Sólo los amados aman.
Sólo los libres liberan.
Sólo son fuentes de paz quienes están en paz consigo mismo.
Los que sufren, hacen sufrir.
Los fracasados necesitan ver fracasar a los otros.
Los resentidos siembran violencia.
Los que tienen conflictos provocan conflictos a su alrededor.
Los que no se aceptan no pueden aceptar a los demás.
Es tiempo perdido y utopía pura pretender
dar a tus semejantes lo que tú no tienes.
Debes empezar por ti mismo.
Motivarás a realizarse a tus allegados
en la misma medida en que tú estés realizado.
Amarás al prójimo como a ti mismo. Pero no perderás de vista
que la medida eres “tú mismo”.
Para ser útil a otros, el importante eres tú mismo.
Sé feliz tú, y tus hermanos se llenarán de alegría.
Ignacio Larrañaga
Colaboración de Claudia Deluca ( 2001 )
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