores creen que varios cientos de años antes del descubrimiento del monje director, el ejército de Burma estaba por invadir Tailandia (por entonces llamada Siam). Los monjes siameses, al darse cuenta de que su país sería atacado, cubrieron su precioso Buda de Oro con una cubierta exterior de arcilla para evitar que su tesoro fuera robado por los burmeses.
Por desgracia, parece ser que éstos asesinaron a todos los monjes siameses, y el secreto bien guardado del Buda de Oro permaneció intacto hasta ese día en 1957.
Cuando regresábamos en el avión empecé a pensar: "Todos somos como el Buda de arcilla cubierto con una capa de dureza creada por el miedo y, sin embargo, debajo de cada uno de nosotros hay un Buda de oro, un Cristo de oro o una esencia de oro que es nuestro yo verdadero.
En algún momento, entre los dos y los nueve años de edad, empezamos a cubrir nuestra esencia de oro, nuestro yo natural. Como el monje con el martillo y el formón, nuestra tarea ahora es descubrir otra vez nuestra verdadera esencia".
Día a día, desde la niñez nos cubrimos con arcilla, y tratamos de tener una caparazón impenetrable como para que la gente no descubra nuestro verdadero yo. Nos vamos cubriendo para estar protegidos del desamor, de la soledad, del miedo, de la injusticia ,de...
Empecemos a retirar de a poquito todo lo que nos cubre y mostremos nuestra verdadera esencia y como el Buda de Oro mostraremos al mundo nuestro mejor tesoro...
 
Colaboración de Ana María Zacagnino  ( año 2.002 )

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El ejemplo de Niccolo Paganini

Había una vez un gran violinista llamado Paganini.
Algunos decían que era muy raro.  Otros, que era sobrenatural.
Las notas mágicas que salían de su violín tenían un sonido diferente, por eso nadie quería perder la oportunidad de ver su espectáculo. Una noche, el escenario de un auditorio repleto de admiradores estaba preparado para recibirlo.
La orquesta entró y fue aplaudida. El director fue ovacionado.
Pero cuando la figura de Paganini surgió, triunfante, el público deliró.
Paganini coloca su violín en el hombro y lo que sigue es indescriptible.
Blancas y negras, fusas y semifusas, corcheas y semicorcheas parecen tener alas y volar con el toque de aquellos dedos encantados.
DE REPENTE, un sonido extraño interrumpe el ensueño de la platea.
Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompe.
El director paró. La orquesta paró. El público paró.
Pero Paganini no paró. Mirando su partitura, él continuó extrayendo sonidos  deliciosos de un violín con problemas.
El director y la orquesta, admirados, vuelven a tocar.
El público se calmó, cuando, DE REPENTE,  otro sonido perturbador atrae la atención de los asistentes. Otra cuerda del violín de Paganini se rompe.
El director paró de nuevo. La orquesta paró de nuevo. Paganini no paró.
Como si nada hubiera ocurrido, olvidó las dificultades y  siguió arrancando sonidos imposibles.
El director y la orquesta, impresionados, vuelven a tocar.
Pero el público no podía imaginar lo que iba a ocurrir a continuación.
Todas las personas, asombradas, gritaron un OOHHH! que retumbó por toda aquella sala. Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompió.
El director para. La orquesta para. La respiración del público para.
Pero Paganini no para. Como si fuera un contorsionista musical, arranca todos los sonidos posibles de la única cuerda que sobra de aquel violín destruido.
Ninguna nota fue olvidada.  El director, embelesado, se anima.
La orquesta se motiva. El público parte del silencio hacia la euforia, de la inercia para el delirio. Paganini alcanza la gloria. Su nombre corre a través del tiempo.
El no es apenas un violinista genial.
Es el símbolo del profesional que continua adelante aún ante lo imposible.
Cuando todo parece derrumbarse, démonos una chance a nosotros mismos y sigamos adelante. Despertemos al Paganini que existe dentro nuestro: sigamos adelante para vencer !
Victoria es el arte de continuar, donde otros resuelven parar.
Colaboración de María Inés Perez  ( año 2.002 )

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Fácil y difícil

Fácil es ocupar un lugar en la agenda telefónica.

Difícil es ocupar el corazón de alguien…

Fácil es herir a quien nos ama.

Difícil es curar esa herida…

Fácil es dictar reglas.

Difícil es seguirlas…

Fácil es soñar todas las noches.

Difícil es luchar por un sueño…

Fácil es exhibir la victoria.

Difícil es asumir la derrota con dignidad…

Fácil es admirar una luna llena.

Difícil es ver su otra cara…

Fácil es tropezar en una piedra.

Difícil es levantarse…

Fácil es disfrutar la vida todos los días.

Difícil es darle el verdadero valor…

Fácil es orar todas las noches.

Difícil es encontrar a Dios en las cosas pequeñas…

Fácil es prometerle algo a alguien.

Difícil es cumplirle esa promesa…

Fácil es decir que amamos.

Difícil es demostrarlo todos los días…

Fácil es criticar a los demás.

Difícil es mejorar uno mismo…

Fácil es cometer errores.

Difícil es aprender de ellos…

Fácil es llorar por el amor perdido.

Difícil es cuidarlo para no perderlo…

Fácil es pensar en mejorar.

Difícil es dejar de pensarlo y realmente hacerlo…

Qué hermoso día para estar vivo!

Colaboración de Eduardo Gerding ( año 2.002 )

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Veamos lo que trae el tiempo

Había una vez un campesino chino, pobre pero sabio, que trabajaba la tierra duramente con su hijo. Un día el hijo le dijo:
-Padre, qué desgracia! Se nos ha ido el caballo.
-Por qué le llamas desgracia? - respondió el padre- veremos lo que trae el tiempo...
A los pocos días el caballo regresó, acompañado de otro caballo.
-Padre, qué suerte! - exclamó esta vez el muchacho -Nuestro caballo ha traído otro caballo.
-Por qué le llamas suerte? - repuso el padre- Veamos que nos trae el tiempo...
En unos cuantos días más, el muchacho quiso montar el caballo nuevo, y éste, no acostumbrado al jinete, se encabritó y lo arrojó al suelo. El muchacho se quebró una pierna.
-Padre, qué desgracia! - exclamó ahora el muchacho -Me he quebrado la pierna!
Y el padre, retomando su experiencia y sabiduría, sentenció:
-Por qué le llamas desgracia? Veamos lo que trae el tiempo...
El muchacho no se convencía de la filosofía del padre, sino que gimoteaba en su cama. Pocos días después pasaron por la aldea los enviados del rey,  buscando jóvenes para llevárselos a la guerra. Vinieron a la casa del anciano, pero como vieron al joven con su pierna entablillada, lo dejaron y siguieron de largo.
El joven comprendió entonces que nunca hay que dar ni la desgracia ni la fortuna como absolutas, sino que siempre hay que darle tiempo al tiempo, para ver si algo es malo o bueno.
La moraleja de este antiguo consejo chino es que la vida da tantas vueltas, y es tan paradójico su desarrollo, que lo malo se hace bueno, lo bueno malo.
Lo mejor es esperar siempre el día de mañana, pero sobre todo confiar en DIOS, porque todo sucede con un propósito positivo para nuestras vidas y para el plan infinito.....
 
Envió: Eric Tejada
 
Extraído del Portal Católico www.encuentra.com  ( año 2.002 )

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Pan de vida

El Evangelio de hoy                 Jn 6, 30-35
 
En aquel tiempo, la gente le preguntó a Jesús: “¿Qué señal vas a realizar tú, para que la veamos y podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Les dio a comer pan del cielo”.
Jesús les respondió: “Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo.  Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la vida al mundo”.
Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”.
Jesús les contestó: “Yo soy el pan de la vida.  El que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed”.
 
El hombre de hoy está sediento, está hambriento y no sabe de qué. Por ello ha desatado una búsqueda sin tregua tratando de encontrar algo que verdaderamente lo sacie. Lo busca en el placer, en el poder, en la fama, en el dinero, etc....
A final de la búsqueda siempre lo mismo: Vacío y soledad.  Y es que solo Jesús es el pan que sacia. Solo la vida en el amor de Dios puede dar sentido a la vida.
Jesús dijo: “Yo soy el pan de la vida” por ello solo él sacia, solo su amor llena nuestros vacíos y nuestras soledades.  La vida en Cristo se transforma en plenitud. Por ello quien tiene a Cristo lo tiene todo, quien no lo tiene no tiene nada. Esta Pascua es de nuevo la oportunidad para encontrarnos con Jesús resucitado, con el verdadero pan que sacia, con el pan que da la vida, que es paz, alegría y amor. Encuéntrate hoy con Jesús en tu oración personal...Está esperándote para saciarte.
Cristo está vivo...
Déjalo vivir en ti, deja que su amor se trasparente a todos los que te rodean.
Que Dios llene tu corazón con alegría y con paz durante todo tu día.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Ernesto María, Sac.
Evangelización Activa
Acercando La Buena Nueva del Evangelio a tu corazón
 
Extraído de  Evangelio de www.encuentra.com  ( año 2.002 )

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Ser buen ciudadano

“Ante todo, te recomiendo que se hagan peticiones. Oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, por los soberanos y por todas las autoridades, para que podamos disfrutar de paz y tranquilidad, y llevar una vida piadosa y digna”.  ( 1 Tim. 2, 1-2 ).
 
Todos somos ciudadanos : gobernados y gobernantes. A todos nos corresponde construir una sociedad “mejor”. El Evangelio, y la Biblia en general, no contienen un “programa” de acción política, cultural o económica. Pero sí proponen valores y actitudes absolutamente eficaces para construir una sociedad “mejor”.
El Evangelio es siempre un desafío al corazón del hombre. Respondiéndole con decisión y generosidad, todos hallaremos fuerzas para construir una sociedad que merezca ser llamada “humana”.
 
Decálogo del buen ciudadano
1.- Que crea que la búsqueda del bien común es posible y se embarque en ella.
2.- Que esta búsqueda la realiza primordialmente, por el cumplimiento de los propios deberes sociales, en particular por el ejercicio leal del trabajo ( manual, intelectual, profesional, artístico ) realizado como servicio a la comunidad.
3.- Que en esta búsqueda atiende preferentemente a los más débiles.
4.- Que en el fiel cumplimiento de los propios deberes sociales estriba la justicia para reivindicar los propios derechos.
5.- Que la defensa de los derechos personales, sobre todo en el campo económico (ganancias, dietas, honorarios, sueldos...) debe compatibilizarla con la satisfacción de las necesidades elementales de todos los ciudadanos en el marco de la situación económica de la República.
6.- Que renuncia a la especulación para enriquecerse con ella, y busca en el diálogo político sincero, las coincidencias fundamentales para edificar una patria de hermanos.
7.- Que sabe que esta meta es alcanzable, en buena medida, por las leyes justas, la mayor moralidad social y la participación más activa de todos los ciudadanos en la cosa pública.
8.- Que sabe, a la vez, que este ideal nunca es alcanzable en la tierra, pero permanece como meta a la cual tender sin desfallecer.
9.- Que por lo mismo, para la consecución de dicho ideal, renuncia a la violencia de cualquier signo y forma, de derecha, de izquierda, física, espiritual, o como sea
10.- Que defiende tenazmente el cuerpo jurídico de la democracia y robustece el alma democrática con la participación activa en la consecución del bien común, sobre todo, mediante un altísimo nivel moral en todo lo concerniente a la vida social.
 
Mons. Carmelo Giaquinta en Caritas es Compartir,  Septiembre - Octubre 1992
Extraído de un artículo de Arnaldo en el periódico El Domingo

Colaboración de Nelda Lloyd ( año 2.002 )

Creo que el texto es adecuado para aplicarlo en este momento político y económico de la Argentina, donde reina la incertidumbre, la angustia, la ira, la desazón y la desesperanza. No sólo los malos gobernantes y dirigentes políticos son responsables de lo que nos ocurre. Miremos en nuestro interior, para que podamos darnos cuenta que clase de ciudadanos somos, y comprometernos a mejorar un poco cada día.

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Deseos de santidad

I. ¿De qué le sirve al hombre ganar al mundo, si luego pierde su alma? (Mateo 16, 26) Hemos de fomentar en nuestra alma el deseo de ser santos, diciendo al Señor: “quiero ser santo”, o al menos si me encuentro flojo y débil, “quiero tener deseos de ser santo”.
Los santos fueron hombres y mujeres que tuvieron un gran deseo de saciarse de Dios, aún contando con sus defectos. Alimentemos esos deseos con la virtud de la esperanza que se fundamenta en Dios.
 
II. La fuerza del Espíritu Santo no conoce límites ni barreras. Hemos de desear ser santos viviendo la virtud de la humildad que nos llevará a contar siempre y ante todo con la gracia de Dios. Vendrá luego el esfuerzo por adquirir virtudes, por vivirlas continuamente, preocupándonos por vivir la caridad con los demás, y por último, nuestro deseo de estar con Cristo en la Cruz.
 
III. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo.(Salmo 41). Es compatible esa sed de Dios con la experiencia de nuestros defectos e incluso de nuestras caídas, porque santos son, no los que no han pecado nunca, sino los que se han levantado siempre. Dios cuenta con el tiempo y tiene paciencia con nosotros.
¡Mantengamos vivo el deseo de Dios encendiendo cada día la hoguera de nuestra fe y esperanza con el fuego del amor a Dios!.
Pidamos a Nuestra Madre que nos ayude a amar a Su Hijo como Ella Lo amó.
 
Extraído de Meditar del portal Católico www.encuentra.com  ( año 2.002 )

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Sobre la Eucaristía

El Evangelio de hoy  ( Viernes 19 de Abril 2002 )         Jn 6,  52-59
En aquel tiempo, los judíos se pusieron a discutir entre sí: “¿Cómo este hombre puede darnos a comer su carne?”
Jesús les dijo: “Yo les aseguro: Si no comen la carne del Hijo del hombre y no beben su sangre, no podrán tener vida en ustedes.  El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna y yo lo resucitaré el ultimo día.  Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida.  El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él.  Como el Padre, que me ha enviado, posee la vida y yo vivo por él, así también el que me come vivirá por mí.
Este es el pan que ha bajado del cielo; no es como el maná que comieron sus padres, pues murieron.  El que come de este pan vivirá para siempre”.
Esto lo dijo Jesús enseñando en la sinagoga de Cafarnaúm.
En este pasaje de Juan 6 se encuentra la médula del significado y del valor de la Eucaristía. Jesús dice, que “el que no coma y beba no tendrá vida”, por ello lo primero que surge es que este alimento espiritual no es “optativo”, es algo que se exige si verdaderamente se quiere tener la “Vida” y aspirar a la resurrección eterna. El efecto de este pan de vida, es la unión y permanencia con Jesús. De manera que el pan se convierte en la sabia que da vida a nuestra vida injertada en Cristo. En Jn 15 nos dice Jesús que de la misma manera que el sarmiento lo hace con la vid, nosotros debemos permanecer unidos a él.
Es decir no se trata de estar a ratitos (ser cristiano a ratitos) sino de una permanencia. Aclara para que no haya dudas, que el pedazo de pan que se consagra en la Eucaristía es verdaderamente su cuerpo. Por lo tanto, no es una  presencia “simbólica”, como dicen algunos; o meramente espiritual, sino que es real y substancialmente su cuerpo (lo mismo decimos para la sangre en el cáliz).
Finalmente, y como consecuencia de esto, se trata de comer, de masticar (el verbo griego que usa Juan es “trogon” que significa roer, morder, masticar), de darnos cuenta que estamos “comiendo” a Jesús y que esto es precisamente lo que nos da la vida.
Te invito a que este domingo, en la celebración eucarística tengas la experiencia de “comer”, de “masticar” a Jesús. Que te hagas consciente de lo que comes y que te unas íntimamente, como el sarmiento a la vida, a Jesús. Cristo está vivo...Déjalo vivir en ti, deja que su amor se trasparente a todos los que te rodean.
Ernesto María, Sac.  ( año 2.002 )
Evangelización Activa  -  Acercando La Buena Nueva del Evangelio a tu corazón
Te invitamos a visitar la página electrónica: http://www.evangelizacion.org.mx
didage@evangelizacion.org.mx
Extraído de Evangelio del portal Católico www.encuentra.com

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No pares…continúa tocando

Deseando dar ánimo al progreso de su joven hijo al piano, una madre lleva a su pequeño hijo, a un concierto de Paderewski.

Después de sentarse, la madre vio a una amiga en la platea y fue hacia ella para saludarla. Tomando la oportunidad para explorar las maravillas del teatro, el pequeño niño se levanta y eventualmente sus exploraciones lo llevaron a una puerta donde estaba escrito «PROHIBIDA LA ENTRADA».

Cuando las luces bajaron y el concierto estaba a punto de empezar, la madre regresa a su lugar y descubrió que su hijo no estaba allí.

De repente, las cortinas se abrieron y las luces cayeron sobre un impresionante piano Steinway en el centro del palco. Horrorizada, la madre vio a su hijo sentado al teclado, inocentemente tocando las notas de …. «Mambrú se fue a la guerra».

En aquel momento, el gran maestro de piano hizo su entrada, rápidamente fue al piano y susurró al oído del niño, «no pares, continúa tocando».

Entonces apoyado, Paderewski extendió su mano izquierda y empezó a llenar la parte del bajo, luego, puso su mano derecha alrededor del niño y agregó un bello arreglo de melodía. Juntos, el viejo maestro y el joven aprendiz, transformaron una situación embarazosa, en una situación maravillosamente reactiva. El público estaba perplejo. Así son las cosas con Dios.

Lo que podemos conseguir por cuenta propia, lo hacemos lo mejor posible y los resultados no son exactamente como una música graciosamente fluida. Pero, con las manos del Maestro, las obras de nuestras vidas verdaderamente pueden ser lindas.

La próxima vez que te determines a realizar cualquier hecho, (sin cruzar puertas donde diga: “PROHIBIDA LA ENTRADA”) escucha atentamente. Puedes oír la voz del Maestro, susurrando en tu oído, «no pares, continua tocando».

Siente sus brazos amorosos a tu alrededor. Siente que sus fuertes manos están tocando el concierto de tu vida.

Recuerda, Dios no llama a aquellos que son capacitados. Él capacita a aquellos que son llamados. Y Él siempre está para amarte y guiarte a grandes cosas.

Que alguien como el Maestro toque mi vida, es un privilegio, tocar la vida de alguien es un honor, pero el ayudar a que otros toquen sus propias vidas, es un placer indescriptible!

Algunas veces en la vida, tú encuentras un amigo especial; alguien que cambia tu vida sólo por ser parte de ella, alguien que te hace remar sin parar, alguien que tú piensas que es realmente bueno, alguien que te querrá a pesar de todo, alguien que siempre estará a tu lado a pesar de que ya no exista en tu vida, alguien que te convence que de verdad hay una puerta cerrada esperando que tú la abras; pero casi siempre lo alejas de ti y cuanto te das cuenta de ello, algunas veces ya es demasiado tarde para arrepentirte, así que cuanto encuentres a alguien así, no lo desaproveches.

(Versión retocada en algunos puntos, para mayor comprensión: Fuente modificada de: C.Vaillant-Yanes ROMANS 8:37-39)

 
Colaboración de Pablo Deluca  ( año 2.002 )

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